lunes, 11 de noviembre de 2019

CONVERSACIONES CON MI MAESTRO INTERIOR; original de Rafael Santamaría


-Y si dejasemos de respirar; ¿moriríamos?, no Maestro
-No; tan sólo dejarías de respirar. Pues recuerda hijo mío, que tú alma es inmortal; y lo que nunca muere, no necesita respirar.
-Maestro, ¿dónde está Dios?
-En el mismo sitio donde le dejaste la última vez, hijo mío: en tu interior. El jamás se ha movido de tu lado.
-Maestro, ¿qué es el amor?
-Nada que te pueda explicar con palabras, hijo mío.
-Maestro, ¿a dónde iré cuando muera?
-Allí a donde sacaste tu billete mientras vivías.
-Maestro, ¿cómo quiere que perdone a quien me ofendió?
-Yo no quiero nada, has de quererlo tú.
-Maestro, ¿cómo puede amar a los que le odian?
-Porque para amar a los que te aman ya estás tú hijo mío.
-Maestro, ¿cómo sabré si mi amor es puro?
-Cuando respetes las decisiones de la persona a la que amas, aún cuando esas decisiones sean contrarias a los intereses de tus sentimientos, sabrás entonces que tu amor es puro.
-Maestro, ¿por qué yo no puedo ser como vos?
-Hijo mío, la diferencia entre tú y yo la pones tú, no yo.
- Maestro, ¿cómo hace para estar siempre feliz?
- Y tú, cómo haces para estar siempre amargado?
-Maestro, ¿a qué distancia está Dios del hombre?
-A la misma distancia que el hombre está de Dios.
-Maestro, la mujer que amo no me ama.
-Que eso hijo mio, no sea un motivo para dejar de amarla.
- Maestro, ¿por qué Dios no me habla?
- Preguntate mejor hijo mío: por qué no puedes escucharle.
- Maestro, por más que lo intento no consigo comprender a Dios.
- Hijo mío, de igual manera que para comprender mejor a un pez bastaría con vivir en el agua, para comprender mejor a Dios bastaría con vivir en Dios. 
- Maestro, ¿cómo sabré que he encontrado la paz que busco?
- Si nunca pierdes tu sonrisa. 
Si nada ni nadie puede agotar tu paciencia. 
Si con serenidad mantienes la calma ante las situaciones adversas. 
Si con ecuanimidad siempre das tu punto de vista. 
Si sabes beber de la fuente de la amargura, aún a sabiendas, de que sus aguas no calmarán tu sed de felicidad; entonces hijo mío, habrás encontrado la paz que buscas.
- Maestro, a veces no entiendo bien sus palabras.
- Hijo mío, para entender bien mis palabras, primero has de entender bien las tuyas. Pues para entenderme bien a mi, primero has de entenderte bien a ti.
- Maestro, ¿y si el vivir de cada día me altera la paz interior que he aprendido a tener junto a vos?
- Entonces hijo mío, no has aprendido nada. Pues si no sabes vivir en paz el día a día, la paz que dices haber aprendido, no es la paz interior.
- Maestro, por el camino que llevo, nunca llegaré a Dios.
- Entonces, cambia de camino.
- Pero me da miedo cambiar, Maestro.
- Entonces hijo mío, son tus miedos los que te alejan de Dios; y no tu camino.
- Maestro, ¿el silencio habla?
- Sólo a aquellos que lo saben escuchar.
- Maestro, ¿por qué resulta todo tan difícil?
- Hijo mío, todo está en tu mente. En verdad, es mucho más fácil de lo que te imaginas; aunque siendo tan fácil, resulte luego tan difícil para tu mente.
- Maestro, ¿por qué mis ojos aún no pueden ver a Dios? 
- Hijo mío, si a veces no eres capaz de ver lo que tienes delante de tus ojos; cómo quieres ver lo que no eres capaz de poner delante de tus ojos.
- Maestro, ¿por qué no consigo ser feliz?
- Hijo mio, la felicidad consiste en ser feliz, y no, en querer ser feliz.
- Maestro, ¿qué es la tristeza?
- Dimelo tú, que siempre estás triste.
- Maestro, ¿cómo se aprende a amar?
- Amando.
- Tan fácil! 
- O tan difícil.
-Maestro, ¿cómo sé si la mujer que amo me ama?
-Hijo mio, cuando dejes de hacerte ésta pregunta, entenderás que la respuesta a tu pregunta estaba en ti, y no en la mujer que amas.
- Maestro, ¿por qué la gente miente?
- Por miedo
- ¿Y de qué tienen miedo?, Maestro
- De la Verdad hijo mio, de la verdad.
- Maestro, ¿por qué la gente pasa de un extremo a otro?
- Todos tendemos hacia el equilibrio hijo mío, y algunos sólo lo encuentran pasando de un extremo a otro.
-Maestro, ¿dónde está Dios en los momentos difíciles?
-La pregunta hijo mío es: ¿si consigues estar tú con Dios en los momentos difíciles? 
-Maestro, ¿por qué aquel monje medita de distinta manera a nosotros?
-Hijo mío, cada uno necesita llamar la atención a su manera.
-Maestro, en el camino, ¿qué lado del camino es Dios?
- Hijo mio, Dios es el camino; mas lo que tu ves como los lados del camino, es todo aquello que tiende a apartarte de tu camino.
-Maestro, ¿y si Dios no existiera?
-Si Dios no existiera, yo tampoco existiría.
-Maestro, ¿y cuándo el amor se acaba?
-Si como dices el amor se acaba, entonces no era amor. Pues al igual que el aire que respiras, el amor no se agota; otra cosa muy distinta, es que quieras dejar de respirar, o decidas cambiar de aires.

