lunes, 29 de marzo de 2010

EL RELOJ, LA VIDA, Y EL AMOR; original de Rafael Santamaría

Si el amor se puede expresar con palabras, entonces, dejad que os cuente una historia:
A vosotros
"Hubo una vez un soldado, que herido de muerte, recaló en manos de la mujer amada, pues sin saberlo, la mujer que sanaria sus heridas, se uniría a él en cuerpo y alma. Y así fue, que mientras curaba las heridas de aquel soldado enfermo, aquella mujer descubrió en su paciente, el amor del que durante toda una vida oyó hablar en boca de otros. Mas sin tocar mas que las profundas heridas de aquel soldado,sintió a través de su cometido, la gratitud de amar y ser amada bajo el hechizo del amor verdadero. Y cuando aquel soldado recupero la conciencia y abrió los ojos, no vio mas que lo que ya había sentido su alma a través del gozo de su corazón; y sin aun poder incorporarse, la beso sin besarla con la expresión de su alma. Y así, quedo sellada una relación que nunca daría mas frutos que el mismo amor; pues cuando se supo que aquel soldado se hubo recuperado, pronto fue llamado a filas.
Y así fue, que en la despedida se obviaron las palabras; el dolor del que parte lo dice todo, y el llanto del que se queda no consuela nada. Y aquel soldado, mirando a los ojos de la mujer amada, se quito su reloj, y la dijo poniéndoselo en la muñeca:
-Dadme el tiempo que le queda de pila a este reloj para regresar junto a vos. Si no regreso antes de que se pare, no me esperéis mas, pues habré muerto, y muerto, no puedo regresar hasta vos.
Y sin mas palabras se fue. Y aquella guerra lo retuvo mas tiempo de lo que aquel reloj pudo sobrevivir con la energía de su amor. Y aunque la muerte aun no se lo había llevado, el reloj que marcaba las horas de su amor se paro. Y a aquella mujer, la vida que la sostenía su vida: el amor, se la apago; y aunque aquel reloj nunca mas volvio a andar, su amor, cuando lo miraba, lo veía funcionar.
Pero el tiempo paso, y ambos dos murieron sin volverse a ver en esta vida; pero me cuenta el enterrador, que cuando dieron sepultura a aquella mujer, el reloj de su muñeca, nadie sabe cómo ni por qué, de nuevo echo a andar.
Y quien sabe si aquel reloj echo a andar porque en otro lugar distinto a esta realidad, aquellos dos que se amaron en vida sin vivir su amor, se volvieron a encontrar"

Rafael Santamaría
senseirsan@gmail.com
629 309 929

sábado, 27 de marzo de 2010

EL REINO DEL AMOR; original de Rafael Santamaría

Cuando el reino de Dios, el reino del amor, llame a vuestra puerta, no seais ingratos con El, pues aunque siempre llama dos veces, no conviene hacerle de rogar; dejadle entrar, y seréis afortunados; dejadle marchar, y de por vida que vuestra alma lo lamentará.
A vosotros:

"Hubo una vez un reino que carecía de todo rey porque no necesitaba gobernarse, pero su pueblo, a través de su ego, se adulteró en el sentir de aquel reinado al querer dominar y cautivar, la opulencia y abundancia que aquel reinado ofrecía incondicionalmente : el amor; y así, aquel pueblo sumiso a sus deseos, quiso controlar lo incontrolable; aquel reino sin rey: el reino del amor. Y fue así, que desde la morada del miedo, surgió una mente condicionada por sus pensamientos; y fue así, que desde lo mental, se forjó la personalidad que maniató la frescura de toda expresividad ante cualquier sentimiento; y así, quedó censurada la libertad de aprender bajo el estímulo del amor verdadero: quedó censurada la libertad de aprender bajo el estigma de la verdadera sabiduría; y en aquel reino sin rey, en aquel reino del amor, se levantó el mayor muro que nadie más que la mente del hombre podía levantar. Y lo abudante y prospero, se convirtió en efímero y escaso, y aquel reino del amor sin reino ni reinado, murio a los ojos de su Creador al verse doblegado por las emociones de una mente que a través de sus pensamientos lo controlaba todo, cuando el reino de Dios, el reino del amor, no puede ni será jamás controlado. Y aquel reino de Dios, aquel reino del amor, quedó oculto en lo más profundo del Ser humano; allí, donde la mente jamás pensó que el amor del hombre buscaría la esencia de su existencia; y allí, espera a ser descubierto por el alma del hombre para que el hombre regrese a su esencia.
Pero la mente del hombre es tan poderosa, que a lo increible lo hace creible; y de esta manera, nada ES sin la aprobación de la mente, pues todo en el hombre pasa por ella, y el reino del amor no iba a ser menos.
Quien piense que ama, no ama, pues sus pensamientos le condicionan al amar; quien elige a quien ama, no ama, pues su elección le traiciona al amar; sólo quien siente que ama, sabe de amor, y quien siente el amor del alma, sabe de qué reino hablo yo.
Son muchos los que buscan dicho reino, y son muchos los que sienten que estan cerca, pero aún son más lo que no saben que existe; su sendero es tan profundo como las profundidades donde el alma habita, y su camino es tan particular, como lo es la verdad del alma.
El reino de Dios esta en cada uno de vosotros, quien lo encuentra, ha encontrado a Dios, quien no lo encuentra, es que aún no sabe lo que es el amor"

Rafael Santamaría
senseirsan@gmail.com
629 309 929

viernes, 26 de marzo de 2010

EL MAESTRO HABLA DE NUEVO; original de Rafael Santamaría

Aquel que sabe lo que es justo, no reparte justicia, es justicia, y así, de todo él, emana justicia en sus actos. Aquel que dice ser justo, no sabe de justicia, mas que las palabras que la adornan;
A vosotros:

