sábado, 31 de octubre de 2009

LA PALABRA SAGRADA: EL "OM", original de Rafael Santamaría


El despertar de la conciencia es la evolución de ser, quien despierta en el  Ser, evoluciona, y quien evoluciona, ES.
SE .
A los despiertos:


"Hubo una vez un hombre que fue a hablar con Dios, pero Dios no estaba, asi que el hombre decidió volver otro día. Pasaron las semanas y aquel hombre intentó denuevo hablar con Dios, pero Dios no estaba. Aquello le empezó a inquietar, así que decidió leer la Biblia y averiguó que Dios era Omnipresente, y al ser Omnipresente estaba en todo lugar y en todo momento. Así pues, después de creer en lo que había leído, y desde su fe, llamó a Dios, pero Dios no estaba; entonces no dando crédito a lo que pasaba volvió a leer la Biblia, y encontró la forma de llamarle. Así pues, su fe oró, y rezando, llamó a Dios, pero Dios no estaba. Y apunto de desfallecer de fe, volvió a leer la Biblia, pero en Ella, no encontró a Dios. Pensó, y no aclaró nada pensando; entonces, decició no pensar en nada, y desde la nada invocó una palabra: la Palabra, y aquella Palabra resonó en el vacio de la nada: vibró, y aquella vibración llamó a Dios, y Dios se despertó, y al despertarse, aquel hombre en Dios se reconoció.


Habia una vez una voz llamada silencio......, y en el silencio vivía aquella voz. Aquella voz, de origen milenario y eternamente joven, habitaba en el único lugar donde el silencio es la morada de la paz: el alma, y allí la voz se tornó sonido, un sonido que sólo emite su voz en el silencio de la palabra. El que escucha esa voz escucha el silencio, y en el silencio de esa voz, vibra la palabra.
Si cuando el hombre habla emite un sonido, cuando el hombre calla, un sonido le habla. Del silencio a la vibración, el camino es la palabra. El silencio mora en el interior, en el interior esta la palabra, en el silencio de la palabra esta la voz del silencio, esta voz emite un sonido, o Palabra Sagrada, este sonido es una vibración, es la vibración del silencio: es la Palabra, el Om......,y la Palabra era Dios"  
Rafael Santamaría
629 309 929

domingo, 25 de octubre de 2009

¿ ENFERMEDAD O ENFERMO?, original de Rafael Santamaría

Abrid bien vuestros ojos, pues lo que veis desde fuera es sólo la enfermedad, es la punta del iceberg, pero si ampliáis vuestra visión, y buscais en vuestro interior, hallareis al enfermo; así pues, quien mire, que vea, y quien no, que no diga que ve.
A vosotros; a los que ven:

"Hubo una vez un hombre que estando sano siempre se encontraba triste, por el contrario, su vecino, un hombre aquejado de una terrible enfermedad, estaba siempre contento. Con el tiempo, la tristeza de aquel hombre sano lo degeneró en un enfermo, y al ser víctima de su propia suerte, la enfermedad se adueñó de su cuerpo. Por el contrario, su vecino, seguía luciendo una sonrisa aún conociendo su enfermedad, pero fue precisamente el conocimiento verdadero de su enfermedad, el que le facilitó su sonrisa; y fue, riéndose de su enfermedad, como así la ignoró, e ignorándola le robo la atención, y desantendida esta, un día desapareció; y aquel hombre quedo encantado de haberse conocido....y por tiempo indefinido tomo conciencia de su Ser, y dicha conciciencia, le devolvio a su Ser.

Pues sólo la enfermedad puede echar raices en el enfermo, ya que no habiendo enfermo no puede existir enfermedad; y al igual que la enfermedad tiene en el cuerpo físico su habitat, el enfermo sólo llega a su condición de enfermo tras alterar la condición Divina de su Alma.

Dicho así, no hay otra salud que la Verdad, y Esta, no anida fuera sino dentro; el que la conoce nunca hablará de enfermedad. Y el que cursa una enfermedad es que está enfermo, pero dicha realidad no responde a la sintomatología de la enfermedad; el enfermo es el resultado de la expresión corporea del alma, es decir, de la negligencia espiritual a la que se ve abocada el alma al abandonarse al mundo del placer y del dolor, o mundo fenoménico sensorial.

