domingo, 29 de noviembre de 2009

EL HOMBRE PAJARO; original de Rafael Santamaría


Vuele hacia donde vuele el hombre, válgase de llevar a cabo su vuelo bajo el sueño dorado de la vida; y aterrice donde aterrice el hombre, asegurese que abate sus alas sólo y nada más que por amor;
 A mis hermanos y hermanas; a ti, que sabes que eres tú ;

"Hubo una vez un pajaro que volaba alto, tan alto, que el cielo le quedaba bajo, pero un buen dia, en un vuelo raso, una paloma se fijó en él, y aquel pajaro bajó el vuelo, tanto, que el cielo le quedó alto; y sin rumbo fijo, ambos volaron raso, tan raso, que el cielo quedó lejos, tan lejos, que, de tanto en tanto, levantaban el vuelo para tocar el cielo; pero entre vuelo y vuelo, de ramas hicieron su nido, y al poco, de polluelos lo llenaron; y quiso así entonces la vida ocuparles en la noble tarea de amarse, no sin antes, advertirles de la responsabilidad adquirida con sus descendientes; pero como quiera que la vida de un pajaro se pasa volando, y así, todo su vuelo es vida; llegado el momento de abandonar el vuelo, aquel pajaro quiso volar alto una vez más, tan alto, que el cielo le quedara bajo; pero la vejez le había cortado las alas, y sin alas no se puede volar; así que, aquel pajaro soñó que volaba, y de tanto soñar, voló, y tan alto, que el cielo se quedó bajo; y de aquel sueño no remontó el vuelo, y víctima de su sueño, voló dormido pensando que volaba; y cuando despertó, jamás supo que verdad adornaba su vuelo, si la vida que cambió su vuelo, o el sueño con el que voló su vida.
Quiera así todo hombre pensar que vuela, o quiera así todo hombre soñar que vuela, así todo hombre decidira si piensa o sueña, pero decida lo que decida, todo es lo mismo; sólo que el sueño se olvido de pensar, y el pensamiento se olvido de soñar; sea como fuere, la vida es todo pensamiento, un pensamiento lleno de vuelos, de tan altos vuelos, que algunos de ellos se tornaron sueños, y otros, de tan bajos vuelos, que se quedaron en pensamiento pero, cuando uno y otro se unen, cuando uno y otro se entrelazan..., cuando el pensamiento nace de un sueño, y el sueño toma la forma del pensamiento, el mundo que se abre, es el mundo de la maravillosa ilusion del amor hecho conciencia: el mundo interior de la conciencia Divina "

Rafael Santamaría
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jueves, 26 de noviembre de 2009

EL ANGEL DEL AMOR O, AQUEL HIJO DE DIOS; original de Rafael Santamaría

Para ver no hace falta mirar, sino todo el mundo vería; para escuchar no hace falta oír, sino todo el mundo oiría; quien tenga oidos para oír, que oiga, y quien tenga ojos para ver, que vea;                                      A vosotros:                                                                                      "Hubo una vez un hombre que dijo hablar con Dios, y que Dios le escuchaba; y bajo aquel dialogo divino dijo descifrar la inteligencia de Dios, a lo que llamó : amor; y mantuvo sus conversaciones con Dios y las divulgó, pero al no ser comprendidas por el saber del hombre, utilizó el lenguaje que dispone el hombre para comprender; y el hombre algo comprendió. Y desafiando su naturaleza humana quiso utilizar su existencia para experimentar todo conocimiento aprendido, y así vivió en la expresión del amor; pero lo vivió con tanta intensidad que se transformó todo él en amor; y así, inmortalizó su vida, y así adquirió su sabiduría, y así y sólo así, tornó a su forma Divina; y he aquí que aquel hombre se convirtió en el hijo de Dios, pues buscó en el padre la sabiduría innata del hijo; y así encontró a Dios, su Padre, su único Padre. Y en Él reconoció al Todo, y en el Todo vió la parte, y conociendo que él era parte del Todo, se convirtió en el Todo al identificar la parte con el Todo. Y aunque intentó dar testimonio de su fe, aquello que el hombre no puede ver con sus propios ojos, contradice la censurada doctrina del razonamiento del hombre. Y aquel hijo de Dios que asombró a la humanidad que le observó sin utilizar la engañosa vista de la mirada, dulcificó su vida con un adios inmortal, con el que se despidió de la muerte, para vivir en el Eterno Reino Celestial. Y habiendo dejado un legado para el quisiera volver a ver, el hombre volvió su mirada hacía lo que le rodeaba y se olvidó de sí, se olvido de él, se olvido de lo que era y es. 
Y el hombre volvió a ser hombre, y Dios perdió su morada, porque sólo en el hombre que encuentra a Dios con el báculo del amor, sólo en ese hombre, sólo allí, Dios regresa a su morada.
Y quiso así aquel hermano dejar el hospicio de la carne humana, en este plano de consciencia, para regresar en forma de espíritu al linaje de su procedencia, y habitar así, junto al Padre, en el Eterno Reino de la Inmortalidad: El Amor del Padre" 

