sábado, 15 de marzo de 2014

A TI, QUE TE ESTAS CURANDO; original de Rafael Santamaria


Como siempre, buscamos la solución fuera como si ahí fuera estuviese la solución. Y es cierto que encontramos remedios, pero nunca la solución. La solución está dentro de nosotros, pues la verdadera solución somos nosotros mismos.
Que Dios más malo!, si no nos hubiera dado el potencial de podernos sanarnos a nosotros mimos, y no digo a través de remedios externos: hierbas medicinales, y en su defecto, medicamentos; me refiero al verdadero remedio: al remedio interno.
Hoy en día se empieza a dar de nuevo importancia a que es nuestra mente, a través de nuestros pensamientos, la que origina un estado de desequilibrio en el cuerpo al que llamamos enfermedad.
Hace miles de años ya se hablaba de ésto: "mens sana in copore sano." Si me preguntan dónde está entonces nuestra evolución, no tengo una respuesta.
Intentamos sanar un cuerpo a base de remedios externos sin modificar la estructura del causante de la enfermedad: nuestros pensamientos; por eso somos incapaces de resolver las grandes incógnitas de las enfermedades que aún asolan el cuerpo humano. Aplacamos la enfermedad, la manifestación (síntomas) en el cuerpo de nuestros pensamientos, haciendo que ésta mute hacia otras estructuras o, en su defecto, que se cronifique a través de la aniquilación del síntoma, o la disminución, hasta niveles inapreciables, de éste.
Si bajamos hasta niveles inaudibles el avisador acústico que nos indica que el coche se está quedando sin gasolina porque nos molesta dicho ruido, muy probablemente nos quedemos sin gasolina cuando menos los esperemos por no haber hecho caso a dicho sonido, que está ahí para eso: para informarnos.
Es cierto que la alimentación, como la gasolina lo es para un coche, es fundamental para el buen funcionamiento del cuerpo humano, pero en verdad el cuerpo humano se rige y obedece por el poder de la voluntad de sus pensamientos; así y de la misma manera un coche no funciona sin gasolina, pero el que lo estrella y/o hace que funcione mal es el conductor negligente, o el usuario que no cuida de él como debiera, y no la falta de gasolina, o la gasolina en mal estado, ya que ésta la introduce en el deposito de la gasolina el dueño del coche, y no el coche.
Cuando la conciencia modifica la estructura de los pensamientos, el cuerpo evoluciona enfermando.
La enfermedad y sus síntomas, siempre es freneda por los miedos mentales con los que el ego domina nuestra existencia corpórea: el miedo a la muerte. Ya que en nuestra "programación" mental (ego) nos han enseñado a identificar la enfermedad con la muerte, en vez de verla como un estado evolutivo de conciencia que se manifiesta entre otros, a través de unos síntomas en el cuerpo.
El miedo a enfermar es un miedo hacia nuestra propia evolución del que constantemente hacemos oídos sordos.
La enfermedad ayuda al cambio, pues la verdadera sanación es sinónimo de aprendizaje.
De qué otra manera puede el hombre aprender si no es a través de sus errores; y de qué otra manera si no, esos mismos errores pueden hacerse palpables, si no es a través del nivel de conciencia donde hoy en día el hombre aún tiene puesta su atención: el cuerpo.
Rafael Santamaria