martes, 11 de agosto de 2015

DIOS SIMPLEMENTE ES; original de Rafael Santamaría

- Maestro, dónde está Dios?, que no le encuentro.
- Dios no está hijo mío, Dios Es, por eso no le encuentras; pues con esa actitud de encontrar algo que "esté", tú, hijo mío, buscas algo o a alguien en alguna parte, y Dios ES todo en todas partes; Dios simplemente Es.
Entiende hijo mío que para poder estar primero tienes que ser; y Dios siempre es lo primero antes que lo último, aunque luego se manifieste como lo primero y lo último para poder ser y estar en todas partes.
Por eso no hace falta buscarle aquí o allá, todo está impregnado de Él; aunque luego cada uno lo encuentre en él, en sí mismo, justo allí donde tiene o ha puesto su corazón.
- Se podría decir entonces que Dios está en nuestro corazón?, Maestro
- Si hijo mío, de alguna manera se podría decir así; la cuestión es: dónde tenemos muchas veces nosotros puesto el corazón, o qué es lo que tenemos dentro de él, para no saber encontrar allí a Dios.
- Y dónde tenemos nosotros puesto el corazón entonces?, Maestro.
- Junto con nuestros pensamientos y obsesiones, al lado justo de nuestras inquietudes e inseguridades, formando parte de nuestras indecisiones y preocupaciones; es decir, allí donde no es su sitio: en la mente.
- Y dónde deberíamos tenerlo?, Maestro
- Junto a Nosotros siempre y en todo momento, al lado justo de la esencia de nuestro Ser: el alma, permitiendole así a nuestra alma amarlo todo a través de él, de nuestro corazón.
- Y así encontraríamos a Dios?, Maestro
- Correcto. Pues al amarlo todo a través de nuestro amor es como seguro encontraríamos a Dios en nuestro corazón.
- Entonces Dios si está, Maestro.
- Dónde está?, hijo mío.
- En nuestro corazón Maestro.
- Dios está en nuestro corazón?; hijo mío, reflexiona a través de tu intuición.
- Bueno, si y no...Bueno, Dios es el amor que hay en nuestro corazón.
- Entonces..., Dios no está, Dios Es; Dios es amor, el amor que hay en nuestro corazón cuando sabemos ser lo que Dios Es: todo amor.
Si lo encuentras en tu corazón es porque tienes el corazón lleno de amor, no porque Dios esté en un sitio o en otro, pues de estar en algún lugar esta en todo aquello que llegas a saber amar como Dios lo ama; por eso cuando llegas a amarlo todo puedes llegar a ver a Dios en todas partes y en todas las cosas, y puedes verte reflejado en Él al amarlo todo como Él lo ama, mientras no sea así, sólo verás fragmentos de Él: sitios, lugares, personas y/o momentos que llegaste a saber amar.
- Y si me enamoro de alguien también estoy viendo a Dios en esa persona?, Maestro
- Cuando el amor es mental surge el enamoramiento, y al ser mental también surge su contrario: el desenamoramiento. Pero cuando el amor no pasa por los filtros de la mente, es decir, es libre y no tiene condicionamientos, el amor simplemente Es, y entonces más que enamorarte (que tu mente se ilusione con alguien) simplemente amas.
Recuerda que al ser el enamoramiento una programación mental (se rige por unos esquemas mentales de lo que cada uno ha establecido e idealizado que es el amor y cómo lo encontrará) ésta tiene una caducidad en el tiempo porque depende de un factor temporal: la ilusión (el proceso fisiológico y mental que acompaña al cuerpo cuando encontramos una persona que reúne las características con las que nos hemos programado para que nos guste alguien. Normalmente una persona nos gusta por algo que está en nuestra programación subconsciente) ilusión que en términos mundanos del amor seria lo que se conoce como pasión.
Mientras que por el contrario, todo amor que consigue traspasar nuestras barreras mentales (nuestros condicionamientos mentales) es atemporal, inmortal, pues no conoce límites: los límites con los que la mente ama creyendo (auto engañandose) saber amar, o que "eso" es amor.
Difícilmente entonces puedes conocer a Dios enamorándote de alguien, pues a través de la mente no puedes conocer a Dios, ya que es a través de la no-mente como sólo le puedes llegar a conocer.
Verás, en cierta ocasión conocí a un hombre que buscaba físicamente a la mujer perfecta a través de buscar él la perfección en su físico (condicionamiento mental); y no le fue tan mal, pues encontró de quien se enamoró, encontró mujeres que cumplían con los requisitos mentales que él mismo se imponía para encontrar el amor que su mente le hacía pensar que éso era amor, o que a través de ésa persona podría saborear lo que es el amor.
Pero que a mi me conste nunca fue feliz. Siempre le faltaba algo. Había un vacío que no sabia cómo llenar. Esas eran sus palabras. Ese vacío lo produce tu mente al limitar (condicionar) tu amor a unas características, bien sean éstas físicas, mentales, económicas, sociales...; o al pensar que el amor está en tal o cual sitio y debe ser así o asá.
El amor está más allá de lo que tu mente piensa que es el amor o te hace pensar que ésto o aquéllo es amor, y recuerda que al ser Dios amor, entonces se podría deducir que Dios está más allá de cualquier identificación, interpretación, o definición con la que tu mente defina, identifique o intérprete que eso, esto o aquéllo es Dios utilizando el único argumento válido para tu mente: razonamientos empíricos que tienen su origen en las justificaciones que cada uno nos auto imponemos para engañarnos.
Debes abrir tu mente hijo mío si de verdad ansias conocer a Dios; tu corazón te lo agradecerá, y tu conciencia, sólo así, lo encontrará.
Rafael Santamaría