Rafael Santamaría
629 309 929

domingo, 22 de noviembre de 2009

CEGUERA DE UN CORAZON; original de Rafael Santamaría


El conocimiento, cuando se interioriza y se vive en él, hace que uno se transforme todo él en conocimiento; y yo os digo, que no hay mayor conocimiento que el amor verdadero, y éste no está en los libros; fijaos bien como entonces la sabiduria de vuestra alma cambia las diotrias de vuestra vista para de hacer de vuestra lectura conocimiento puro, amor puro; 
A vosotros:

 "Hubo una vez una reina sin rey, que aún poseyéndolo todo no tenía nada, y agotada en su desconsuelo se precipitó a la enfermedad; y estando enferma, no quiso aún morir, pero si vivir sufriendo su agónica tristeza. Como magna era su realeza y grande su poderio, de todas las partes de las siete provincias muchos médicos llegaron intentando restablecerla, más muy pocos de aquellos alcanzaron su corazón, y ni tan siquiera uno consiguió despertar el gozo de aquel corazón afligido. Así, la meláncolica reina, desahuciada de amor y víctima de un cruel pesimismo, desesperada, huyó lejos de su reino en busca de su propio antidoto. Y sola y desamparada, vagó sin rumbo a merced de la deseperanza; y tomando como guia en su camino la pena de un luto prematuro de amor, llegó hasta la frontera que separa la vida de la muerte, y abandonada de fuerzas se postró a esperar su hora, y mientras el tiempo le consumia la poca vida que aún quedaba en su maltrecho cuerpo, un halo de luz, sin forma aparente, se acercó para envolverla. Al envolverla, la joven reina se vió muerta, y muerta sintió alivio, alivió al no tener que soportar la carga de su corazón afligido; pero la realidad que la envolvía fue otra muy distinta: pues en los confines de la soledad halló la felicidad, pues allí donde habita el último de los sentimientos de este mundo fenoménico, allí empieza la dicha del Gozo Divino; allí, en el interior de cada uno, allí empieza la Verdad; allí, donde nada es necesario salvo el conocimiento de uno mismo, allí empieza la intuición; allí, donde la conciencia del alma observa lo externo como trivial y lo pasional como fruto del deseo, allí se encuentra la paz; allí, donde la mejor compañía es uno mismo, allí, se encuentra la amistad; allí, donde el amor es infinito, allí, se encuentra el amor verdadero; allí, donde el lujo de vivir es estar allí, allí esta el SER; allí ..., y sólo allí, está el único destino donde todo hombre debe ir. Y una vez que la reina despertó del sueño al que aquel halo la llevó, retornó su salud, y una vez que su salud hizó alarde de la vitalidad en su cuerpo, la joven reina tomó la referecia de su destino, y de regreso a esta vida, fue camino de su reino a reinar con el amor que había encontrado, comprendido y vivido dentro de si; pero en su camino de vuelta encontrose con un campesino y..., de aquella campiña, mi reina, no salió; pues algo vería en aquel hombre que antes no vió , pues el hombre era el mismo que antaño, que en la ida, la saludo; pero como quisiera la Providencia que asi fuera asi tuvo que ser más..., ¿no será también que el corazón tiene ojos para ver, y cuando la ceguera no le deja ver, no siente el amor en todo su ser?... será, más a mi joven reina así le sucedió.

Rafael Santamaría
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jueves, 19 de noviembre de 2009

AQUELLA, MI PAZ INTERIOR; original de Rafael Santamaría


Sirvase de entender el hombre que es algo más que la evolución de un primate; llegue a entender su evolución como ser, y no como hombre; y llegue a ser la evolución del hombre en consonancia con su ser;
A vosotros:

