miércoles, 8 de julio de 2020

GUSTAR A ALGUIEN; original de Rafael Santamaría


A la gente no le molesta estar sola o vivir en soledad, le molesta no gustar a nadie, es entonces cuando se sienten solos.

Cuando intentas gustar a alguien te esclavizas a los gustos de esa persona, pero cuando intentas gustar a todos, pierdes por completo tu identidad.

Todo el mundo busca gustar.

Es una eterna búsqueda que empieza con uno mismo, y al no concluir está búsqueda inicial con éxito, la proyectamos sobre los demás.

Cuando conseguimos gustar, nos creemos alguien, y cuánto más alguien nos creemos, nuestra nueva identidad de ese alguien nos hace sentirnos bien; un sentirse bien relativo y relativizado.

Pues cuando esa nueva identidad que nos hemos forjado para gustar a los demás se tambalea en función de los gustos cambiantes de otros, nos sentimos perdidos, ya que nos damos cuenta, a nivel subconsciente, de que de alguna manera no tenemos identidad propia.

Para recuperarla, para recuperar de nuevo nuestra identidad, insistimos en gustar, y sobre todo buscamos gustar a aquellos que nos gustan, para que a través de ellos, empezar a gustarnos un poquito más cada día.

Pero todo esto es en balde, el gusto cambia, y algo que está en constante cambio no puede ofrecernos nunca seguridad alguna.

Cuando nuestro corazón se ve obligado a mudarse una y otra vez, no permitiéndosele echar raíces en su propia conciencia, la tristeza de nuestros sentimientos muestra su lado más febril debido al maltrato que nos hacemos a nosotros mismos por ofrecer constantemente nuestra personalidad al antojo de los gustos de los demás.

El postureo comercializa una venta de falsas realidades con la intención de tener un personaje en el que creer, para afianzándonos en él, alimentar un tímido cariño hacia nosotros mismos, aunque sea virtualmente falso.

Pero es que necesitamos creer que hay alguien a quien le gustamos, para de esa forma, dar fe de que somos merecedores de nuestro propio amor y cariño.

El quererse a uno mismo es la más compleja de las razones de nuestra existencia, algo de lo que el hombre aún no ha tomado conciencia.

Rafael Santamaría