sábado, 5 de septiembre de 2015

DISCIPLINATE, DEMUESTRATE QUE TE QUIERES; original de Rafael Santamaría


No es lo mismo y nunca lo sera, la DISCIPLINA que la EXIGENCIA.
La DISCIPLINA (la auto disciplina) conlleva FUERZA de VOLUNTAD, la EXIGENCIA (la auto exigencia), por el contrario: el NO quererse a uno mismo. Y el no quererse a uno mismo conlleva el ANONIMATO del alma, es decir, el no saber que existe un alma, un YO SUPERIOR SUPERIOR.
Lo confundis, confundis la disciplina con la exigencia, y en esa fácil y complaciente (para vuestro ego) confusión os relajais y os dejáis llevar por la pereza.
La PEREZA (sobre todo la espiritual) sólo tiene un camino: y es la INERCIA.
La inercia (en la vida) no lleva a ninguna parte, de ahí que todos lo que se mueven por inercia se encuentren PERDIDOS (en esta vida)
Mucha gente que he ido conociendo a lo largo de mi vida me ha criticado por mi supuesta exigencia conmigo mismo (sólo estaban viendo la falta de fuerza de voluntad para consigo mismos y sus objetivos), y recuerda que la CRITICA, sobre todo hacia los demás, es lo más fácil para seguir reafirmandote en tu ego.
Por su puesto que he tenido que LIMPIAR (como tenemos que hacer todos) todas esas capas incrustadas a modo de PARASITOS en mi mente que me hacían exigirme demasiado, es decir, no amarme. Pero queridos hermanos y hermanas, que mejor manera o herramienta para limpiar toda esa PROGRAMACIÓN MENTAL, venga de donde venga, que el AUTO CONTROL y la DISCIPLINA.
Así pues, me ratificó en mi modo de ver la vida y en mi modo de vivirla. En mi disciplina a la hora de meditar y de hacer ejercicio todos los días, de mantener una observación constante sobre lo que mi mente piensa, de observar mis emociones, de escuchar a los demás a través del estudio del silencio en mi mismo, de disfrutar la vida desde la alegría de saber vivirla, de no "engancharme" a ningún placer o pasión ocasional y efímero de este plano material, de no contribuir a la búsqueda de más bienes materiales para no tener un endeudamiento de mi preciado tiempo para con ellos, etc.
Y cuando alguien viene y sin venir a cuento me insiste en que tengo que SOLTARME y disfrutar de la vida, aunque no le conteste, que entienda que si ve eso en mi, o en otros, (somos ESPEJOS para los demás, o los demás son nuestros propios espejos) muy probablemente debería hacer una profunda INTROSPECCIÓN para poder empezar a soltarse de toda la programación que tiene y a la cual OBEDECE inconscientemente a través de sus APEGOS; pues si lo ve en los demás, y encima lo crítica, es que lo tiene dentro de él y no se está dando cuenta.
Estos apegos sobreviven gracias a las continuas JUSTIFICACIONES que nos hacemos con las que nos ENGAÑAMOS.
Al engañarnos continuamente estamos ratificando que queremos seguir viviendo bajo la dependencia de nuestro EGO, pues el ego es la mayor mentira que existe, y necesita de mentiras para poder seguir existiendo.
Por eso os digo:
DISCIPLINATE, deja de EXIGIRTE "cosas", y disclipinate.
Demuestrate que te amas a través de perseverar en ti (disciplinate) y no te quedes en el "voy a hacer", eso nunca lleva a nada.
Muchas de las cosas que tenido que hacer (para ser yo, para ser feliz)  me han llevado años de no "flaquear" jamás; años, en los que como cualquier persona por mi mente apareció la apatía, el cansancio, las famosas justificaciones (mi auto engaño) y mis miedos (el control que tiene mi ego sobre mi);  pero en esos años, gracias a la fuerza de voluntad, a saber lo que quieres de verdad, a no dejarte influir por ninguna condición, circunstancia o comentario externo, a una continua introspección en las profundidades de mi conciencia, llegue a sobreponerme una y otra vez a las debilidades mentales con las que el Ego se arraiga en un personaje, en mi caso, el que representaba todo lo que en APARIENCIA soy; pero yo soy (todos somos) mucho más que mi propia apariencia, soy mucho más que mi propio ego.
Resumiendo:
Deja la exigencia, sobre todo para contigo mismo, y cultiva la disciplina. Entiende que tu fuerza de voluntad es la única fuerza que tienes que puede con todo.
Rafael Santamaría