"Hubo una vez un hombre que tuvo un deseo, deseaba ante todo ser feliz, y tal era su entusiasmo por ser feliz, que puso todo su empeño en aquel deseo. Y como aquel deseo tardaba en materializarse, a aquel hombre se le empezó a agotar la paciencia, y tras perder la paciencia, la ira le sobrevino, y con la ira y la rabia, en perfecta e inseparable unión, frustó su deseo; y de aquella manera maldijo su deseo, pero aunque lo maldijo nunca se liberó de él, sino que aún lo deseo más y más, tanto, que llegó a hacer de aquel deseo, el sustento de la lógica que razonaba el entendimiento a su vida. Así, abordo de aquel barco llamado deseo, sin patrón que lo gobernase ni tripulación que lo defendiera, acabó desembarcando en una solitaria y desértica isla llamada placer; y tras deleitarse con la frustración que conlleva la esencia de todo placer, viró su rumbo para acabar amarrando su embarcación en el dique seco del sufrimiento; y así, por siempre jamás, se ató al arado que labra el inerte campo del deseo y lo pasional; y dejó así que su ego gobernará la ética de una personalidad afligida por el desconsuelo.
Pero a punto de perecer de una vejez prematura, anuló, por anhelo esplicito de la voluntad de su ser, toda ilusión del hombre y para el hombre: anuló todo deseo; y al desvincularse de todos los lazos que lo ataban al mundo fictcio de esa quimera ilusión del placer y del sufrimiento, abriósele la puerta de su SER, abriósele la morada de su alma, abriósele el único lugar del hombre donde Dios encuentra cobijo; y allí halló el camino interior que da hospedaje al hambriento de conocimiento y al sediento de amor; e ignoró todo camino externo por bello y atractivo que éste pudiera parecer. Y en aquel caminar interior encontró la tan ansiada felicidad que antaño deseó ..., encontró la paz; y al ser esta la paz de Dios que habita en el interior del corazón de todo hombre, la llamó LA PAZ INTERIOR.
Y aquel hombre desapareció para todo aquel que quiso buscarle, más dejó como legado el rastro a seguir para quienes ansian encontar la felicidad que el deseó, a la que llamó, Paz Interior"

Rafael Santamaría
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lunes, 16 de noviembre de 2009

EL SUEÑO DE LA VIDA; original de Rafael Santamaría


Cuando el hombre descansa y su mente duerme, el alma se le despierta; cuando el hombre se relaja y acalla su mente, despierta a su alma; 
A vosotros:


"Una vez mi alma tuvó un sueño, soñé que me transformaba en la forma más burda de vibración conocida : la materia, y que aquella materia cobraba forma : la forma humana; y soñé en tal estado de soñación, que aquel sueño me pareció real, tan real, que cuando creí de verdad que era humano, se me olvidó quien era en verdad.
Y bajo aquella forma viví en la pesadilla de lo irreal, en la pesadilla del mundo de la ilusión; me dejé arrastrar por los sentidos y la experimentación que podia hacer de ellos a través de aquella forma en la que mi alma dormitaba. Descubrí un mundo nuevo, un mundo de emociones, en el cual la dualidad y lo efímero compartían su protagonismo. Perdí la referencia de mi procedencia, y mi alma echó raices en aquel sueño..., y lo llamó encarnación; y vinculé aquella forma de vida con la verdad; y mientras soñaba, soñé despierto y en voz alta, soñé poniendo voz a esa forma de vida, soñé: ¿por qué este sueño?; y una voz, mi voz,  La VOZ,  me respondió: porque este es el sueño que debes soñar para comprender quien eres en verdad; pero esta parte del sueño se borró, y pasó al olvido para la mente humana, para la mente que dominaba mi sueño.
Ahora, bajo esta forma de vida, también sueño; sueño que una vez fui puro en la forma y el contenido, sueño que una vez fui YO : fui ese espíritu puro que en esencia es el sueño eterno; sueño con la procedencia de mi sueño; sueño con la verdad de mi sueño; sueño con mi sueño...pero, despierto en la vida que sueño, y entonces, no despierto de mi sueño.
¿Cuánto he de aprender para regresar de al pais de los sueños?... y, ¿qué es eso tan importante que tengo que descubrir para alcanzar la verdad del conocimiento que me libere de mi sueño? ¿Cómo puede ser un simple sueño tan real como la vida misma?, ¿cómo puede ser tan, tan real, que me haga perder la noción de mi propio sueño y piense que la verdad es lo que sueño?
Pero viéndome soñar vi la verdad; fue a través de la observación como descubrí la realidad de mi sueño, y en ella, en la observación, he puesto toda mi fe, pues sólo asi venceré al sueño que me hace soñar : la tentación de los sentidos, la tentación del mundo sensorial; y en pleno acto de privación de sueño, consigó por unos momentos librarme del yugo de mi sueño y ser YO de nuevo; y ahora que no sueño, entiendo el por qué de aquel sueño; y a través del entendimiento de mi sueño, de éste que fue mi sueño, os invito a despertaros de vuestro sueño.
Despertaos, despertaos y sed  por siempre despiertos, eternamente despiertos; pues quien despierta de su sueño, se dará cuenta de que todo era eso, un sueño, un sueño llamado aprendizaje, llamado, en definitiva, vida"