"-Maestro, vos que lo sabéis todo decidme, por favor, ¿qué es la sexualidad?
- Hijo mio, la sexualidad si la piensas, es el deseo y el placer, pero si la vives y la sientes, es el amor.
- Maestro, lo que me cuentas, no es lo que me han enseñado.
- Hijo mio, de lo que a ti te han enseñado, yo me quedo con lo que no has aprendido.
- Maestro, maestro, esperad, no os vallais, decidme, si yo deseo a una mujer, si la deseo, ¿qué es eso?, ¿qué es?
- Si tu hijo mio deseas a una mujer, eso es tu ego...
- Entonces....
- ...,pero si tu amas a una mujer, eso es amor.
- Maestro no os entiendo, yo..., entonces maestro, ¿yo podría amar a muchas mujeres a la vez? o, ¿cómo me han enseñado, sólo puedo amar a una? 
-Hijo mio, no sólo es tu deber amar a uno, sino a todos, pero no como tu piensas, pues ese pensamiento es tu ego, es tu deseo, y eso no es amor, es destrucción. Ama sin pensar y ama a todos por igual, y así serás amor; y practica la sexualidad viviéndola y sintiéndola, y así, la podrás practicar con todos, en la medida en que puedas practicarla con cada uno. Y no desees a alguien porque el deseo, te llevara al sufrimiento. Y no busques el placer con alguien , porque el placer te llevara inevitablemente a la angustia y al desconsuelo, pues cuando el placer cesa en su gozo y se quita su mascara, su rostro, es horrible e infame; es doloroso a los ojos del alma; y yo te digo hijo mio, que todo tú eres el alma que el Padre es en ti a través de su espíritu.
Pero yo te digo: busca aquello que esta más allá de la existencia efimera a la que alcanza tu pensamiento; ama, y cuando ames, dejate llevar, eso es la sexualidad; la otra sexualidad que tú estás entendiendo es la que te enseñaron, es aquella que se vive desde el pensamiento, a través del deseo y el placer, a través de la dominación y la conquista, y no hijo mio no, esa sexualidad es la del hombre, y en el hombre acaba; y yo te invito a que conozcas la sexualidad de tu esencia, la sexualidad que llevas dentro, la sexualidad en la que Dios, tu Padre, se manifiesta en ti a través de tu alma corporea; y así yo te digo, que aquello que tú sientas, hazlo sin pensar; vive en el sentimiento la facultad de aprender lo vivido, y sin ignorar el sentimiento de los demas, busca sin buscar, cómo hacerte feliz haciendo feliz a los demás.
Y esto que te digo, en verdad también es parte de lo que no te han enseñado. Y cuando consigas hacerte feliz haciendo feliz a todos los que te rodean, habrás encontrado la felicidad. Así pues, yo te digo, que cuando consigas amarte amando a los demás, habrás conseguido ser amor; y eso, también es sexualidad.
Piensa en lo que tienes que hacer, y no harás más que lo que te han enseñado que debes hacer; siente lo que debes hacer, y viviras por la eternidad cada momento que así vivas. 
No ofrezcas la sabiduría de lo que crees que sabes a lo que te han enseñado, ofrécesela mejor a lo que has aprendido. 
- Maestro esperad, si os vais de mi lado siento que muero. Al menos contestadme a una última pregunta: ¿qué hago con mi vida?. Deseo amar y ser amado; pero también deseo darme al placer de amar como la cultura del hombre me ha enseñado a amar a través de la doctrina del pensamiento.
- Hijo mio, haz lo que creas que has de hacer; y sabrás que hiciste bien, cuando de los dos caminos que te aparezcan en tu destino, sepas que eligiste aquel al cual tenias más miedo, pues esos miedos hijo mio, son la ética con tu que mente te tiraniza.
Se un espíritu libre, y tu mente sólo gobernara tu mente; se lo que tu mente quieras que seas, y serás todo aquello que tu mente dice que eres.
Prueba a mirar tu amor desde la ventana cerrada de tu alma que no tiene más vista que su vista interior, y cuando accedas a ella, verás sin ver, lo que mis palabras hacen resonar en tu corazón, antes, todo lo aprendido por ti en palabras de otros, sólo es una éfimera ilusión con la que el hombre gobierna al hombre. 
Ahora, entra en el mundo de lo que ERES y disfruta SIENDO lo que ERES y has venido a SER; no lo hagas, y por mil siglos repetiras esta misma existencia en sus mil formas diferentes hasta que SEAS lo que has venido a SER y por derecho te pertence."

Rafael Santamaría
senseirsan@gmail. com 
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miércoles, 24 de marzo de 2010

LA CULTURA DEL AMOR INTERIOR; original de Rafael Santamaría

Vendrá, y no le reconoceréis; os llamará, y no le oiréis; os enseñará, y no le creeréis; pero al irse, muchos..., le entenderéis: creeréis.
A vosotros:

