sábado, 26 de junio de 2010

El que se reveló con amor contra el odio del mundo, fue condenado por el por odio del mundo para así, desmostrar lo que es el amor al mundo . 
A vosotros:


"Cuando habláis conmigo, sabed, que os abrís al mundo que lleváis dentro, vuestro mundo interior; pero también habéis de saber, que cuando os marcháis, regresáis, por decisión propia, al personaje que vive en el mundo del que escapásteis para venir a hablar conmigo.
Ser pues conscientes, de cual es vuestro verdadero mundo;  aquel del que huyendo venís a mi, o aquel en el que os encontrais a vosotros mismos cuando habláis conmigo.
¿Pues no sería más fácil, en vez de vivir en dos mundos, y tener dos vidas, vivir en el único mundo del que sabéis que es vuestro verdadero mundo?.
Pero haced aquello que sintáis, y si no sentís nada, entonces comenzar por empezar a sentir; pues en la fidelidad a vuestros sentimientos empieza el respeto por vosotros mismos.
Pues en verdad, en verdad os digo, que el mudo que demostró que podía hablar, sólo era mudo cuando no le interesaba hablar. Y así fuisteis vosotros cuando vinisteis a mi y me demostrasteis que sabíais hablar.
Sois mudos en el mundo en que expresar lo que se siente es indecente, mas cuando habláis conmigo, el prodigio de vuestra voz toma conciencia, y el alma se expresa en consonancia con lo que siente.
Hablar por hablar, no dice nada; hablar cuando se necesita expresar, es el primer sentimiento que tiene el alma cuando se evita pensar.
Dejad pues, que hable el alma a través de vuestros sentimientos, para que en pleno dialogo con vosotros mismos, escuchéis todo lo que sentís que tenéis que deciros. Y una vez finalizada la conversación con vosotros mismos, tomad conciencia que quien os hablo, es la fianza con que Dios deposito todo su amor en vosotros: vuestra alma.
Haced esto que yo os digo, y habréis empezado a escucharos; y si el sonido de la voz que oís, la reconociérais como cercana y amiga, entonces, en verdad os digo que habríais empezado a aceptaros y quereros por lo que sois.
Y si en la voz que ois que os habla, sentis amor al escucharla; bienaventurados vosotros que oísteis el amor de Dios, y de su propia voz.
Y yo os digo que no habrá otro lugar donde lo que oigáis tenga el sonido del amor, salvo en el corazón de vuestra alma; así pues, cuando améis, ser como el viento, que aunque cambía de dirección, nunca pierde su identidad.
Amad pues, en todas la direccíones sin perder la esencia del amor, y en amor os convertiréis.
Y cuando ofrezcáis vuestro amor, ser como la arena que esparce el viento cuando éste se agita, que aunque cambia de lugar, siempre sabe que allí donde caiga, es el lugar que ha de ocupar hasta que cambie de lugar.
Así pues, encender la llama eterna que habita en vuestra alma con el sentimiento del amor, y yo os aseguro que la luz de esa llama, nunca se apagará si el amor que la encendió fue el amor de Dios, vuestro verdadero amor; y con esa luz, en luz os convertiréis al ser seres de luz"

Rafael Santamaría
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