sábado, 6 de noviembre de 2010

BASTA CON AMAR A DIOS PARA SENTIRSE AMADO; original de Rafael Santamaría

No todo el que cierra los ojos ve a Dios, salvo el que al cerrar los ojos, abre sus ojos a Dios.
A vosotros:

"En verdad os digo que no sabréis de mi por mí, sino que sabréis de mi por aquellos que vinieron a mí.
Pues toda singular forma de entender lo que yo digo viene antes por comprender primero lo que vosotros decís.
Vuestras palabras son el comienzo de las mías, y las mías, son aquellas que dan sentido a lo que las vuestras empezaron diciendo.
Y habéis de saber que la sabiduría que lleváis implícita es el reconocimiento de Dios en vosotros. Recordar quiénes sois, de dónde venís y por qué, es misión vuestra, es la misión de vuestra vida; pero vuestra memoria espiritual es tan débil como lo es vuestra fuerza de voluntad.
Allí donde vosotros ponéis vuestra atención, allí es donde empieza el misterio con el que vinculáis vuestra vida a este mundo; pero no es ese el verdadero misterio. Pues el único misterio que tiene vuestra vida obedece al sentido que dais a vuestro amor;  y así, a más amor, más sentido tendrá vuestra vida, y a menos amor, menos sentido tendrá vuestra vida. 
No seáis pues como la mente que gobierna al hombre, ser mejor como la mente con que Dios se manifiesta en el hombre. Ser conciencia, es decir, abrir vuestra mente al amor con que Dios se manifiesta en vosotros a través de vuestra alma.
Pues todo el mar que gobierna las aguas del mundo es vuestra conciencia, pero si vosotros sólo os identificáis con una parte de ella, no seréis mar, no seréis conciencia; seréis la mente que se apartó del mar al creer en la individualidad de su ego, al creer, en definitiva, en el personaje que representa en esta gran obra cósmica llamada vida.
Pues habéis de saber que en toda obra teatral, lo que muere es el personaje y no el actor; así y de la misma forma, muere el hombre pero no su alma.
Aquietad pues primero el oleaje de vuestra mente: vuestros pensamientos, para estando el mar en calma, sea a través de esa calma como lleguéis a estar en paz con vosotros mismos. Y será entonces cuando dicha calma, dicha paz, os deje profundizar en vuestras aguas, en vuestra mente. Y entonces, hallaréis el misterio de las profundidades que perdisteis al naufragar en las playas del ego. Hallaréis a Dios en vosotros: vuestra conciencia espiritual llamada alma. 
 Y no es sólo el camino que el hombre sigue el que ha de seguir para encontrar lo que yo os digo, es el camino en sí, es decir, el hombre en sí mismo, el que ha de seguir para encontrar no lo que yo os digo, sino lo que significa lo que yo os digo; para encontraros, en definitiva, a vosotros mismos.  
Y no intentéis hacer de vuestro intelecto vuestra sabiduría, pues vuestra sabiduría es la página con la que vivís el diario en el que Dios escribe con amor todos los días.
Y no intentéis desenfrenar vuestro ruido mental con aquellos que os acompañan en vuestro periplo por esta vida; pues en verdad os digo que es más fácil aconsejar que llevar a la práctica vuestros propios consejos.
Pues en verdad, en verdad os digo, que os será más fácil ver lo que no queréis ver y verlo en otros, que ser transparentes a vuestros propios ojos.
Porque es más fácil criticar que ser críticos con vosotros mismos.
Porque es más fácil herir, que curar las heridas.
Porque es más fácil matar un recuerdo, que rescatarlo del olvido.
Porque es más fácil huir en la ayuda, que ir presto a socorrer.
Porque es más fácil engañar, que decir la verdad.
Porque es más fácil tomar el atajo más corto, que recorrer el camino más largo.
Porque es más fácil hacerse la víctima de todo acto, que ser testigo de nuestro propio aprendizaje.
Porque es más fácil dominar y oprimir, que dar la libertad de elegir.
Porque es más fácil insultar, que pedir perdón.
Porque es más fácil recriminar, que verse uno en esa situación.
Porque es más fácil pedir, que ser ofrenda.
Porque es más fácil enemistarse, que hacer amigos. 
Porque es más fácil rezar a Dios, que ser la oración con la que se Le reza.
Porque es más fácil amar, que ser amor.
Porque es más fácil pensar, que ser pensamiento.
Porque es más fácil saber, que ser sabiduría.
Porque es más fácil sonreír, que ser sonrisa.
Pero en verdad os digo que todo lo que os resulte cómodo y fácil flaqueara vuestra entereza espiritual; así pues, apostad siempre por aquello que mantenga en vilo vuestra vigilia espiritual.
No seáis pues como el mercader que comercia con todo lo que da riquezas, pues pronto se quedará sin género y de una u otra manera tendrá que robar. Ser mejor como el campesino que labra sin ánimo de lucro su propio campo, su propio destino; pues en él toda siembra dará su fruto porque el fruto de su siembra fue el amor con que cultivó su cosecha.
 Nada consigue el hombre que busca los frutos de sus actos, pero aquel que hace sin hacer, aquel que todo lo que hace sólo lo hace por el bien que genera su amor al hacerlo, aquel tendrá la recompensa que no buscó; aquel tendrá el fruto del amor a sus pies.
No hagáis nada pues por interés; haced las cosas por amor y estaréis cosechando en las tierras del cielo lo que Dios cultivó; estaréis cultivando la fertilidad de vuestra propia alma en el camino espiritual que es Dios.
Haced y dejad hacer; vivid y dejad vivir; amad y dejar amar.
Basta con amar a Dios para sentirse amado.
Todo cuanto tenéis que hacer está en vosotros"


Rafael Santamaría