"Hoy la vida insiste en martirizarme con su forma de vida; y aunque en la amargura del mundo del hombre ya no vivo y, el pensamiento de la vida del hombre no afecta al alma que habita en el infinito espíritu de Dios que albergo en mi identidad con lo que SOY; aún así, he visto en el niño que llevo dentro, la sin piedad que marcó mi vida; pero gracias a Dios, en su día, más que verla la sentí; es por eso y gracias a eso, que el maestro que todos llevamos dentro, de la nada aparente nada aprendió, gracias al amor que no tuvo, y buscó en su interior.
Hoy he visto como a aquellos que se forman en las pequeñas edades con las que el hombre empieza a aprender la cultura del hombre, pierden toda percepción de la verdad en cuanto les falta el sosten que por derecho les pertenece: el amor.
No me gustaría que lección de su vida se asemejara a la que tuve que aprender yo, sin embargo, he de decir que si me gustaría que su legado, su aprendizaje, fuera como el mio: interior.
Hoy he visto como el hijo que lleva mi sangre, sufre de amor, y sufrira más hasta que no encuentre su amor; hoy he visto como dándole mi amor, sacia su sed de amor; pero yo sé que ha de buscar su amor interior para resolver el enigma que entrama toda vida; y es ahí, donde el dolor del cuerpo que habita mi alma, cede ante la pasión de un padre que no ve como la vida hara aprender a su hijo la mayor lección que todo hombre ha de superar: ser amor.
Mientras dure mi cortesia de padre, sé que mi amor en él lo hara invencible, pero también sé que no he de procurarle un escudo de amor, ni tan siquiera la espada del amor que entrama el conocimiento de la verdadera sabiduría sino..., sé que he de inculcarle el corazón de un guerrero que portará su propio escudo y su propia espada para, llegada la batalla, vencerla sin espada ni escudo, sino con el amor que su corazón porte cuando en toda contienda, encuentre en el llamado enemigo, la oportunidad de reencontrarse con la esencia de su vida : el amor que lleva dentro.
He aquí, que aunque la vida me calumnia buscando la oportunidad de vencerme a través del victimismo con que el hombre deniega servir al Padre, no hay más amor que el llevamos dentro, y no hay más verdad que la que nos muestra que ese amor es lo que Somos.
Y gracias a esta existencia, esta vida me da la oportunidad de servir una vez más al destino que yo mismo me he forjado, un destino que concurre al derecho de amar más allá del amor que despierta el odio.
Nadie más que uno mismo podrá ver la grandeza del amor que lleva dentro salvo, cuando uno mismo, ciegue su corazón al amor que siente al amar.
En verdad os digo, que hoy el día se inspiró en el drama con que el hombre piensa que vive; pero hace años, el mercenario del alma del hombre: su ego, me quiso engañar al hacerme sentir, a través de la emoción del pensamiento, víctima infantil de una precariedad emocional injustificada; hoy, recuerdo como si fuera ayer, aquel dolor con el que el fuego de la paz de mi amor interior, arrasó los primeros brotes de odio que quisieron germinar en el infinito amor de mi alma; y recuerdo también, como las primeras lecciones de amor, sembraron la buena semilla que dio el fruto de mi corazón.
A los rebeldes de corazón yo les digo, allí donde buscais el amor, allí..., es aquí; y el aquí, es el fuero interno de vuestro amor, sois vosotros. Así pues, no busquéis más, encontrad lo que sois dejándoos guiar por lo que sentis al amar"  

Rafael Santamaría
senseirsan@gmail.com
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sábado, 20 de marzo de 2010

ESMERALDA; original de Rafael Santamaría

El que contempla la fe de su alma, contempla a Dios; el que contempla a Dios a través de la fe de su alma, contempla lo que ES: amor.
A vosotros:

 "En el jardín real de las mil flores, Esmeralda era la única flor que llegado el otoño, no perdía su hoja; el rey, que era una persona sabia en el cuidado de las plantas, no daba crédito a lo que sus ojos veían; entonces, ordenó vigilar a aquella flor día y noche. Para sopresa suya, fue informado de que uno de sus hijos menores hablaba todos los días con Esmeralda, y ello, le confirmó la sospecha de que algo había tras aquella mágica flor.
El rey mandó llamar a su hijo para averiguar que extraña oración le dedicaba a aquella flor con la que conseguía mantenerla siempre joven y viva. Cuando el infante llegó ante su padre el rey, y fue preguntado por el supuesto encantamiento que impregnaba a aquella flor, el niño contestó:
- Sólo la escuchó padre, porque noto que me habla. Sólo eso, la escucho.
El padre, que no entendía nada, se indignó:
- ¡Qué te habla!, ¡qué te habla!; ¿y qué te cuenta?, si se puede saber.
- No dice nada padre, más bien, es su silencio quien me habla.
- ¡Su silencio!, ¡su silencio te habla!. ¿Eso es todo?. ¿Cómo puede hablar el silencio?
- Si padre, su silencio me habla.
- Bien, bien, y..., dime, ¿qué te cuenta ese silencio?
- Nada padre, el silencio nunca cuenta nada y lo cuenta todo padre. El silencio padre, es la única forma de hablar con la que nunca te equivocas si le escuchas. El silencio padre, habla cuando todos los demás ruidos callan. El silencio padre, es el amor a uno mismo, es el misterio de la soledad que desea quien se ama y ha descubierto el amor. El silencio padre, con el que Esmeralda me habla, es el amor que me demuestra sin decir nada. Ella padre, siempre esta ahí porque sabe que yo siempre estaré junto a ella; porque en el silencio que nos une, está el amor que ningún hombre entenderá hasta que contemplé la flor con la que se reconozca; y yo padre, en Esmeralda, he encontrado mi flor, he encontrado mi esencia; por eso padre, todos los días la contemplo sin buscar explicaciones; por eso padre, todos los días la miro cerrando mis ojos y la veo; por eso padre, ella vive en mi como yo en ella.
Padre, aunque son muchos los reinos que has conquistado, el reino de Esmeralda no se conquista con el arte de la buena espada, ni tan siquiera todos tus tesoros podrían comprarlo; el reino de Esmeralda padre, es el reino de la fe en uno mismo, de la fe en tu esencia; es el reino de la divina contemplación de uno mismo. Es padre, la gratitud de SER sin pensar ni desear; y el SER padre, sólo comtempla; y es en la contemplación, donde se reconforta con lo que ES. 
- ¡Hijo,tu locura bien merece un buen castigo! ¡A partir de ahora, estarás recluido en tus aposentos hasta nueva orden!
Esmeralda fue muriendo día tras día; pero lo increible de esta historia, es que según se apagaba la vida de uno, se apagaba la vida en el otro; y cuando la muerte se los llevó, el silencio que nunca antes nadie había escuchado, se escuchó. Y hasta allí, hasta aquel jardín del silencio, fueron y han ido, los más venerados hombres de fe a orar; pues allí se forjó el silencio de la contemplación, el silencio de la oración; el silencio de una flor, que nada decía diciéndolo todo.
Asi es el amor de la oración en el silencio interior; así es el amor que se siente en el arte de la contemplación, en el arte del SER."


