viernes, 27 de diciembre de 2019

NIVELES DE CONCIENCIA; original de Rafael Santamaría



El espacio mental es infinito.

Nuestros pensamientos están dentro de ese espacio mental.

El hombre que se identifica con sus pensamientos tiene una mente limitada.
Sus límites serán su forma de pensar; y sus pensamientos, las fronteras que marcarán sus límites.

Si el pensamiento está enfocado en la materia, el nivel evolutivo de la conciencia del hombre es primario.
Sólo tiene despierta su conciencia material.
El hombre creé que sólo es un cuerpo: materia sin más.

Si el pensamiento está enfocado en la energía que crea la materia, el nivel evolutivo de la conciencia del hombre está en un segundo plano o nivel.
Tiene despierta su conciencia energética.
El individuo advierte en sí que hay una energía pránica que a través del cuerpo vital vitaliza su cuerpo físico; dándose cuenta que no sólo es un cuerpo, si no que toma conciencia de que hay o existe una energía, o energías, que mueven el mundo, y por ende, el cuerpo de cada individuo.

Si el pensamiento es luz, el nivel de la conciencia del hombre está en un tercer nivel.
Tiene despierta su conciencia astral.
El hombre vive, o puede vivir, la experiencia del cielo, o plano astral, en la tierra, a través de la conciencia de su cuerpo astral.
El individuo se da cuenta de que hay vida más allá de la muerte a través de su conciencia del cuerpo astral. 
Comprueba que el cielo, o plano de conciencia astral, es real.

Si el pensamiento es mente, el nivel de la conciencia del hombre está en un cuarto nivel.
Tiene despierta su conciencia mental, o dicho de otra manera, tiene despierta la conciencia de que todo es mente, en un universo físico mental infinito.
El hombre manifiesta su poder creador a través de su mente en un plano mental de conciencia.
Se asemeja en este plano a su Creador, al convertirse él en el creador de todo cuento quiere, pues su poder mental da órdenes al Universo, y éste le obedece.

El hombre que vacía su mente de todo pensamiento, se encuentra ante el infinito espacio mental de su mente. 
El nivel de su conciencia estará entonces en un quinto plano o nivel.
Tal individuo tiene despierta su conciencia causal, siendo en este nivel consciente de su conciencia, sin ser él todavía pura conciencia.
El hombre se posiciona por encima de su mente a través de su conciencia, sin ser todavía conciencia. Entiende, sin tener que razonar o buscar la lógica, el origen de todo cuanto ha sido creado.
El karma, o ley de causa y efecto, ya no le afecta.

El hombre que trasciende su mente se encuentra con el espíritu, o mejor dicho, se encuentra con sus dos cuerpos espirituales: la conciencia o Budatha, y el alma o Atman.

El hombre que tiene su mente identificada con la conciencia, tiene su conciencia en un sexto nivel, o plano de conciencia.
Tal persona tiene despierta su conciencia crística, o conciencia de Dios en el hombre: el Budatha.
La Verdad es intuitiva en él, y el conocimiento le es revelado a través de la intuición.
Todo lo sabe sin tener que saberlo.

Y el hombre que tiene su conciencia identificada con su alma, para ése, todo es conciencia.
Él esta despierto; y al estar despierto, está despierto en Dios.
En ése despertar, el alma se une al Espíritu, se une a su Hacedor.

La conciencia lo impregna todo.
 
La conciencia está más allá de la mente.

