miércoles, 20 de enero de 2016

EL ENAMORAMIENTO CUANTICO; original de Rafael Santamaría

El alma, en su corriente de pensamiento energético, encuentra, o puede encontrar, conexión con otras almas, en el campo aurico de las personas, a través de maneras de sentir lo mismo, derivandose de dicho encuentro una atracción mutua: una similitud de parentescos emocionales, consecuencia ésta, normalmente, de formas de pensamiento comunes.
La energía que desprende ese tipo de (pensamiento) vibración encuentra resonancia (parentesco) con vibraciones comunes gracias al potente radio de acción de nuestra mente y nuestro corazón, creando con éstas almas afines, campos auricos, o de energía, aún mayores, al solaparse su campo energético con el de la persona que ha conectado.
En ese nuevo campo energético, creado por la similitud de ambas energías, que trabajan no sólo desde una misma forma de pensar, sino que además, lo hacen con una misma finalidad, las almas crecen haciendo evolucionar (crecer) al otro.
Es la simbiosis perfecta de la naturaleza esencial.
También hay que decir que el nudo energético, o quiste emocional, puede aparecer en cualquier momento si estás energías no renuevan constantemente sus votos de conexión a través de un aprendizaje común del que continuamente tienen que estar tomando conciencia.
El movimiento de la energía, entre éstas almas en el despertar de la conciencia, debe estar e ir perfectamente sincronizado en todo momento para que dichas almas puedan elevar su conciencia juntas.
Cualquier desajuste entre ellas generará un distanciamiento emocional insalvable si no se crean rápidamente nuevos lazos, o vínculos, de conexión.
En definitiva, el enamoramiento cuántico, o entre energías, es el ajuste milimétrico, en todas las formas de empatia posible, entre dos frecuencias que operan en el mismo dial.
Rafael Santamaría