Rafael Santamaría
senseirsan@gmail.com
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jueves, 18 de marzo de 2010

QUE PENA; original de Rafael Santamaría


Aquel que vio sin mirar lo que su vista se nego a creer, vio; los demas, aún les queda mucho por ver sin mirar, mucho, tanto, como lo que tardo el ciego en ver lo que era real sin volver a ver;

A vosotros:




"Que pena que la vida me conceda sólo una vida, esta vida, para amarme y descubrir el amor;
  que  pena que el amor de mi vida sólo ocupe toda una vida, y no la eternidad de mi vida;
  que pena que el silencio con que el amor sale a recibirme, sólo se oiga en el fondo de mi corazón como un murmullo, y no como la nana con la que todas las noches mi alma se mece hasta quedar dormida de amor;
  que pena que el llanto del amor, que es el gozo eterno, sólo derrame lágrimas cuando me ve llorar de emoción;
  que pena que la tristeza de un adios dure la amargura con que se vive;
  que pena que el dolor de alguien querido que se va, sea el dolor con que el hombre destierra de su amor al que se ha ido;
  que pena es sentir la emoción de la pena cuado la melancolía roba la esencia de mi vida: ser amor;
  que pena es la lluvia que cae y no moja porque sus gotas se secaron con la amargura del que odia la lluvia;
  que pena el amor en su forma de urna; que pena es encerrar lo divino y marginarlo de lo infinito y eterno;
  que pena el Destino de mi sombra que no es otro que lo que no Soy, pues mientras no vea quien me representa: quien SOY, la muerte atentamente me aguarda y espera;
  que pena aquel momento, y todos los momentos que como aquel momento, se fueron sin disfrutar el momento, sin disfrutar el aqui y el ahora;
 que pena de conocimiento aquel que se fue sin aprender nada, pues de la nada no se aprende por mucho que se lea y se repita lo leido; se aprende de sentir lo leido bajo el epigrafe de la experiencia vivida; 
  que pena de soledad de quien no sabe estar solo porque no se acepta tal y como ES;
  que pena de compañía que no entiende de amigos salvo para huir de si mismo y escapar a su realidad;
  que pena de la verdad que no entiende de medias verdades con las que el hombre comercializa la Verdad;
  que pena de dogma moral, que pena de hipocresia finanaciera, que pena el yugo con el que hombre se ata a la religión del miedo;
 que pena vivir con miedo, con ese miedo inculcado a todo que todo es miedo; hasta que un día el miedo, cobra sentido en la muerte, que da aún más miedo;
 que pena de sencillez con el que el silencio habla que nadie le escucha; que pena es no oir la verdad de tu alma porque la verdad de tu alma no habla; que pena es no entender que las palabras con las que el alma habla es el amor con el que tu la sientes; 
  que pena es conjurase contra Dios por no haberle reconocido dentro del amor que llevamos dentro, que pena es sentir como muere lo que es eterno sólo,porque no le dimos la vida amando y siendo amor;
  que pena la ignorancia con que la vista no me alcanza a ver lo que mi alma siente y ve a través de la intuición;
  que pena de suicidio espiritual hacía el que el hombre se precipita por no querer mostrar sus sentimientos como parte de su amor;
  que pena de estrangulamiento lento y agonizante con el que el hombre muere por dinero; pues el alma muere cada vez más cuando el hombre no sabe amar sin poner precio al amor; 
  que pena de filosofía retórica y conformista la del hombre que no se busca, sino que delega todo su saber en la ciencia con la que otros creyeron saber lo que nunca averiguaron que eran;
  que pena de muestrario de emociones con las que el hombre se pierde en el deseo mortal de su ego;
  que pena de mi si no soy capaz de sentir lo que he escrito bajo el tapiz del lienzo de mi voz interior: mi amor;
  que pena de aquel que no sabe como volver porque se olvido que camino tomar para volver, pues la vuelta a CASA es lo más importante que el hombre ha de hacer; ya que sólo eso le regozigará allá donde y quiera que sepa estar"

Rafael Santamaría
senseirsan@gmail.com
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viernes, 12 de marzo de 2010

IMPACIENCIA DE UN CORAZON; original de Rafael Santamaría

La morada que enmarca lo ilusorio de esta vida es este cuerpo; vivid para el cuerpo, y seréis tan efímeros como la carne donde habitáis; vivid en el alma, y seréis tan eternos como el lugar de donde procedéis.
A vosotros;