Rafael Santamaría



lunes, 11 de noviembre de 2019

CONVERSACIONES CON MI MAESTRO INTERIOR; original de Rafael Santamaría


-Y si dejasemos de respirar; ¿moriríamos?, no Maestro
-No; tan sólo dejarías de respirar. Pues recuerda hijo mío, que tú alma es inmortal; y lo que nunca muere, no necesita respirar.
-Maestro, ¿dónde está Dios?
-En el mismo sitio donde le dejaste la última vez, hijo mío: en tu interior. El jamás se ha movido de tu lado.
-Maestro, ¿qué es el amor?
-Nada que te pueda explicar con palabras, hijo mío.
-Maestro, ¿a dónde iré cuando muera?
-Allí a donde sacaste tu billete mientras vivías.
-Maestro, ¿cómo quiere que perdone a quien me ofendió?
-Yo no quiero nada, has de quererlo tú.
-Maestro, ¿cómo puede amar a los que le odian?
-Porque para amar a los que te aman ya estás tú hijo mío.
-Maestro, ¿cómo sabré si mi amor es puro?
-Cuando respetes las decisiones de la persona a la que amas, aún cuando esas decisiones sean contrarias a los intereses de tus sentimientos, sabrás entonces que tu amor es puro.
-Maestro, ¿por qué yo no puedo ser como vos?
-Hijo mío, la diferencia entre tú y yo la pones tú, no yo.
- Maestro, ¿cómo hace para estar siempre feliz?
- Y tú, cómo haces para estar siempre amargado?
-Maestro, ¿a qué distancia está Dios del hombre?
-A la misma distancia que el hombre está de Dios.
-Maestro, la mujer que amo no me ama.
-Que eso hijo mio, no sea un motivo para dejar de amarla.
- Maestro, ¿por qué Dios no me habla?
- Preguntate mejor hijo mío: por qué no puedes escucharle.
- Maestro, por más que lo intento no consigo comprender a Dios.
- Hijo mío, de igual manera que para comprender mejor a un pez bastaría con vivir en el agua, para comprender mejor a Dios bastaría con vivir en Dios. 
- Maestro, ¿cómo sabré que he encontrado la paz que busco?
- Si nunca pierdes tu sonrisa. 
Si nada ni nadie puede agotar tu paciencia. 
Si con serenidad mantienes la calma ante las situaciones adversas. 
Si con ecuanimidad siempre das tu punto de vista. 
Si sabes beber de la fuente de la amargura, aún a sabiendas, de que sus aguas no calmarán tu sed de felicidad; entonces hijo mío, habrás encontrado la paz que buscas.
- Maestro, a veces no entiendo bien sus palabras.
- Hijo mío, para entender bien mis palabras, primero has de entender bien las tuyas. Pues para entenderme bien a mi, primero has de entenderte bien a ti.
- Maestro, ¿y si el vivir de cada día me altera la paz interior que he aprendido a tener junto a vos?
- Entonces hijo mío, no has aprendido nada. Pues si no sabes vivir en paz el día a día, la paz que dices haber aprendido, no es la paz interior.
- Maestro, por el camino que llevo, nunca llegaré a Dios.
- Entonces, cambia de camino.
- Pero me da miedo cambiar, Maestro.
- Entonces hijo mío, son tus miedos los que te alejan de Dios; y no tu camino.
- Maestro, ¿el silencio habla?
- Sólo a aquellos que lo saben escuchar.
- Maestro, ¿por qué resulta todo tan difícil?
- Hijo mío, todo está en tu mente. En verdad, es mucho más fácil de lo que te imaginas; aunque siendo tan fácil, resulte luego tan difícil para tu mente.
- Maestro, ¿por qué mis ojos aún no pueden ver a Dios? 
- Hijo mío, si a veces no eres capaz de ver lo que tienes delante de tus ojos; cómo quieres ver lo que no eres capaz de poner delante de tus ojos.
- Maestro, ¿por qué no consigo ser feliz?
- Hijo mio, la felicidad consiste en ser feliz, y no, en querer ser feliz.
- Maestro, ¿qué es la tristeza?
- Dimelo tú, que siempre estás triste.
- Maestro, ¿cómo se aprende a amar?
- Amando.
- Tan fácil! 
- O tan difícil.
-Maestro, ¿cómo sé si la mujer que amo me ama?
-Hijo mio, cuando dejes de hacerte ésta pregunta, entenderás que la respuesta a tu pregunta estaba en ti, y no en la mujer que amas.
- Maestro, ¿por qué la gente miente?
- Por miedo
- ¿Y de qué tienen miedo?, Maestro
- De la Verdad hijo mio, de la verdad.
- Maestro, ¿por qué la gente pasa de un extremo a otro?
- Todos tendemos hacia el equilibrio hijo mío, y algunos sólo lo encuentran pasando de un extremo a otro.
-Maestro, ¿dónde está Dios en los momentos difíciles?
-La pregunta hijo mío es: ¿si consigues estar tú con Dios en los momentos difíciles? 
-Maestro, ¿por qué aquel monje medita de distinta manera a nosotros?
-Hijo mío, cada uno necesita llamar la atención a su manera.
-Maestro, en el camino, ¿qué lado del camino es Dios?
- Hijo mio, Dios es el camino; mas lo que tu ves como los lados del camino, es todo aquello que tiende a apartarte de tu camino.
-Maestro, ¿y si Dios no existiera?
-Si Dios no existiera, yo tampoco existiría.
-Maestro, ¿y cuándo el amor se acaba?
-Si como dices el amor se acaba, entonces no era amor. Pues al igual que el aire que respiras, el amor no se agota; otra cosa muy distinta, es que quieras dejar de respirar, o decidas cambiar de aires.

