miércoles, 4 de enero de 2012

CONVERSACIONES CON MI MAESTRO INTERIOR (III); original de Rafael Santamaría

 
 
 
                                                                                                                              Nadie que busque la felicidad debería parar hasta encontrarla.  A vosotros:
 
-Maestro, he perdido la fe; ¿qué hago?  -Todo el que perdió la fe hijo mio, debería empezar a buscarla en el último sitio que recuerda que la dejó.
 -Maestro, ¿cuándo volveré a tener otra oportunidad? -Hijo mio, la vida te brinda tantas oportunidades..., y tú sólo ves aquellas que pierdes.
 -Maestro, ¿qué es la humildad?
-La humildad hijo mio, es ponerte el último aún sabiendo que tu sitio está entre los primeros.
‎-Maestro, ¿el amor es mágico?
-Sólo para el que sabe hacer magia con él, hijo mio
Maestro, ¿qué diferencia hay entre la verdad y la mentira?
-Que la Verdad no engaña a nadie hijo mio; mientras que la mentira mantiene engañados a todos.
-Maestro, ¿por qué la vida se acaba con la muerte?
-Porque ésta hijo mio, no es la verdadera vida.
‎-¿Dónde está el verdadero amor?, Maestro.
-Hijo mio; puedes pasarte toda una vida buscando el amor, que si no das el amor que llevas, jamás encontraras el amor que andas buscando.
-Maestro, ¿por qué Dios permite que me pasen éstas cosas?
-Hijo mio, el mundo fue creado por Dios, pero tu mundo fue creado por ti; no responsabilices pues a Dios de tus actos y sus consecuencias.
‎-Maestro, la vida no es un camino de rosas.
-Eso es hijo mio, porque aún no has plantado rosas en tu camino. Planta rosas hijo mio, planta rosas.
-Maestro, ¿por qué Dios no responde a mis oraciones?
-Hijo mio, ten cuidado; pues el ego se alimenta de oraciones, mas no sabe rezar
‎-Maestro, ¿el amor es eterno?
-Depende de lo eterno que sea tu amor, hijo mio.
-Maestro, ¿cómo se sabe si dos personas están hechas la una para la otra?
-Hijo mio, cuando dos personas respiran igual, de la misma forma, y a la vez, ambos dos son uno.
-Maestro, ¿cómo puede haber tanto amor en sus ojos?
-Cuando el alma se ve desbordada de amor, el amor rebosa por sus ventanas; y las ventanas del alma hijo mio, son los ojos.
-Maestro, siempre estoy cansado, y eso que duermo mis ocho horas. ¿Qué me pasa?, Maestro.
-El dormir hijo mio, no es garantía de descanso. El sueño reparador sólo lo da la conciencia tranquila. Y para tener la conciencia tranquila, primero hay que estar en paz con uno mismo.
-Maestro, ¿por qué es tan importante el pensamiento positivo?
-Hijo mio, un pensamiento positivo genera una accion positiva, y una acción positiva jamás atrae consecuencias negativas.
-Maestro, ¿usted ama igual a un hombre que a una mujer?
-Hijo mio, el amor no sabe de sexos; de sexos sabe el hombre que no busca amor, sino sexo.
-Maestro, ¿por qué afirma que al desposarme no renuncie a todo por amor?
-La verdadera renunciacion hijo mio, es aquella en que renuncias a todo a cambio de nada, y tú, tan sólo has renunciado a algunas cosas a cambio de otras.
-Maestro, ¿cuál es la diferencia entre el amor de Dios y el amor del hombre?
-El amor del hombre hijo mio es como el agua: puede hervir, puede congelarse, o puede evaporarse. Pero el amor de Dios hijo mio, el amor de Dios es siempre inmutable.
-Maestro, ¿por qué no consigo enmendar mis errores?
-Porque sigues hijo mio, sin aprender de ellos.
-¿La vida es siempre lo mismo?, Maestro.
-Hijo mio, aunque la vida siempre tiene la misma canción, de ti depende cambiarle cada día la letra.
-Maestro, ¿cómo puedo evitar la tentación?
-Hijo mio, cuando un deseo se apodera en parte de tu atención, la tentación surge; e ira creciendo según tu deseo se alimente más y más de la energía de tu atención. Quien sucumbe a la tentación hijo mio, es porque puso toda su atención al servicio de sus deseos. Libera pues hijo mio, tu atención de todo deseo, y evitarás la tentación.
-¿Y qué es un deseo?, Maestro.
-Un deseo hijo mio, es todo pensamiento que nace de las necesidades de tu ego.
-Maestro, si los libros son iguales para todos, ¿por qué unas personas saben más que otras?
-Porque no todo está en los libros, hijo mio.   
-Maestro, ¿cuál es el misterio de la fe?
-Hijo mio, la fe no tiene ningún misterio salvo para el que no tiene fe,                                                        
-Maestro, ¿hay alguien que entienda de verdad a Dios?
-Hijo mio, Dios no busca que se le entienda, sino que se le ame.     
-De nada me sirve seguir sus enseñanzas Maestro, pues ahora peco más que antes. No valgo para ésto Maestro. No valgo.                                                                                                                                          -Hijo mio, no pecas más que antes, sino que ahora tienes más conciencia y gracias a ella puedes ver cada vez que cometes una acto que no te hubiera gustado cometer. 
-Maestro, no entiendo cómo puede amar a aquellos que hacen dañó a otros. No le entiendo Maestro; no llego a entenderle. Lo siento.
-Templa tu mente hijo mio; y una vez que estés sereno, recuerda que todo lo que Dios no puso al servicio de la razón, lo puso al servicio del corazón. 
-Maestro, ¿cuándo encontraré a la mujer de mi vida?
-Cuando dejes de buscarla como si no existiera, hijo mio.

Rafael Santamaría

CURSO de MEDITACION & RELAJACION
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