Rafael Santamaría


domingo, 3 de noviembre de 2019

EL SISTEMA DE CREENCIAS Y LA FELICIDAD; original de Rafael Santamaría

Si el matrimonio diera la felicidad, muchos más de los que son 
serían felices en su matrimonio. 

Si los hijos trajeran felicidad al seno de una familia, muchas más familias de las que son habrían encontrado junto a sus hijos la felicidad. 

Si el dinero diera la felicidad, muchos más de los que son ricos habrían encontrado en el dinero la felicidad. 

Si la fama diera la felicidad, muchos más de los que son famosos habrían encontrado en la fama la felicidad. 

Si tener éxito fuera garantía de felicidad, muchos más de los que son habrían encontrado en el éxito la felicidad.

Es por eso que si en aquello que buscas no hallas felicidad, no será entonces que donde buscas no es donde está la verdadera e inagotable felicidad.

Buscar algo que ya se tiene tan sólo menosprecia aquello que no se saber ver que se tiene y lo oculta bajo la infelicidad de la ignorancia.

Somos felices por naturaleza, pero nuestro ego nos aleja de dicha naturaleza haciéndonos creer que nuestra naturaleza es él.

El sistema de creencias de nuestro ego nos aparta de nuestro Ser, de su naturaleza, y por ende, de la felicidad.

La creencia de que eres feo, limita tu gran belleza.
La creencia de que no vales, limita tu gran potencial.
La creencia de que no sirves, limita tus infinitas posibilidades.
La creencia de que eres tonto, limita tu gran inteligencia.
La creencia de que nadie te quiere, limita tu gran amor hacia los demás.

Las creencias son limitaciones que nos ponemos a nosotros mismos, y en otros casos, que dejamos que nos impongan, a nuestro gran potencial.

Creer en ti, es amar a Dios.
No hay otro secreto.

Deja pues tus prisas y tu agitación mental, sal del laberinto de tus pensamientos, alejate de tu enjambre emocional, sirvete de las buenas compañías para enderezar tu vida, haz de lo correcto tu actitud, persevera en tu intento de mejorar constantemente aunque no siempre lo consigas, haz de tu humildad tu forma de ser, ambiciona para ti lo mismo que desearías para los demás, haz de tu pequeño mundo un mundo mejor para que el mundo cambie, y empieza buscando en ti lo que ya eres si de verdad ansias encontrar la verdadera e inagotable felicidad. 

Rafael Santamaría.

sábado, 2 de noviembre de 2019

LA ACTITUD; original de Rafael Santamaría

La actitud de arreglar y ordenar tu habitación una hora antes de la visita que esperas es como aquél que estudia el examen un día antes, pues en verdad de nada le sirve a tu actitud superar la prueba de la visita que esperas si no has aprendido la lección de ser ordenado. 
Mientras que por el contrario, aquél que mantiene siempre su habitación ordenada se asemeja a aquel que lleva al día todas sus asignaturas. 
No te engañes pues, que la actitud que tienes para una cosa, es para todas igual aunque tú no lo creas, o no lo quieras ver. 
Y tu actitud no cambiará hasta que no dejes de engañarte a ti mismo. 
Tu actitud se refleja en tus actos, y tus actos, por pequeños e insignificantes que éstos te parezcan, te definen perfectamente cómo eres.
Tu actitud es esa parte de ti que tu no conoces de ti mismo, pero que sin embargo, es por la que los demás te conocen.
Tus pensamientos generan en ti unas creencias, tus creencias constituyen en ti una forma de pensar, y tu actitud, no es sino la materialización de esa forma de pensar a través de tus actos.
La actitud no es por tanto: ni el pincel, ni el lienzo, ni la paleta de colores; ni tan siquiera es el pintor. 
La actitud es lo que expresa el pintor, a través de unos pinceles en un lienzo, utilizando una gama de colores.
El resultado es el cuadro, su obra.
Cada obra del pintor, define el estilo del pintor. Ese estilo, es su actitud plasmada a través del arte de la pintura.
No somos es resultado de nuestras acciones, no sé equivoquen, el resultado de nuestras acciones sólo marca nuestro destino (destino éste, consecuencia de nuestro buen o mal karma)
Nosotros somos, la actitud que demostramos tener ante las circunstancias que nos ha tocado vivir. Eso somos nosotros.
Cuando consigues despertar tu conciencia, no por eso tu vida va a cambiar en virtud de tener menos problemas, o ser menos problemática. 
Los problemas siempre van a estar ahí. La vida es conjunto de problemas, que no dejan de aparecer, y que están perfectamente diseñados para la evolución de la conciencia en el hombre.
Lo que si cambia radicalmente al despertar tu conciencia (al despertar el BUDHATA) es tu actitud ante esos problemas.
Un santo no es más que aquel que sabe que todo proviene de Dios, y lo acepta a través de su actitud.
Cambia tu actitud ante el mundo, y tu mundo cambiará, aún cuando tu mundo siga estando llenó de problemas.

Rafael Santamaría