Rafael Santamaría
senseirsan@gmail.com
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jueves, 12 de noviembre de 2009

AMAR ES AMOR, AMOR ES AMAR; original de Rafael Santamaría


No es por casualidad la pureza de un niño, no es por casualidad la semejanza de un niño con lo Divino, como tampoco es por casualidad que todos llevamos dentro un niño; de lo que deduzco: que no es por casualidad que todos llevemos dentro la pureza que nos hace ser niños, la pureza que nos hace Divinos,...; quien fija la atención en su interior, no sólo verá el niño que es, sino que se dará cuenta que es un niño, y que todo lo demás, es producto de la fantasía desatinada con la que juega ese niño;
 A vosotros, a esos niños:
 
"Hubo una vez una historia de amor, de tanto, tanto amor, que acabó marchitándola el odio..., pues el hombre que ama a una mujer, y la mujer que corresponde en amor a un hombre, estan condenados a odiarse mientras no sepan amarse. ¿Y qué es amor?, me pregunto yo; amor es amar pero, amar no es nada en sí, si uno no se transforma en amor. Así pues, aquella pareja de bienaventurados en el amor, disfrutaron como amantes mientras la ilusión del amor duró, pero una vez el amor fue pastó de las leyes del hombre, la ilusión pasó a ser deseo, la caricia se olvidó del beso, y la leyenda del amor verdadero se desvaneció por completo por falta de adeptos; lo eterno pasó a ser efímero, y  hombre y mujer cayeron en el error de lo aparente: vendieron su alma al sentido de la vista, al sentido del oido, al sentido del gusto..., al deseo en definitiva. La poderosa fuerza que todo lo mantiene unido, el amor, cambió su frecuencia, tornó, y de su lado más espiritual cambió a su lado oculto; fue hasta allí, hasta donde los deseos carnales anidan con virulencia y todo reconforta cuando el placer encuentra la presa que le sacie. Y a aquello a lo que el amor puso nombre, el hombre se lo quitó; y a aquello a lo que todo hijo de Dios vino a hacer, aquello se olvidó. Y tomando el egoismo por bandera, y la envidia como patria, así, todo hombre salió a defender su parcela, aquel coto que él mismo delimitó para amargura suya.  Y así nació la enfermedad : por insatisfacción del alma; pues cuando un corazón no se puede expresar a través de sus sentimientos como amor puro, el alma calla, y alma que no habla, enferma, y al enfermar, el hombre, cae enfermo; enfermo de su propia agonía. Quiera así pues el hombre entender que ES, pues perdido en el océano de los sentidos, y abordo de un barco llamado lógica, no podrá atravesar ese mar de deseos y placeres que lo sujeta al mundo corporeo. Eríjase el mismo como velero en su propio periplo, dejando en manos del Sagrado Destino la travesía de su velero; y fije el rumbo izando la vela mayor de su corazón : el amor, y deje al viento que a través de su aliento divino azote su vela : su corazón, y le guie; y no pare en ningún puerto de los que dicen parada, de aquellos gobernados por y para el hombre, pues no necesita de nada, salvo llegar a buen puerto, a ese puerto en el que el amor es la entrada; y sirvase de entrar en él sin permiso, pues a él pertenece y él en esencia es. Sirvase pues entonces en SER, en SER lo que ES; y una vez vestido de gala, con el uniforme que le corresponde: vestido de espíritu puro, ame; pero no ame por amar, sino ame de amor y ame a la humanidad, transformándose así en eterno; ame a su hermano y hermana sin fijarse nada más que en el amor que todo lo ama: en Dios; y sea así lo que ES : AMOR, es decir: Dios en su esencia pura y divina.
Vuelva así pues a SER lo que FUE; sea pues de nuevo lo que ha venido a SER; y rechace toda imitación, todo impostor, todo personaje..., rechace en definitiva al protagonista de su película : su ego, y desestime todo guión que no le devuelva a la esencia de su SER"

Rafael Santamaría
senseirsan@gmail.com
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domingo, 8 de noviembre de 2009