Aún hay quien trata la enfermedad olvidándose del enfermo, y como resultado obtiene una enfermedad distinta en el mismo enfermo"

Rafael Santamaría
senseirsan@gmail.com
629309929

domingo, 18 de octubre de 2009

LA LAGRIMA DEL LLANTO PERDIDO,original de Rafael Santamaría

La lágrima de Dios, es el rocio de la mañana...; pues quien ve a Dios en todas las cosas, descubre en todas las cosas a Dios;
a vosotros:

"Una mañana un niño se puso a llorar, su madre al oirlo corrio hacía él para calmar su llanto, y el niño al cabo de un rato, dejó de llorar. Pero con el tiempo, el niño se volvió a despertar llorando, y la madre volvió a acudir en su ayuda para calmarle el llanto. Y asi, el niño se amparó en la madre, y la madre amparó al niño, y aquel llanto simbolizó la falta de amparo del niño y el cobijo de una madre.

Una mañana un niño se pudo a llorar, su madre al oirlo, acudió en su ayuda y al verlo, no pudo sino llorar con él, lloraron hasta que dejaron de llorar, pero lloraron, tanto, que al alma se le secó su lágrima de tanto llorar, pero después de aquello, llorar..., ya no lloraron jamás. El niño entendió a su madre sin llorar, y sin llorar habló con ella; y la madre, con aquel llanto, verbalizó su dolor, y su dolor, nunca más volvió a llorar.

He aqui como cada cual vive su vida de la mejor forma que cree que le conviene; y cada una es perfecta en su sentido, en el sentido único de cada uno, así, nadie se equivoca al hacer tal o cual cosa, porque libremente ha escogido hacerlo así por algun motivo, y ese motivo, es parte de la lección que ha venido aprender su alma encarnada. De la misma manera son los infintos caminos que nos llevan a Dios, al origen de todas las cosas, nuestro origen, pues cada uno de nosotros somos un camino en si mismos, y sólo forjandonos en nuestro camino veremos el final del mismo, veremos a Dios. Dejemos pues de mirar atras, y hacia los lados, comparandonos con unos y con otros, desperdiciando así nuestra energía; enfoquemosnos en nosotros mismos, y tal enfoque, nos dara la sabiduría perdida para recorrer nuestro camino: Nosotros mismos"

Rafael Santamaría
senseirsan@gmail.com
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domingo, 11 de octubre de 2009

LA HOMEOPATIA Y EL SABER ESCUCHAR AL CUERPO, original de Rafael Santamaría


En la observación de uno mismo, se depierta la mirada del alma, y a través de los ojos de Ella, la intuición hace alarde de su sabiduria. A mis hermanos:

"En la India colonizada, había una vez una joven muchacha, hija del virrey, que pasaba todas las tardes buscando el amor de su vida entre los transeúntes que pasaban cerca de palacio. A través de la ventana de su dormitorio, veía a cada uno de los que por allí pasaba, y con la mirada puesta en su alma, se imaginaba una vida junto aquel que por allí caminaba. Cuando la intuición de su alma le hablaba, bajaba rápido las escaleras de su morada y veloz, se precitaba a la puertas de palacio para conocer a aquel que había visto tan cerca de si. Pero por cada uno que veía que podía ser su idéntico, aquel amor de una vida, de su vida, la guardia real se oponía, y con dureza, a que saliera de palacio. Pues la piel de aquellos en que ella se fijaba, eran contrarios a las normas que su padre había dictado. Y aunque en la mañana de cada viernes asistían a palacio un sin fin de candidatos..., ella siempre decía: "Padre, perdona que no te escuche a ti, y si a mi corazón. Ninguno de estos son afines a mi, salvo en el color de su piel" Y así, su dolor confirmaba su tristeza, y su tristeza su estado de ánimo, y su ánimo su pesar. Tal era la intolerancia de aquellos que no observaban la verdad como ella la veía, aquellos que vaciada su alma de sentimentos habían hecho rudo su corazón, que la joven muchacha, sola en su retiro, se encomendó a la fe de su espíritu, y en él depositó toda su esperanza. Y así, hubo uno entre toda la guardia real que sintió la busqueda de la verdad, de esa verdad de la que la joven muchacha hacía alarde al soñar; y no pudo sino, al verla bajar aquellas escaleras, permitirle la salida de palacio. Así pues, cuando la joven muchacha, veía entre los transeúntes, a aquel que su alma buscaba, y su leal guardia, fiel a sus sentimeintos, le abría las puertas de la verja, aquella joven muchacha saboreaba el aroma del amor que en aquel momento demandaba su alma. Y de entre aquellas ocasiones que tuvo la suerte de poder vivir, de entre una de aquellas, encontró su igual, encontró a aquel, que en todas las formas de pensar, sentir y amar, fueran físicas, mentales o espirituales, había un entendimiento sin discusión, un entendimiento en todas las formas de su ser, del S e r ; y con aquel, huyó para no volver jamás.