Rafael Santamaría


domingo, 3 de noviembre de 2019

EL SISTEMA DE CREENCIAS Y LA FELICIDAD; original de Rafael Santamaría

Si el matrimonio diera la felicidad, muchos más de los que son 
serían felices en su matrimonio. 

Si los hijos trajeran felicidad al seno de una familia, muchas más familias de las que son habrían encontrado junto a sus hijos la felicidad. 

Si el dinero diera la felicidad, muchos más de los que son ricos habrían encontrado en el dinero la felicidad. 

Si la fama diera la felicidad, muchos más de los que son famosos habrían encontrado en la fama la felicidad. 

Si tener éxito fuera garantía de felicidad, muchos más de los que son habrían encontrado en el éxito la felicidad.

Es por eso que si en aquello que buscas no hallas felicidad, no será entonces que donde buscas no es donde está la verdadera e inagotable felicidad.

Buscar algo que ya se tiene tan sólo menosprecia aquello que no se saber ver que se tiene y lo oculta bajo la infelicidad de la ignorancia.

Somos felices por naturaleza, pero nuestro ego nos aleja de dicha naturaleza haciéndonos creer que nuestra naturaleza es él.

El sistema de creencias de nuestro ego nos aparta de nuestro Ser, de su naturaleza, y por ende, de la felicidad.

La creencia de que eres feo, limita tu gran belleza.
La creencia de que no vales, limita tu gran potencial.
La creencia de que no sirves, limita tus infinitas posibilidades.
La creencia de que eres tonto, limita tu gran inteligencia.
La creencia de que nadie te quiere, limita tu gran amor hacia los demás.

Las creencias son limitaciones que nos ponemos a nosotros mismos, y en otros casos, que dejamos que nos impongan, a nuestro gran potencial.

Creer en ti, es amar a Dios.
No hay otro secreto.

Deja pues tus prisas y tu agitación mental, sal del laberinto de tus pensamientos, alejate de tu enjambre emocional, sirvete de las buenas compañías para enderezar tu vida, haz de lo correcto tu actitud, persevera en tu intento de mejorar constantemente aunque no siempre lo consigas, haz de tu humildad tu forma de ser, ambiciona para ti lo mismo que desearías para los demás, haz de tu pequeño mundo un mundo mejor para que el mundo cambie, y empieza buscando en ti lo que ya eres si de verdad ansias encontrar la verdadera e inagotable felicidad. 

Rafael Santamaría.

sábado, 2 de noviembre de 2019

LA ACTITUD; original de Rafael Santamaría

La actitud de arreglar y ordenar tu habitación una hora antes de la visita que esperas es como aquél que estudia el examen un día antes, pues en verdad de nada le sirve a tu actitud superar la prueba de la visita que esperas si no has aprendido la lección de ser ordenado. 
Mientras que por el contrario, aquél que mantiene siempre su habitación ordenada se asemeja a aquel que lleva al día todas sus asignaturas. 
No te engañes pues, que la actitud que tienes para una cosa, es para todas igual aunque tú no lo creas, o no lo quieras ver. 
Y tu actitud no cambiará hasta que no dejes de engañarte a ti mismo. 
Tu actitud se refleja en tus actos, y tus actos, por pequeños e insignificantes que éstos te parezcan, te definen perfectamente cómo eres.
Tu actitud es esa parte de ti que tu no conoces de ti mismo, pero que sin embargo, es por la que los demás te conocen.
Tus pensamientos generan en ti unas creencias, tus creencias constituyen en ti una forma de pensar, y tu actitud, no es sino la materialización de esa forma de pensar a través de tus actos.
La actitud no es por tanto: ni el pincel, ni el lienzo, ni la paleta de colores; ni tan siquiera es el pintor. 
La actitud es lo que expresa el pintor, a través de unos pinceles en un lienzo, utilizando una gama de colores.
El resultado es el cuadro, su obra.
Cada obra del pintor, define el estilo del pintor. Ese estilo, es su actitud plasmada a través del arte de la pintura.
No somos es resultado de nuestras acciones, no sé equivoquen, el resultado de nuestras acciones sólo marca nuestro destino (destino éste, consecuencia de nuestro buen o mal karma)
Nosotros somos, la actitud que demostramos tener ante las circunstancias que nos ha tocado vivir. Eso somos nosotros.
Cuando consigues despertar tu conciencia, no por eso tu vida va a cambiar en virtud de tener menos problemas, o ser menos problemática. 
Los problemas siempre van a estar ahí. La vida es conjunto de problemas, que no dejan de aparecer, y que están perfectamente diseñados para la evolución de la conciencia en el hombre.
Lo que si cambia radicalmente al despertar tu conciencia (al despertar el BUDHATA) es tu actitud ante esos problemas.
Un santo no es más que aquel que sabe que todo proviene de Dios, y lo acepta a través de su actitud.
Cambia tu actitud ante el mundo, y tu mundo cambiará, aún cuando tu mundo siga estando llenó de problemas.

