viernes, 6 de febrero de 2015

SIEMPRE PENSE....; original de Rafael Santamaría


Siempre pensé que realizarse a sí mismo era estar en comunión con Dios. Pero cómo puedo estar en comunión con Dios, si no conozco a ningún Dios?
En el transcurso de mis meditaciones descubrí que observando mi mente observaba mis pensamientos y mis reacciones. Y un buen día me pregunté: - De quién son esos pensamientos y esas reacciones? - en su momento la pregunta no obtuvo respuesta, pero fue observando éstos pensamientos y éstas reacciones como fui descubriendo a mi ego.
Y si él son mis pensamientos y mis reacciones; entonces cuando le observo, quién soy yo? Quién es el yo que le observa? - me volví a preguntar.
Conocerle (a mi ego) conllevó la ardua y noble tarea de no sólo meditar, sino de observarme a mi mismo constantemente y en todo momento.
Tuve que volverme conciencia para no ser como mi mente piensa, para no ser él.
Vencer a mi ego era retirarle mi atención allí donde él quería que se la prestara para seguir con el control que ejercía sobre mi. Era retirarle el poder de la atención (mi poder) que tenia constantemente depositada en él. Pero cómo?, cómo podía hacerlo? A dónde debía llevar mi atención para no entregársela a él? Acaso me bastaba tan sólo con observarle para no entregarle mi atención?
Reconozco que en algunos aspectos y momentos de mi vida la lucha con él fue encarnizada; los hábitos, las costumbres sociales, los apegos y los miedos, han sido siempre sus mejores armas; y si me identificaba con ellos, de nuevo estaba bajo la influencia de su tiranía.
Pude ver más de una vez como creyendo haberlo vencido aún estaba dentro de sus dominios debido a mis justificaciones.
Te engañas, y otra vez estás bajo su yugo.
Pero a quién engañas cuando te engañas? - me preguntaba una y otra vez - a ti mismo? Y quién es ése ti mismo?
El encontrar a través de la meditación una conciencia más allá de los pensamientos que constituyen la mente me hizo tener algo a lo que "agarrarme" para poder salir del entorno de la influencia de mi ego.
Entonces me pregunté: mi conciencia es observación?, o dicho de otra manera: trabajando la observación de mis pensamientos y reacciones soy o me hago conciencia?
Vivir en ésa conciencia más allá de mi mente y mis pensamientos a través de mi meditación me daba paz, una indescriptible y nunca antes vivida paz.
Pero la paz duraba poco, pues mi ego era más fuerte. Llevaba muchos años de convivencia con él, tantos, que me parecía que no sabría vivir sin él.
Mi paz, esa paz que me aportaba vivir cada circunstancia, cada momento de mi vida desde la observación, siempre había estado ahí, pero nunca había dirigido mi atención hacia allí con la firme intención de vivir constantemente en ella. Por qué? - me pregunté - porque me había vuelto adicto; sí, pero adicto a qué?. Mi cuerpo se había vuelto adicto a la adrenalina que mis enfermizas reacciones generaban cuando reaccionaba como mi ego quería que reaccionase.
Mentalmente estaba apegado a él, a mi ego, y físicamente, mi cuerpo se había vuelto adicto al consumo de las sustancias químicas que se generaban como consecuencia de las reacciones emocionales que tenia cuando me dejaba influir o escuchaba la voz de mi ego.
Esta desintoxicación, tanto mental como física, requiere de un período de "duelo" mayor que al que invita cualquier otra adicción conocida por el hombre. De hecho éste periodo de duelo, o de separación de tu falso yo, puede durar, y de hecho dura, vidas, tantas, como necesites para una toma de conciencia de que tú no eres tu ego.
Y si no soy mi ego entonces quién o qué soy? - me pregunté. La respuesta aparece por si sola llegado este mágico momento de la evolución espiritual: Simplemente ERES.
Cuando vives en la conciencia que todo lo observas, empiezas a conocer intuitivamente el paralelismo entre tú y la Conciencia que te creo.
La deidad de una conciencia que lo abarca todo empieza a cobrar forma dentro de tu corazón bajo un sentimiento de compasión hacia todo. Es entonces cuando empiezas a sentir lo que cuando era niño me enseñaron a llamar Dios.
Y es cuando ves las cosas desde esta percepción de ese Dios conciencia interna tuya libre de todo ego, cuando éstas viendo las cosas como Dios las ve.
Entonces tu conciencia unida a la Conciencia que la creo forman un Todo indivisible salvo para aquellos que aún lo hacen divisible debido a su ego o falsa separación que da coherencia a su sentido de individualidad.
Y es ahora cuando llegado ese momento intuyo que se podría decir que te has realizado a ti mismo, o lo que es lo mismo, que tu conciencia está en comunión con la conciencia que la creo o Dios.
Rafael Santamaría