jueves, 3 de junio de 2010

EL MISTERIO DE DIOS EN VOSOTROS; original de Rafael Santamaría

La mano que yo os extiendo, no es una mano cualquiera, es la mano del amor, sobre la cual, se erige el poder de Dios.
A vosotros:


"Entended que, el sol en vuestra vida lo ponéis vosotros; que las nubes que tapan los rayos de vuestro sol son vuestros pensamientos; y que las tormentas se forman cuando vuestros pensamientos agitan tanto la atmosfera de vuestro sol, que se derraman lágrimas en forma de lluvia, y se grita en forma de truenos; pero no olvidéis por otra parte, que toda tormenta acompaña de relampagos, esos destellos de luz blanca que en medio de la tormenta, dan luz cuando la oscuridad nos ciega; así pues, dejad que sea esa luz la que os guie en vuestra particular tormenta hasta que el astro rey de vuestra vida, el sol, os devuelva su luz y calor.
Ahora bien; yo os digo: depender de los astros, depender del sol, conlleva el riesgo de nubes, tormentas y demás; es decir, vivir en el mundo que os rodea, conlleva estar al servicio del ego, de la mente, de su efímera realidad ; y yo os pregunto: ¿no sería mejor buscar la luz del astro que hay en vuestro interior?, ¿y no sería mejor buscar de entre tantos astros, aquel que no depende de ningún tipo de sombras, sean nubes o nubarrones, y que no depende de la climatología que se crea y se forma con vuestra actitud?; y yo os pregunto: ¿no sería mejor vivir ajeno a toda tormenta emocional y al sufrimiento que depara esta?; pues si como yo entendisteis que hay un mundo mejor que esta exento de la realidad que hay fuera, entonces, buscad en vuestro interior la única luz que ilumina vuestro Ser. Buscad ese astro que entre todos los astros, es el astro rey por excelencia; y ese astro que yo os invito a descubrir, es el amor de vuestra alma, que a través de vuestro corazón, se erige como dueño y señor de lo que sois en la forma en la que habéis elegido representar el papel de vuestra alma en este plano.
Pues yo os digo, ¡ay de aquel, que sólo limpia su casa cuando tiene invitados!, pues vivirá en la apariencia; mas yo os digo, que el alma es la casa de Dios en vosotros, y que si sólo la limpiaráis cuando el Padre viene a visitaros, nunca la encontrará limpia; pues El sabe, como vosotros sabéis, que la limpieza es otra cosa; y El sabe, como vosotros sabéis, que no basta con purgar la basura de vuestra conciencia cuando se os llama en presencia de Dios; la conciencia ha de expandirse en su limpieza día tras día, para que en la hora en que se os llame, vosotros, estéis limpios y gracias a ello, vuestro corazón sea puro como lo es el amor del que Os creo.
Y yo os digo: ¡ay de aquel que guarda en su despensa lo mejor que tiene para ofrecerselo a sus invitados!, pues una cosa es dar uno lo mejor que tiene a los demás con amor, y otra cosa muy distinta, es dar uno lo mejor que tiene para aparentar que da amor. El que da todo lo que tiene porque lo tiene todo, y supo desprenderse de ello para que otros comprendieran su mensaje, ese, supo lo que daba y cómo lo daba; pero el que teniéndolo todo no supo entender lo que tenía, y lo guardó bajo llave para que otros al verlo, elogiaran lo que tenía, ese, no entendió el mensaje de lo que daba y lo que tenía.
¡Y ay de aquellos que entendiendo el mensaje y sabiendo leer entre lineas lo ignoraron!; pues una cosa son aquellos que aún no saben leer y escribir y por ello les cuesta comprender; y otra cosa muy distinta, son aquellos que aún sabiendo leer y escribir, no quisieron comprender porque sus oidos escuchaban música pagana en vez del amor de su alma; pues yo os digo, que no hay mejor música que la no se oye cuando se esta en silencio, y esa, no emana de nigún lugar lejano al hombre, esa, emana de la misma fuente en la que el hombre nace para despertar a la vida: el amor. Así pues, alejáos de la risa ignorante con la que el hombre se burla de Dios, y sonreir con el amor con el que el verdadero hombre se descubre así mismo y a Dios, y entonces, vuestros oidos oiran la palabra del Padre en vosotros, porque entonces vosotros, habréis comprendido que la palabra del Padre sois vosotros.
No hay más misterio en el hombre, que el mismo misterio con que el Padre, Dios, quiso que el hombre fuera un misterio para el hombre; descubierto éste, el hombre dejará de ser un misterio, para entonces, ser Dios.
A mis hermanos, fuente de la misma sabiduría que yo"

Rafael Santamaría
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