Rafael Santamaría

lunes, 28 de octubre de 2019

MÍ; original de Rafael Santamaría

Deja de buscar más libros acerca de MÍ; pues la mejor bibliografía que tienes sobre de MÍ la llevas escrita en tu interior, ya que la única biblioteca que existe del Saber es el alma. 

Te fuiste lejos para no saber dónde ibas, y te fuiste con el pretexto de buscarme, y ahora no sólo te veo perdido, sino que además te hallo leyendo libros de cómo encontrarme.

Mirate, porque si de verdad supieras mirarte, ya me habrías encontrado; pues el único sitio dónde nunca has mirado si estaba eres tú. 

Te lo puse tan fácil que dudaste. Tu mente te hizo pensar, y la duda te robo la fe; mas si hubieras escuchado a tu intuición, habrías sabido cómo regresar hasta MÍ.

Buscaste mi compañía, mas jamás me aparte de tu lado; aún cuando tú si te apartaste del Mío. 

Fui un amigo fiel ignorado, mas nuestra amistad nunca se vio afectada por tu ignorancia. 

Me conoces aunque no sepas reconocerme; y en verdad sabes quién Soy, aún cuando dudes de MÍ. 

Me recuerdas sin necesidad de recordarme, pues vivo en ti aún cuando tú no sepas que vives en MÍ.

Parate a verme y me verás. No estoy tan lejos como piensas; es más, si no pensaras tanto, me verías. 

Sólo hay un modo de regresar a MÍ, y ese modo eres tú y está en tí.

Si hablas no me oyes; permanece pues en silencio para poder oírme; y Mi Voz, en tu silencio, te hablará. 

Y si siguieras sin oírme, es que todavía sigues hablando; si no tú, si al menos tu mente. 

Debes hacer que tu mente te escuche, y no escuchar tú a tú mente.

Al único que debes escuchar es a tu corazón, pero sólo cuando éste no esté interactuando con tu mente. En él se esconde tu conciencia, y a través de tu conciencia regresaras a MÍ.

Has de saber, que el alma y la conciencia caminan de la mano; es por eso que cuando tu conciencia se una a la Mía, tu alma se unirá a mí en Espíritu.

Rafael Santamaría




domingo, 27 de octubre de 2019

DE PREOCUPARME ALGO..., original de Rafael Santamaría



De preocuparme algo, no me preocupan mis fallos, si no si soy consciente de mi voluntad de querer aprender y reconocer así que me he equivocado. 

De preocuparme algo, no me preocupan las veces que me caigo, si no si aún queda en mí el tesón y la voluntad de levantarme para volver a intentarlo de nuevo.

De preocuparme algo, no  me preocupa el daño que me hago al caer, si no si he aprendido a no quejarme cada vez que me caigo. 

De preocuparme algo, me preocupa la forma en que asumo mis errores, porque si es con sentimiento de culpa, entonces me demuestro a mi mismo que no estoy aprendiendo nada.

De preocuparme algo, no me preocupa lo que los demás piensen de mi cuando me equivoco, si no lo que pienso yo de mi mismo cuando me equivoco de nuevo.

De preocuparme algo, no me preocupa tanto el error o la falta en sí, si no y más bien, la actitud que muestro ante ella.

Por ello, en verdad te digo, que eres lo que aprendes, y no, las veces que te equivocas.

