miércoles, 23 de septiembre de 2015

LA GENTE; original de Rafael Santamaría

LA GENTE

La gente se encadena a sus deseos con los grilletes de sus apegos, y tiran la llave de la conciencia que les abriría las puertas a su libertad al mar de la ignorancia donde el ego es dueño de aquellas aguas.
Son esclavos de la vida que llevan. Su esclavitud es su modo de vida. Y creen que intentando esclavizar a los demás su vida encontraría la libertad.
Una vida llena de cadenas, de callejones sin salida, de momentos que se van y de aparentes oportunidades que no llegan; de auto promesas incumplidas; de desgastes por fricción; y de un vacío que no se llena.
Son esclavos de su propia vida, y al ser siervos de sus propias carencias, son incapaces de ver que nada les falta, y que todo procede de una realidad ficticia diseñada por una mente infectada de ego.
Un sueño, el de su ego, del que forman parte por ser parte de aquello mismo que les quita el sueño.
Sus caras les delatan. Viven en la prisión de sus días. Días envenenados de miedos. Un miedo que no tiene prisa porque lentamente les mata.
Su propio engaño es la única verdad que obedecen; su tristeza: el oráculo de su suerte; la inercia: el sentido de su marcha; y su vida: el camino que no encuentran.
Aún así, se permiten dar lecciones de una vida que no han aprendido a vivir porque aún duermen dormidos en un sueño de un amor que no se realiza por no haber aprendido a abrir su corazón.
Piensan sin saber lo qué piensan, hablan sin saber de lo que hablan, y aman sin saber lo qué es el amor. Es la cultura de la inconsciencia, el culto al desconocimiento. El pensar que se sabe sin pararse a pensar qué es lo que se sabe.
Una vida de continuas mudanzas para su corazón, de viajes y trasiegos, de sitios sin estancia, de oportunidades que se pierden entre momentos que ya se fueron e instantes que no vuelven.
Turbios son los pasajes de su vida por no haber aprendido de cada lección, y revueltas las aguas de su conciencia al no haber aprendido a acallar su mente inquieta.
El silencio les hace hablar, la soledad, buscar compañía; ninguno entra en su propia vida, pues el significado de la vida sólo lo saben buscar entre juicios y críticas a la vida de los demás.
No hay un lugar que ocupe su corazón ni un sitio en el que su corazón encuentren su lugar, y eso que todo en éste mundo son parajes de un mismo nido que no saben cuidar.
Son misioneros sin fe que buscan dar sentido a su vida intentando arreglar primero la vida de los demás; pues van de expertos consejeros del consejo de administración de la vida de los demás, un puesto que desmerecen por no ser ése su lugar.
Trobadores sin canción que intentan cantar sin saberse la letra de su vida; bufones de una corte mental sin rey por falta una mente tranquila y serena. Y un reino sin rey que por falta de un reinado mental no consigue encontrar en sí mismo ése reino amor que todos llevamos dentro en nuestro interior.
No seas tú entonces como ésa gente. Se mejor Tú. Sólo TÚ.
Rafael Santamaría