sábado, 16 de enero de 2016

EL YO PENSANTE; original de Rafael Santamaría

Así como son tus pensamientos, así se conforma un entidad pensante: el yo pienso, o el yo que piensa.
A través de ésa entidad pensante, el yo que piensa se mueve por un Universo mental en el que todo es mente, y en el que todo está en tu mente, al ser tu mente un fragmento del Universo mental con las mismas características y propiedades que la la mente del Universo.
La vibración más baja de un pensamiento es la materia; la vibración más alta, por el contrario, es la conciencia.
Cuando la conciencia baja a la vibración de la materia, la conciencia se cree el yo pensante.
Cuando el yo pensante sube su vibración por encima del mundo de las formas, por encima del mundo de la materia y las leyes a las que ésta está sujeta, eleva entonces su pensamiento hasta su conciencia, dejando a un lado en ése momento la identidad del yo pensante para volverse conciencia.
La no-mente es conciencia.
El yo que es conciencia no piensa, y como consecuencia deja de ser un yo identificado con su mente; deja de ser un yo pensante.
El yo que piensa, o no toma nunca conciencia, o le cuesta mucho trabajo tomar conciencia, debido a que el yo que piensa siempre está pensado en vez de tomar conciencia.
La mente no piensa, sólo es un donde están todos nuestros pensamientos.
El que piensa no es la mente, sino que es aquel intruso que oculto en nuestra mente, utiliza nuestra mente para sus pensamientos.
El intruso es el ego.
Cuando el yo que piensa en vez de pensar, observa a su ego, éste: el ego, no actúa, no piensa, como consecuencia de sentirse "vigilado"; es entonces cuando la mente se va quedando libre de todo pensamiento.
Al vaciar la mente de todos y cada uno de nuestros pensamientos, la mente se vuelve conciencia.
El que medita observa su mente, al observar su mente, aquel que medita observa sus pensamientos.
Cuando aquel que medita toma conciencia de que sus pensamientos no son suyos, aquel que medita ha desvelado la identidad de su ego.
Y aquel que desvela la identidad de su ego, ya no está, o no se encuentra, maniatado a la voluntad de su ego. Ha trascendido a su ego.
Medita.
Rafael Santamaría