Rafael Santamaría

jueves, 24 de octubre de 2019

AMATE; original de Rafael Santamaría

Aún cuando solo veas defectos y más defectos en ti, persevera en una gran comprensión hacia tus fallos, pues éstos, sólo son el camino que has de tomar para llegar a ser virtuoso. 

La virtud, no es verte a ti mismo siempre en pugna con tus defectos, pues ellos son parte de ti; y estar en pugna con una parte de ti, te generará malestar. 

Es mejor pues, aceptar tus errores como parte del camino, y no, como obstáculos en el camino.
Sin esos errores tu camino estaría vacío del estímulo necesario para buscar en ti la virtud que te convertirá en santo.

Mi Maestro solía decir que santo es aquel pecador que jamás se da por vencido. 

El pecado, el error, es innato a nuestra naturaleza humana; pero nuestra divinidad lo transmuta en virtud cuando lo aceptamos como parte de nuestro aprendizaje.

Si quieres ser feliz tal y como eres, deja que tus errores te enseñen a serlo.
Aprende de ellos para lograr vencer cualquier circunstancia adversa en la vida.
Pues en verdad la adversidad no es si no todo aquello que contraria nuestros planes.

Y es que el ego no hace más que hacer planes y más planes, mientras que el alma, el alma no hace nada, es la inacción de la acción; mientras que el ego, es la acción motivada por la reacción.

El ego reacciona. El alma observa.

Si quieres ser como tu alma es, observa la vida. 

Si quieres ser como tu ego es, reacciona ante cualquier circunstancia de la vida.

Quién tenga oídos para oír que oiga.
Rafael Santamaría

BIENAMADO PADRE; original de Rafael Santamaría


Si de noche pudiera ver el día, y de día pudiera ver la noche;

si al despertar el alma se me encogiera, y al encogérseme el alma despertara;

si al oír mi voz me escuchara, y al escuchar mi voz me oyera;

si pudiera ver la sombra que proyecta mi vida, y mi vida no proyectase más sombras; 

si entendiera lo que no veo, y no viendo entendiera;

si mi corazón hablase el lenguaje del amor, y el amor fuera siempre el único lenguaje de mi corazón;

si el presente fuera el momento, y ese momento fuera siempre presente;

si la agonía del sufrimiento no atormentase mi conciencia, y mi conciencia no buscara consuelo en el sufrimiento;

si en el dolor de la perdida no llorase mi corazón, y mi corazón no encontrara refugio en ése dolor;

si en el encuentro del misterio de la vida, la vida misma fuese el misterio que yo busco y encuentro;

si la paz que anhelo y busco, me diera paz en todo lo que anhelo.
Si todo fuese así, no habría más tormentas.

Haz entonces Padre, que ante la tormenta halle la calma, para que mi calma no sufra más tormento.

Rafael Santamaría



miércoles, 23 de octubre de 2019

TOMAR CONCIENCIA; original de Rafael Santamaría.


- Maestro, me he pasado más de media vida buscando a esa persona que cada día me dijera todo aquello que necesitaba oír para ser feliz; que me alegrara el día con sus encantos, con sus palabras, con sus gestos..., con su amor; y ahora que la he encontrado, ahora que a cada día que pasa esa persona me dice todas esas cosas que siempre quise oír, que me acompaña y me hace sentir acompañada aunque no siempre pueda estar a mi lado, sigo sintiendo ese tremendo vacío que sentía antes de conocerla. 
Es el vacío de que me falta algo, algo que siempre supuse que sería tener todo aquello que siempre quise tener: hijos, una familia, alguien que te ame y te haga sentirte amado..., ya sabe.
O es que acaso la felicidad no es eso?, Maestro. 
Ya no lo sé. 
Ahora tengo dudas, dudas acerca de los cimientos sobre los que nunca antes había dudado hasta que vi como mi vida se tambaleaba como se tambalea una casa antes de venirse abajo por estar mal cimentada. 
Qué me está pasando?, Maestro.