" Bulka, era un hombre de palabra, de honor y de ley, quizás algo particular pero no más que los demás. Elegante en la dote de ser hombre y refinado en sus costumbres. Trabajaba como bracero de campo en la aldea de Llamore, cerca del condado de Trevil, en Durcan. Sus manos, castigadas por la azada y el arar, aún conservaban el trazado de las líneas intacto, y una de ellas, aquella que habla del amor, de ese último amor que nos lleva al deseo del altar, aquella no se veía en ninguna de sus manos.
El buen Bulka, como hombre que era, creía más en el tesón y la voluntad que no en el dibujo de unas líneas con paradero desconocido.
Un buen día, de vuelta de su trabajo, halló en su camino la imagen de una hermosa muchacha, Bulka sonrió, sólo eso, la sonrió, su línea de amor, aquella que no estaba grabada en su mano, quizás fue la que le imposibilitó hablar. Llegó a casa desolado por su poca intervención en aquel encuentro; se miró sus manos, y no halló en ellas más que líneas, líneas y más líneas, pero la del amor parecía haber sido borrada.
Ya se lo dijo Urú el brujo: “De entre todos, sólo tú vagaras solo en la soledad”. Preso por la desolación, cogió un cuchillo, y con él dibujo en ambas manos la línea del amor. Hundió el afilado metal en su carne hasta que la sangre brotó de él para expresar su dolor. Con el tiempo las heridas cicatrizaron, y aquellas manos vieron otra línea más, una línea de sangre y amor.

Pero fue mucho más tarde, en un día de primavera, cuando mi buen Bulka volvió a ver a aquella muchacha de tan hermosa belleza, y aunque sus palabras era mudas y su garganta estaba seca, agudizó su destreza en el arte del buen orador y habló ante ella.

Aquella noche cenaron juntos, durmieron juntos, y amanecieron juntos. Al levantarse Bulka para ir a labrar el campo, lo hizo con la máxima delicadeza para no despertar a la muchacha, al hacerlo, sostuvo una de las manos de la muchacha y en ella vio una marca, una cicatriz, una línea falsa, hecha con amor y con un cuchillo de metal. Luego dejó la mano de la muchacha escondida entre las sábanas.

Esa mañana aró y aró sin parar, y aún así, durante su jornada, la imagen de un línea igual que la suya le ocupó toda su atención. Al llegar a casa se miró las manos, y en ellas echó en falta su línea, aquel dibujo de dolor hecho a mano, pero al mismo tiempo con amor.

Al entrar en la casa ella ya no estaba, y Bulka, mi buen Bulka, volvió a coger el cuchillo para dibujarse de nuevo la línea del amor, la linea de su amor.

A la mañana siguiente, con las manos aún doloridas por el corte, salió a trabajar, y a su regreso, vio de nuevo a la muchacha.

De nuevo cenó con ella, durmió con ella, y amaneció con ella, y cuando su línea del amor se borró de su mano, la muchacha desapareció. Y otra vez mi buen Bulka volvió a llamar a la muchacha dibujándose la línea del amor en su mano, y de nuevo volvió a cenar, dormir, y amanecer junto a ella, y cuando la cicatriz del amor en su mano se escondió a sus ojos, Bulka, volvió a estar solo.

Cada vez duraba más tiempo aquella cicatriz en su mano, cada vez estaba más tiempo la muchacha a su lado, pero no el tiempo necesario que ocupa toda una vida. Entonces mi buen Bulka pensó, y como hombre de amor censurado, prohibido y negado que era, se abrió una línea en sus manos tan ancha que en ella introdujo un fino taco de madera para que nunca se cerrara, y así, nunca se fuera de su lado aquella hermosa muchacha.
Bulka, mi buen Bulka, aquel hombre de palabra, de honor, y de ley, hijo de Nerea y de Valda el herrero, irrumpió en los designios de la vida cambiándose el destino que podía leerse en sus manos.

Volvió a ver a la muchacha, sí; y la vio un día tras otro, sí; Bulka estaba contento, pero al décimo séptimo día el fino taco de madera que mantenía su línea del amor viva, empezó a pudrirse, y con él, toda la mano; así, viendo que la infección había llegado a todo el brazo, y sabiendo que si se amputaba sus manos moriría su amor, decidió esperar a que todo su cuerpo fuera preso de aquella podredumbre, a que todo su amor se contaminara de los designeos de la vida. 

Sabía su final, padecía su dolor, pero aún así, esperó en la cama junto a ella los últimos días de su vida.

Me dijo que fueron sus mejores días: “Que muerte tan hermosa que ya no tengo miedo a la muerte”.
Tres días antes del adiós, cuentan que Urú el brujo pasó por la cabaña de Bulka. Toda la aldea sabía ya de la osadía de éste, y Urú fue a visitarlo antes de su muerte.

-Nadie puede cambiar su destino, y tú lo has cambiado.- Le dijo Urú el brujo mirándole las manos.
A lo que mi buen Bulka sólo respondió:
-Mi destino era cambiar mi destino, y así lo he hecho.

El día de su muerte la muchacha desapareció con él, y Bulka, mi buen Bulka, abandonó para siempre la aldea de Llamore.

Hubo un tiempo en que su nombre quedó borrado de la aldea, pero con el pasar de los días, el destino que a todos nos une y nos ata, trajo de él su recuerdo.
De la palabra de aquel hombre no me queda más recuerdo, pero he ahí que su recuerdo, me trae su palabra:


Sobre lo escrito se puede corregir, sobre lo no escrito, se puede escribir; el destino es así."