Y de entre los que se quedaron, no hubo quien, salvo el fiel y leal guardia, encontaran en la similitud, un igual, que compatibilizara el sentido de su vida. Pues con lo opuesto buscaban equilibrar el sentimiento perdido de su alma, ignorándose, de esta manera, asimismos; y lo basaban todo, no sólo en lo opuesto, sino en lo externo, renunciando, de esta manera, al legado de sabiduría que por derecho les pertenece; a ellos mismos.

De la misma forma actua nuestra medicina. Ante una inflamación, es un antiinflamatorio el que "calma" la inflamación; ante un ataque de ansiedad, es un ansiolítico el que "remedia" la ansiedad; ante una alergia, es un antihistamínico el que "mejora" la alergia. Llevando el cuerpo hacia lo contrario, creemos que le estamos sanando porque el síntoma desaparece, pero huimos de su propia sabiduria; sin embargo, si llevamos al cuerpo hacia la enfermedad en su forma más sutil, para que la Energía Vital del mismo la cure, estamos escuchando su sabiduría; estamos curando al enfermo y sanando la enfermedad. Así es como funciona la homeopatía.

Escuchemos lo que tiene que decirnos el cuerpo, aunque duela y el dolor sea su lenguaje. Pues sólo su sabiduría se iguala a Aquel que le creó"

Rafael Santamaría
629 309 929



jueves, 1 de octubre de 2009

LA ENFERMEDAD DEL ENFERMO, original de Rafael Santamaría

Simpre he intuido que hay Algo, Algo que nos mueve y es inexplicable, pero que merece la pena explicar.
A ti:

"Sea ésta, una historia al revés, contada desde el final para entender el principio. Así, en esta historia al revés, la enfermedad, para el hombre, es el origen de esta narración, mientras que para el espíritu, es el final de una ilusión. Sea como fuere, en esta historia al revés, un hombre con los síntomas de la enfermedad fue de médico en médico para intentar poner remedio a su mal, pero su realidad empeoraba, y no hallaba persona cualificada que le explicara su deterioro. Viendo como la muerte le invitaba al peregrinaje del adios, intentó ir más allá de lo que la vista engaña y buscó ayuda en una persona de confianza: él. Y en pleno declive físico y agravio de su salud, escuchó a su cuerpo y a base de no oír nada más que su propia voz, entendió el lenguaje del dolor. Entonces, venciendo el miedo de la superstición se adentró en el conocimiento de su cuerpo dejando que el dolor le mostrara la causa de su enfermedad. Y sin más síntomas que los que tenía, desfalleció, y fuera de toda consciencia, entró en el reino de la mente, y en el legado del subconsciente encontró un mundo de emociones, que ligados al pensamiento, imponían con rigor su autoridad en el cuerpo. Y unido a su dolor, encontró la emoción que lo había enfermado, y ya de aquella simple observación, la emoción se retrajo, y dándonse aquel cuenta de este detalle, fijo toda su atención en ella con tanta voluntad, que los lazos con que se había amarrado al cuerpo se deshicieron. Y aún dormido en la conciencia, su salud se rehizo, y lejos de despertar, una lejana y pequeña luz le deslumbró, y en la curiosidad de lo novedoso se adentró hacía la luz, ..., y en luz se convirtió. Y cuando se quiso dar cuenta, la conciencia de su alma le hablaba, y cuando la escuchó, un nuevo hombre de él nació.

Despertó a la falsa realidad de la conciencia, libre de dolor, y lejos de toda enfermedad, y sumiso a la voluntad de su espíritu, vivió el resto de su vida lejos del personaje que fue.

Vivio el sentido de la vida sin el deseo de vivir, y encontró en tal alivio, su elixir. Y sin poder evitarlo, fracasó en lo que el hombre conoce como fracaso, y triunfó en lo que el hombre no entiende como victoria.

Muerto ya, vió la vida de otra manera. Y de aquel periplo por el mundo sensorial de lo corporeo una experiencia sacó: la enfermedad de la que habla el hombre, es el desconocimiento de la verdad de la que proviene el hombre. Cuando el hombre se conozca asi mismo, conozca la verdad, no enfermará.

Quien conoce la verdad sabe que no miento, quien no la conoce, no sabe de que hablo"

Rafael Santamaría
senseirsan@gmail.com
629 309 929