- Mujer, no llores más, que lo que buscabas ya lo encontraste, y gracias a que lo encontraste, ahora ya sabes que no es lo que buscabas. 
Has encontrado tu vacío, no la felicidad.
Ahora llenalo de lo único que lo puede llenar.
- Y qué es?, Maestro
- Tú: la esencia del Yo Soy.
- No le entiendo, Maestro.
- Hay algo en ti que aún no conoces; algo que duerme en un sueño profundo. Descúbrelo, despierta de ése sueño, y nunca más te sentirás vacía e infeliz.
- Y cómo se puede despertar de un sueño del que no se sabe que es un sueño?, Maestro.
- Tomando conciencia.
- Y qué es tomar conciencia?, Maestro; pensar?
- No, es la continua observación, libre de ego, a través de la cual aprendes a verte en todas las cosas, porque te has dado cuenta que todas las cosas forman parte de tí. 
De esta manera, cuando te haces indivisible, la unidad del Todo se hace Uno Contigo, y tal comunión lleva implícito la dicha eterna, o gozo supremo.

Quién tenga oídos para oír que oiga.

Rafael Santamaria

lunes, 21 de octubre de 2019

EL UNO; original de Rafael Santamaría


Así como Dios es Uno, tú tienes que ser uno con Dios. La ecuación es fácil, lo difícil son las incógnitas.
Las incógnitas son los pensamientos.
La mente es la ecuación.

La mente es una ecuación que se expande al igual que se expande el universo, y se expande a través de múltiples incógnitas.
Como he dicho antes ,estas incógnitas son los pensamientos.

Un pensamiento negativo es una incógnita sin despejar. 
Cuantos más pensamientos negativos tenga una mente, más difícil será de resolver la ecuación-mente. 

Un pensamiento positivo es una incógnita resuelta. 
Cuantas más incógnitas tengamos resueltas, más fácil se presenta la ecuación (ecuación-mente)
 
Una ecuación (como lo es la mente) se resuelve cuando todas sus incógnitas están despejadas. 

Cuando una incógnita se despeja sabemos el valor que tiene. 

Cuando una incógnita no se despeja no sabemos el valor que tiene, y por tanto, se generan dudas. 
Esos pensamientos que son dudas generan una nueva ecuación, una nueva mente.
Como no puede haber dos mentes porque ya existe una, lo que se genera es una mente dentro de otra mente. 
Es lo que se llama el subconsciente. 

Normalmente en el subconsciente se acumulan incógnitas sin resolver, sin despejar.

Esas incógnitas sin despejar (o pensamientos negativos) que se acumulan en el subconsciente suelen ser dudas, miedos e inseguridades: asuntos no resueltos en nuestra vida ante una circunstancia que han generado un pensamiento negativo.

La meditación limpia o barre la mente subconsciente de toda forma negativa de pensar, a través de una fórmula llamada: toma de conciencia.

Tienen que saber ustedes que la conciencia está preparada y diseñada para resolver cualquier incógnita.

Una vez que aprendemos a utilizar nuestra conciencia para despejar las incógnitas, la ecuación de la mente se queda en blanco, es decir, sin incógnitas.

La mente que se queda sin incógnitas forma un todo vacío semejante al UNO; y por la ley de la atracción: lo semejante atrae a lo semejante, lo uno atraerá al UNO. 

Quien tenga oídos para oír que oiga.

Rafael Santamaría

viernes, 18 de octubre de 2019

EL BUEN PADRE;original de Rafael Santamaría


Un padre trabajó duro para darle lo mejor a su hijo.
Tanto fue así, que se esforzó todo lo que pudo para comprarle el mejor teléfono, la mejor ropa, y llevarle al mejor colegio, entre otras muchas cosas.
Lo hizo pensando en que su hijo no pasara por las mismas calamidades y dificultades que él pasó, y para que no le faltará nunca de nada.

"Le dio peces, pero no le enseñó a pescar"

Otro padre también trabajó duro para darle lo mejor a su hijo. Y así, todas las noches a su regreso de la fábrica, cenaba con su hijo, hablaba con él y le escuchaba; sobretodo le escuchaba.

"De esta manera, le acabó enseñando a pescar"

El primer hijo fracasó en la vida en cuanto se le acabaron los "peces' que le daba su padre.
El segundo hijo triunfó porque no hacía más que "pescar" aún cuando la vida no le daba más que problemas.

El primer padre murió intranquilo y apenado. El segundo, murió en paz y feliz.