Rafael Santamaría
senseirsan@gmail.com
629 309 929

jueves, 11 de marzo de 2010

HOY MAESTRO; original de Rafael Santamaría

Quien busca a quien sabe, sabe a quien busca; quien ama a quien es amor, amor es a quien ama.
a vosotros;

"Maestro, hoy la luna se posó sobre las oscuras aguas del mar de la vida al igual que ayer; hoy maestro, el sol amaneció por el lado de la montaña por el que se suele poner; hoy maestro, mi Dios, tu Dios, se evadió de la responsabilidad de amarme como yo lo amo al esconderse entre los vestigios de la miseria humana; hoy maestro, fingí ser paz y armonia sólo por respeto a vos, pero en verdad maestro, mi alma se muere al no ver la esencia del amor de Dios avivando con su luz la morada de mi Ser; hoy maestro, he decidido huir de mi para no volver jamás a retar al Dios que busco en mi; hoy maestro, he visto la incapacidad de mi Ser cuando las emociones del hombre cautivan con su ignorancia la creatividad de mi alma; hoy maestro, he querido sentir la gracia de Dios hacia el mundo, pero no he sabido, pues el saber es una experiencia que aún no ha despertado en la voz de mi alma; hoy maestro, la luz del mundo que refleja la forma del infinito entre las sombras humanas, ha querido eximirse de su existencia al dejar sin cobijo la oración de mi alma; hoy maestro, la falta de sed espiritual del hombre, lapida la con más virulencia la fe del amor que el propio odio; hoy maestro, he visto como la luz que dices Ser el Padre, ha dejado de alumbrar la figura con la que he tomado forma en este cuerpo físico; hoy maestro, he visto como las narraciones que antaño conformaban el analisis de mi existencia, han sido apartadas de la moral de mi credo; hoy maestro, me he visto sólo ante el desvan de la soledad bajo el cual el hombre se aflige antes de la muerte; hoy maestro, recordé a los hijos y a la mujer que deje a trás por seguir a un Dios que nunca llegué ni a ver ni sentir; hoy maestro, ante la amargura de mis lágrimas me resisto a creer que todo fue en vano por ver a un Dios que no se le puede ver; hoy maestro, te honro como a mi maestro, pero te maldigo por ser tú quien irrumpió con tal fin en mi vida, que ahora no sé como desligarme de esta vocación sin alieto que gobierna mi vida; hoy maestro, he querido ser lo que me has enseñado a Ser pero, toda mi intención ha caido en el anhelo de la busqueda maldita del que no se encuentra asi mismo, salvo en el desierto de su ego; hoy maestro, la luz del rostro Divino que Tú ves, ha sido el espanto bajo el cual me dirigo a ti para huir de mi; hoy maestro, no sé cómo llorar sin decir nada más antes, de decirlo todo por última vez; hoy maestro, me gustaría morir en paz para hallar la paz de la que tanto nos has hablado; hoy maestro, me he dado cuenta que tu estado de Ser es la realización de una verdad que encuentra su sentido cuando el amor por el Padre es el único y último amor; hoy maestro, tu discipulo, acobardado por su fe, se retira a la lejanias de la vida misma para hallar el último suspiro con el que creer en lo que Es y en lo que tú, mi maestro, me has enseñado a creer; hoy maestro, mi camino soy yo, y en el abandono a ti, veo la última oportunidad que la evolución de mi conciencia me otorga en esta vida; hoy maestro, el cielo y la tierra se confabulan para ver como tu amado discípulo se va para encontrar la única verdad que le falta por encontrar: el yo de un Dios semejante al Dios que es amor; hoy maestro, me voy sin partir a tierras lejanas, me voy sin decir adios al lugar del que procedo y mi existencia en EL me antecede; hoy maestro, comprenderás, al verme partir, porque la vida del hombre no tiene sentido salvo cuando el hombre renuncia a la vida que le sustenta como hombre; hoy maestro, muero como lo que he sido para renacer en lo que seré; hoy maestro, no veré más la luz del sol que fue antes mi guia durante el día, porque hoy maestro, yo seré, en la oscuridad de mis sombras, la luz con la que la fuente de mi penunbra se despertará para guiarme hacía la luz eterna del infinito amor; hoy maestro, aunque Dios no me espera, he decido presentarme ante su audiencia para hablarle de mi, y sin más dialogo que el silencio del alma, albergar la única respuesta que busco :  Yo..., El, y la unión de ambos en el amor de mi alma; así pues, maestro, que mi fin sea mi eterna existencia, y que allí a donde voy no encuentre más que lo que verdaderamente hay: o un Dios llamado amor, o un amor llamado Dios; para cuando lo encuentre maestro, quizá mi muerte halla consumado mi cuerpo, no asi mi alma, que seguirá deambulando entre los confines de la verdad en busca de su verdad, la verdad, el Padre Dios que bajo el símil del amor tu me enseñaste; hoy maestro, te digo: hasta pronto hermano; hoy maestro, me voy para verte mañana; hoy maestro, es el mañana del que te hable hoy; hoy maestro..., yo soy mi propio maestro y tú, mi querido maestro, eres la voz que consolidó mi conciencia al estado puro de su SER; hoy, mi querido maestro, voy hacia el lugar de donde vengo, y tú, mi maestro, serás siempre el legado de la pasión espiritual que me orientó hacía lo eterno; así pues, con mi legado que eres tú, parto sin más dilación hacía lo que es mi Ser en la esencia de Dios Padre."


Rafael Santamaría
senseirsan@gmail.com
629 309 929

martes, 9 de marzo de 2010

QUE ASI SEA; original de Rafael Santamaría

El gran rio entre la vida y la eternidad sólo lo cruzará aquel barquero que sobre la barca de su amor quiera navegar; otros barqueros..., sabe Dios que sus propias aguas les ahogaran.
A vosotros, barqueros:


"Hubo una vez  un hombre que buscó la ética sobre la que su fe se sostenía, y para ello, se planteó como primera premisa cada verdad con la que la Ley del Hombre gobernaba al hombre; y diose cuenta aquel hombre, que había otra Ley, por encima de la Ley del hombre, llamada la Ley de Dios, que nada tenía que ver con los juicios del hombre; y así observó, que cada causa del hombre tenía su propia Ley del hombre que la delimitaba y definía; y así observó, que cada causa del hombre no tenía más sentido para la Ley de Dios que su propio efecto, el cual, sólo trascendía como aprendizaje y no como juicio; y así observó, que toda la Ley del Hombre se basaba en reprender al hombre y martirizarle con los miedos del hombre sobre la naturaleza del hombre; y así observó, que libre de toda ley impuesta por el hombre, el hombre era libre para ser algo más que hombre, algo más que lo que le limitaba la propia Ley del Hombre; y tomando conciencia del Dios que nada juzga y está en el amor del hombre hacía los hombres, confió su fe al peregrinaje de una nueva aventura en las tierras hostiles con las que el poder del hombre gobernaba la inmadura fe del hombre en su alma; y así, derogando todo concepto con que el hombre había definido la vida en el hombre, confiscó su mente, y desterrándola de todo aprendizaje inculcado, y virgen de las emociones parasitadas por un sociedad enfermiza de miedos, sobrevoló por encima de la conciencia pueril y difamada que tiene el hombre sobre si mismo, para iluminándose, crecer en la experiencia de sentir cada forma de expresión con la que se relacionaba con su mundo; y así, despertar la conciencia del SER que llevaba en su interior.
Y tomando conciencia de ese mundo nuevo al que llamo Eternidad, vivió por los siglos de los siglos, en la gloria de Dios Padre, su Padre;
Amen"

Rafael Santamaría
senseirsan@gmail.com
629 309 929

domingo, 7 de marzo de 2010

LA CHAQUETA; original de Rafael Santamaría

Aquel que hubo visto su fe en EL, vio la magnitud de su fe; pues no ver y tener fe, es ver sin utilizar la fe para ver.
A vosotros:

 "Hubo una vez un hombre, que habiendo triunfado en la vida como triunfan lo que tienen de cara el éxito asegurado, volvió a su casa, como todos los días, con los bolsillos de su chaqueta vacios de amor. Al llegar a casa, colgaba, como todas las tardes, la chaqueta en el perchero, y pasaba el resto de la tarde mirando donde mirar para ver algo más que aquella triste chaqueta. Así pues, sumergido en el abismo de su oscura y tortuosa realidad, una noche, aquel afamado hombre de negocios, dejando su cartera en la mesilla de noche, cogió su chaqueta, y vistiéndose de ella, salió a descubrir por qué los bolsillos de aquella chaqueta estaban tan vacios cuando no guardaban su cartera. Y así observó, que por más que iba de lugar en lugar, sin su cartera no era nada, pues ante el mundo que había conquistado, nada era sin sus señas de identidad; así pues, descubrió que su chaqueta no merecia de más honores que cuando salvaguardaba su dinero. Aún así, no se aparto de ella, y junto a ella convivió con mendigos y ladrones; y por un tiempo, su chaqueta se vistió del turbio color de la amargura del hombre; y por un tiempo, su chaqueta se bañó en los mares de la soledad; y por un tiempo, su chaqueta compartió su delicado y refinado vestir, con los arapos que la vida da al que dice ser excluido del privilegio de vivir. Y de entre todas las formas como tiene el hombre de vivir en la miseria de su ignorancia, así descubrio él su propia ignorancia al verse libre de toda atadura cuando, desprendiéndose de su elegante chaqueta, vio en la sombra de su chaqueta la figura de su personalidad; y así, siendo uno más entre los indigentes, observó la cuantiosa magia que el hombre ES cuando se despoja de su chaqueta; pues sus bolsillos siempre estuvieron vacios, porque vacio estaba él cuando representaba el personaje que no era EL : su chaqueta. Y echando una última mirada a aquella chaqueta que le dio el triunfo en esta vida, puso su vista en el interior de su alma para recorrer el inmortal camino que se desvelaba como eterno en su nueva vida. Y tras la maleza de un parque despareció para los que le buscaron como hombre, y tras la maleza de un parque apareció para aquellos que le encontaron al verlo sin su chaqueta.
Quitaos vuestra chaqueta, y la libertad de vuestra alma os hara libres y eternos"

Rafael Santamaría
senseirsan@gmail.com
629 309 929

LA VUELTA A CASA;original de Rafael Santamaría

Así como el buscador recibe la verdad que le busca; así la Verdad encuentra en el buscador su propia verdad; 
gracias por invitarme a volver a escribiros;
a vosotros, buscadortes de la verdad;