UN BREBAJE LLAMADO PERDON; original de Rafael Santamaría


La enfermedad del enfermo, es la expresión del duelo del alma en el cuerpo físico; tras lo que creemos que somos, está lo que verdaderamente somos; quitarse esa mascara, es el proposito de toda una vida; la aventura de hacerlo es..., entender la vida;
A los que entienden la vida, a vosotros:

"Hubo una vez una enfermedad que abatía por completo la salud de un hombre. Y así, aquel hombre enfermo, poco a poco, se dejó arrastrar por los abismos de su enfermedad hasta tal punto, que su salud le pidió permiso para abandonarlo. Pero antes del último adios declarado, la caridad de la amistad quiso despedirlo, y con los honores del amor, a su puerta llamó. Y en los albores de la muerte, una mujer, casi desconocida para él, de lágrima seca y rostro inquebrantable, abofeteó su corazón con el recuerdo de un amor. El moribundo hombre, reconocíó en aquella mujer a la muchacha que una vez amó y en la que tanto dolor sembró al no saber amarla. Y al escuchar como la asfixia de aquella voz relataba un pasado tortuoso, falto de palabras, utilizó la expresión del llanto, y perdido en el misterio de los sentimientos, agudizó su intuición, y gracias a ella, reconoció en su enfermedad el lamento de su alma, y en aquella mujer, una prueba fallida de amor. Y como el tiempo de una vida no retorna al punto de inflexión donde las emociones cambian el rumbo de una existencia, rebuscó en el baúl de su corazón, y allí halló la sinceridad del perdón. Y utilizando el indulto de la compasión, con aquella muestra de arrepentimiento, aquel hombre clamó piedad; la mujer, de lágrima seca y rostro inquebrantable, lloró: le perdonó, y esbozó un gesto que lo dijo todo. Y sin decirse nada más, se lo dijeron todo. Y como alquimia divina que es, aquel perdón curó la mancha de odio que el alma de aquel hombre portaba; y a punto de morir, resucitó a la vida; y sin enfermedad que lo enfermara, aquel enfermo abadonó su condición de enfermo al sanar su alma.
Dicho de otra manera: con amor curó su odio, con el perdón sanó su alma...., es decir: con el amor de su alma se perdonó su odio"  

Rafael Santamaría
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viernes, 6 de noviembre de 2009

LA ETERNA SONRISA, original de Rafael Santamaría

La única Luz que puede alumbrar tu vida es tu Luz, pero sólo brillará tu luz, cuando halla sido iluminada tu alma.
A vosotros:

"Hubo una vez una sonrisa que perdió su rostro, y al perderlo, aquel rostro vagó en los delirios de la tristeza. Y fue tan largo el tiempo transcurrido con aquella amargura, que aquel rostro bajó sus ojos, y con la mirada puesta en la nada, deambuló sin semblante que lo adornara. Y de tanto huir de la felicidad, descubrió la desdicha, y hundido en la muerte de la vida sin vida, olvidó toda razón de Ser, para más tarde, amonestarse en el desencuentro de si mismo. Y así estuvo, por el sólo hecho de estar, hasta que la vida le renombró hijo prodigo, y apodado con su propio nombre, regresó al bautizo de su vida gracias a que la muerte, le repudió como ser vivo. Y la gracia del perdón le quiso poner a prueba consigo mismo, y fue así, que habiéndose perdonado, la gratitud de su fe acordó llevarlo al altar de su Ser, para una vez vista la realidad de su existencia, reescribir el guión de su vida con una sonrisa, siendo esta sonrisa, la sonrisa sin rostro que aquel rostro, recuperó al recuperar su sonrisa.
Y así, tomando como pluma su sonrisa, y utilizando su alma como tintero, reescribió el guión de su vida utilizando el amor de su corazón a modo de tinta. Pero a cada frase que escribía, la realidad del momento le envolvía de tanta sabiduría, que no pudo sino parar de escribir, para convertirse él mismo en escritura. Y tomando como lienzo su vida, paso de la escritura a la pintura, y cambió la pluma por el pincel, y con los colores de la vida dibujó una sonrisa, su sonrisa: la eterna sonrisa; esa que se lleva dentro, y que de dentro hacia afuera sale sin el ruído de la risa.
Y aquel rostro de la sonrisa perdida, sonrió a la vida, pero no a la vida terrenal, sino, a la vida eterna, y con la eterna sonrisa, se despidió de esta vida.
Pues quien descubre lo que ES, de felicidad vivirá por toda la eternidad, y para dar testimonio de Esa Verdad, la Eterna Sonrisa lucirá"

Rafael Santamaría
senseirsan@gmail.com
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