Quien tenga oídos para oír que oiga.
Rafael Santamaria

jueves, 17 de octubre de 2019

LA SENDA DEL DIÁLOGO; original de Rafael Santamaría


En cierta ocasión, un sabio que hacia siempre el mismo trayecto se tropezó con un burro en su camino. Como el burro ocupaba todo el ancho de la estrecha calzada, muy amablemente el sabio le pidió al burro si se podía echar un poco a un lado para que él pudiera pasar, y así proseguir su marcha. 
Pero el burro se negó. 
Y el sabio concluyó que para no buscar el enfrentamiento con el burro, lo mejor sería abrir una vía se diálogo con él para hacerle entrar en razón. 
Entonces el sabio se sentó a dialogar con el burro, y para cuando la inteligencia del sabio se percató que el burro no sabía lo que era dialogar (sólo sabía hablar en primera persona y para sus oídos) y que tampoco atendía a razones, un buen número de burros habían llegado hasta el lugar obstruyendo por completo tanto el largo como el ancho del sendero.
Viendo la situación, el sabio decidió dar marcha atrás y buscar una alternativa a aquel camino que siempre había tomado para poder llegar a su destino, y la encontró, pero no la encontró en otro recorrido, que también, sino en no volver a sentarse a dialogar con burros.
Quien tenga oídos para oír que oiga

Rafael Santamaria 

miércoles, 16 de octubre de 2019

QUIEN TENGA OÍDOS PARA OÍR QUE OIGA; original de Rafael Santamaría




El Atman, el Íntimo, el UNO, duerme en las profundidades de la conciencia; allí donde él mismo es conciencia.

Duerme preso de un sueño mental cautivado por los engaños del ego. 

La parasitacion de los pensamientos no le dejan despertar. 

El luto del alma se manifiesta a través de las continuas crisis emocionales que padecemos y el desorden existencial, o caos de identidad, que sobre vuela constantemente nuestra energía vital o aura. 

El corazón nos habla, pero nos habla en un idioma descatalogado por los embrujos del ego. 

El ego no tiene magia, la magia está en el corazón y el alma es el mago, pero los trucos del ego son muy buenos, tanto es así, que la mente se los cree, y creyéndoselos, da por hecho que el ego es el mago.

La oscuridad es palpable dentro de las tinieblas de la mente siempre confusa, pero el constumbrismo nos hace creer que esa confusión es la única realidad que existe, de ésta forma, los pensamientos negativos nos asaltan una y otra vez comandados por el miedo y la falta de seguridad en nosotros mismos. Ambos generales, el miedo y la falta de seguridad en uno mismo, a las órdenes del ego, capitanean su marcha triunfal hacia la conquista del último asentamiento de la conciencia que aún no se ha visto sometido por el impostor ego, o pseudoalma.

Pero un pequeño batallón a las órdenes de la viva conciencia de Dios en nuestro corazón, comandado por la fuerza más poderosa que existe: la voluntad (la fuerza de voluntad) resiste los continuos asedios de estas fuerzas oscuras.

La lucha es encarnizada. 
El cuerpo físico, el más físico de todos los cuerpos que tenemos, padece un y otra vez las terribles enfermedades que se manifiestan en él, dado que él (el cuerpo físico) es el campo de batalla elegido para tan singular contienda. 

Quien conquiste el cuerpo físico, y a su general, la mente, se habrá hecho con el poder de la conciencia y su trono: el Atman. 
Quien tenga oídos para oír que oiga. 

Rafael Santamaria 

martes, 15 de octubre de 2019

LA FELICIDAD EN PAREJA; original de Rafael Santamaría


Cuando alguien me pregunta cómo conocí a mi actual pareja, sencillamente se lo explico de la siguiente manera:

No me uní a mi pareja para ser feliz, yo ya era feliz antes inclusive de conocerla, de ahí que nunca le haya podido reprochar (a mi pareja) que no me hace feliz, algo que sin embargo es muy común en nuestra cultura emocional, y en consecuencia, dejarlo con ella.

Antes de conocer a mi compañera de viaje en esta vida, tuve que hacer un gran trabajo de aprendizaje en busca de la felicidad, una felicidad que la vida misma me reveló que estaba dentro de mí, en forma de actitud.
La actitud es la forma mental de entender y afrontar tu corazón las distintas circunstancias que te ha tocado vivir, y el modo de resolverlas.

Y es que la mayoría de la gente busca la felicidad en la persona con la que quiere ser feliz. De esta forma, dichas personas empiezan a generar expectativas, estas expectativas son la manera más fácil de encontrarse una y otra vez con las consiguientes decepciones.