"Una vez perdí la fe, fue hace ya mucho tiempo, cuando la fe se perdía al perder la conexión con lo que somos. Fue en otra época, fue en la época en que la raza del hombre tuvo su historia. Fue en aquel tiempo cuando mi fe se desvaneció por completo y se ocultó tras mi ego.
Mis deseos acabaron con ella. La familiaridad con la que el hombre se ciñe a lo banal fue mi trampa mortal. 
Aún recuerdo los días que pasé junto a las vidas que compartí en el mundo que gobierna al hombre; el emjambre de la efimera materia, asociado al libidoso deseo humano, jactabanse de mi fe, de mi herencia espiritual, tanto, que me transfomaron en la entidad más burda de mi individualidad, en aquella que queda ligada a un nombre y a sus caracteristicas. En lo que fui sin Ser Yo, que no en lo que Soy. 
En el renacer de las vidas que analfabetizan la esencia del hombre al no ser más que eso,hombre, aprendí a sentir las emociones que engañan y conquistan la voz, que interiorizada en el hombre, es el silencio interior; aprendí a desprenderme de esa, mi voz interior, para dar el protagomismo de mi Ser a la voz que fingía ser Yo; a la voz que hablaba por mi; el ego.
Conocí el amor con el que hombre ama desde la tristeza de su amor, pues nunca gocé como goza mi Padre al amar; el pensamiento del hombre al amar le convierte en mortal, y así, queda atrapado en la dualidad de este sentimiento; y como ese sentimiento...todos; la mente del hombre impone en la dualidad de las cosas su ciencia para poder entender las cosas. Y cuando me quise dar cuenta, yo también era una cosa, era esa cosa con la que mi espíritu comercializaba su conciencia a través de un momento de la llamada gloria emocional que gobierna los instintos del hombre.
El pensamiento me mantenía tan distraido que no tenía tiempo de observarme. El miedo que mi educación recibió, me socializó para ser un ente parasitado de fácil dominio y gobernalidad. Y como uno más de la lista interminable de almas que anidan por sincronicidad con el ego que las gobierna, deambulé, de vida en vida, buscándome lejos de encontrarme en el juego con que el hombre traicionó su esencia: esa emoción que sacia el vicio de todo deseo con el que esta sociedad corrompe y desruye la iluminación de nuesta alma hacía el espíritu de lo Eterno : el Padre.
Mi mente gobernaba toda mi atención. Mis pensamientos gobernaban todos mis sentimientos. Mis emociones gobernaban mi voluntad..., y mi Ser, ese Ser incondicional, y maravilloso ente espiritual, que estuvo en todo momento a mi lado, jamás me juzgó ni me hirió de muerte con sus pensamientos. Sólo estuvo ahí, esperándome sin esperar, porque sabía que algún día me reconciliaría con El.
Pero en un despertar de la vida humana, un apice de bondad recorrió mi Ser; senti ser bondadoso en vez de pensarlo, y al sentir aquella fresca y maravillosa sensación de ser algo sin pensarlo, reanude las conversaciones que había ignorado con la parte que más amaba sin saber que la amaba, mi Yo Superior: mi YO SOY. Y cuando me quise dar cuenta, descubrí que desde siempre, desde que me manifesté en las edades del hombre, me había estado escribiendo cartas y más cartas de amor mi amor verdadero: mi Ser, mi YO SOY, las cuales, mi retorcida y ególatra mente, había escondido en la única habitación que sabía que nunca miraría mientras ella me gobernase: mi alma; pero el día que entre en aquella habitación, y abri de par en par sus ventanas para que la luz iluminase aquella estancia, pospuse todo tiempo con el que el hombre mide sus vidas, y lei cada una de aquellas cartas; y al leerlas y sentirlas a través de mi Ser, mi mente claudicó en su empeño de gobernarme, y aunque intentó con sus pensamientos vencerme, no pudo; y aunque pospuso la victoria final a un reencuentro con mis miedos, mi mente sabía que mis miedos eran suyos, eran y habían sido, el yugo bajo el cual me tiranizó. Y después de morir para ella, vivi y vivo en el aquí y el ahora, vivo libre de todo pensamiento, vivo libre de la más terrible mazmorra que el hombre pueda imaginarse: la mente; vivo en la intensidad de mi Ser; vivo en mi, y al vivir en mi, vivo en la unidad del Todo desde la consciencia del amor; desde la consciencia de lo que Soy. Y es desde aquí, desde donde escribo y Soy, y es desde aquí, desde este maravilloso mundo de vida desde el cual me siento vivo y estoy vivo; y es desde aquí, desde donde todo conocimiento se vuelve sabiduría; y es desde aquí, desde donde el amor es el fruto de la vida que germina al amar; y es desde aquí, desde donde todo empieza y todo acaba, porque nada es eterno salvo el aquí y el ahora desde donde Yo Soy y me encuentro ahora; y es desde aquí, desde donde todo vuelve a su esencia, a su Ser, y desde donde el hombre se reconcilía con lo que Es.
Ahora, que he vuelto a ser amor, ahora Soy; ahora que vuelto a mi casa, soy parte de la casa; ahora que soy vida, soy parte de la vida; ahora que Soy la voluntad del Padre, ahora soy parte del Padre.
Pues cuando el hijo reconoce en el Padre la esencia del hijo, y el Padre se reconforta en el hijo al comtemplarse en el, Padre e hijo son una misma cosa; y en ese momento, todo momento pasa a ser el eterno momento en la magnificiencia de lo infinito y puro.
Ahora que me he reconocido en el Padre, y me he reconciliado en El al Ser lo que Soy a través de El y en El, no puedo sino decir al mundo lo perdido que esta el mundo mientras sólo se identifique con su mundo.
Mientras los ojos sólo tengan la vista para ver, la ceguera del hombre seran sus ojos, y sus ojos no le dejaran ver. Así pues, yo os invito a ver lo que de verdad ES cerrando vuestro ojos, pues sólo al ver a través de lo intangbile, conoceréis la verdad de lo que Sois : El SER.
Nada de lo que vuestros verdugos os hagan decir y ver, ni es ni será la verdad con la que os librareis de vuestras cadenas; sed pues valientes en la disputa que os acarrea vuestra liberación,  y profundizad en las más oscuras aguas de vuestra conciencia para llegar a ver lo que sólo vosotros podeis ver; delegar en otros lo que es vuestro, y nunca sereis vosotros mismos; delegad en otros vuestra misión, y vuestra misión será el reto inalcanzable que no acaba de reconciliarse con vosotros.
No ofrezcais la sabiduría y el amor de vuestra alma al mundo que os gobierna, no le ofrezcais el regalo que el Padre es en vosotros; ofreceroslo mejor a vosotros mismos como agradecimiento a lo que habéis descubierto que Sois, y el mundo que os gobernará, ya no será el verdugo de vuestra alma, sino el descanso que halla, el que en la paz de su alma, se reconforta al Ser la Totalidad de lo que ES"

Rafael Santamaría
senseirsan@gmail.com
629 309 929