lunes, 14 de octubre de 2019

LA PAZ; original de Rafael Santamaría



Las ideas deben tener un retorno al sentido común.
Este es el mantra de esta época que vivimos y que nos ha tocado vivir. 

Hoy, cualquier idea está protegida, a momo de copyright, por sus razones: unas poderosas convicciones basadas únicamente en el interés propio. 

Y esas razones están amparadas por una lógica, la cual, ha dejado de llevar razón porque sus argumentos llevan implícito la semilla imperfecta del rencor, la envidia y el egoísmo. 

Todos estos atributos o adjetivos son el fruto de una locura febril que poco a poco se ha ido instaurando sutilmente en la forma de pensar cada uno de nosotros, echando raíces profundas en el subconsciente de la conciencia humana. 

La pandemia generada por la creencia de que cada uno, tiene o lleva razón en lo que dice, es hoy en día y más que nunca, el opio del pueblo.

Un opio que se retroalimenta así mismo a través de nuestro ego, un ego que en vez de disminuir o desaparecer, se ha arraigado cada vez más en la sociedad bajo el estímulo de intentar llevar siempre la razón. 

Sin embargo, la razón es sinónimo de locura, pues quien intenta llevarla siempre consigo, acaba desahuciando a su alma de "su razón de Ser" por culpa de sus pensamientos. 

Es mejor pues, tener paz que tener razón, pues lo uno, la paz, atrae la felicidad, y lo otro, continuos quebraderos de cabeza. 

Pero la paz no la encuentra quien la busca, si no tiene quien la cultiva. 

Se halla entonces en paz la persona que no busca tener razón; ya que además, quien no intenta llevar razón, no se ve obligado a imponerla. 

Pues la imposición de la razón no deja de ser la imposición de un punto de vista defendido con lógica ¿Pero con qué lógica está defendido?, si esa lógica que se ha empleado para defender una postura está manchada por los intereses personales del que la utiliza. 

La razón, "eso" que tanto intenta asemejarse a la Verdad Absoluta, utiliza la lógica; cuando la Verdad Absoluta (dicho por los sabios), sólo es revelada a través de la intuición. 

La existencia del individuo a través de un sin fin de encarnaciones, es un continuo renacer desde los pilares de la vida en busca de esa paz, y no en busca de tener o llevar la razón; una paz que es la comunión con su alma. 

Y es en el hospicio de los recuerdos, que guarda el alma de sí misma en el corazón (sede de la conciencia), donde el hombre hallará de nuevo la paz que busca. 

Pues en verdad os digo, que quien está en paz consigo mismo no busca llevar razón; y que quien no busca llevar razón, encuentra el camino de la comunión con su alma.

Rafael Santamaría