Toda decepción atrae una serie de pensamientos negativos que acabamos transformando en creencias personales para poder sobrevivir en nuestro caos emocional.
Nos hacemos creer a nosotros mismos, bajo la toga de la justicia de nuestras propias justificaciones, que la culpa es del otro.
Es así como echamos la "culpa" de nuestra infelicidad a la persona con la que estamos compartiendo nuestra vida.
Y es así como la dejamos y ya tenemos la excusa perfecta para buscarmos a otra.

Somos depredadores de nuestras propias pesadillas, unas pesadillas que generamos nosotros mismos en nuestra fábrica de sueños por no haber aprendido a pensar como sentimos.

Vivimos la vida de los demás, y en consecuencia, intentamos alcanzar sus sueños, que valga la paradoja, tampoco son suyos, sino de otros.

Soñamos con sueños robados que nada tienen que ver con lo que de verdad nos hace soñar, y en consecuencia, nos juntamos con personas antes de haber aprendido a resolver nuestras propias carencias, buscando en ellas la felicidad.
El sexo, y sus patrones de conducta, además de los gustos afines, son los moldes con los que buscamos personas con las que "encajar", pensando que si encajamos en la vida de alguien (y esa persona encaja también en nuestra vida) la felicidad será el menú del día con el que se alimentaran nuestros sueños los próximos años.

Nos engañamos a nosotros mismos para no tener que ver la realidad, y decepción tras decepción, llegamos a la conclusión de que nadie nos entiende.
Pero es que nadie les entiende porque ustedes antes no hicieron nada por entenderse a sí mismos.

En la búsqueda del "íntimo" está la compresión de nosotos mismos.
Y sólo cuando encuentren a su "íntimo" estarán preparados para compartir su vida con alguien sin buscar la felicidad en esa persona.

Rafael Santamaria


lunes, 14 de octubre de 2019

LA PAZ; original de Rafael Santamaría



Las ideas deben tener un retorno al sentido común.
Este es el mantra de esta época que vivimos y que nos ha tocado vivir. 

Hoy, cualquier idea está protegida, a momo de copyright, por sus razones: unas poderosas convicciones basadas únicamente en el interés propio. 

Y esas razones están amparadas por una lógica, la cual, ha dejado de llevar razón porque sus argumentos llevan implícito la semilla imperfecta del rencor, la envidia y el egoísmo. 

Todos estos atributos o adjetivos son el fruto de una locura febril que poco a poco se ha ido instaurando sutilmente en la forma de pensar cada uno de nosotros, echando raíces profundas en el subconsciente de la conciencia humana. 

La pandemia generada por la creencia de que cada uno, tiene o lleva razón en lo que dice, es hoy en día y más que nunca, el opio del pueblo.

Un opio que se retroalimenta así mismo a través de nuestro ego, un ego que en vez de disminuir o desaparecer, se ha arraigado cada vez más en la sociedad bajo el estímulo de intentar llevar siempre la razón. 

Sin embargo, la razón es sinónimo de locura, pues quien intenta llevarla siempre consigo, acaba desahuciando a su alma de "su razón de Ser" por culpa de sus pensamientos. 

Es mejor pues, tener paz que tener razón, pues lo uno, la paz, atrae la felicidad, y lo otro, continuos quebraderos de cabeza. 

Pero la paz no la encuentra quien la busca, si no tiene quien la cultiva. 

Se halla entonces en paz la persona que no busca tener razón; ya que además, quien no intenta llevar razón, no se ve obligado a imponerla. 

Pues la imposición de la razón no deja de ser la imposición de un punto de vista defendido con lógica ¿Pero con qué lógica está defendido?, si esa lógica que se ha empleado para defender una postura está manchada por los intereses personales del que la utiliza. 

La razón, "eso" que tanto intenta asemejarse a la Verdad Absoluta, utiliza la lógica; cuando la Verdad Absoluta (dicho por los sabios), sólo es revelada a través de la intuición. 

La existencia del individuo a través de un sin fin de encarnaciones, es un continuo renacer desde los pilares de la vida en busca de esa paz, y no en busca de tener o llevar la razón; una paz que es la comunión con su alma. 

Y es en el hospicio de los recuerdos, que guarda el alma de sí misma en el corazón (sede de la conciencia), donde el hombre hallará de nuevo la paz que busca. 

Pues en verdad os digo, que quien está en paz consigo mismo no busca llevar razón; y que quien no busca llevar razón, encuentra el camino de la comunión con su alma.

Rafael Santamaría