martes, 9 de junio de 2015

NO SIEMPRE FUI FELIZ; original de Rafael Santamaría

No siempre fui feliz.
Hubo una época en que no sabia bien quien era.
Supongo que de ahí nació aquella infelicidad que me mantenía preso en la forma en cómo vivía mis propias circunstancias y sus experiencias.
Pero su día entendí que sería mi propia cárcel la que me daría la libertad, una libertad que pasaría por aceptar mis circunstancias para así poder aprender de ellas y liberarme de ésta forma del yugo con el que mi mente no hacia más que retenerme en un bucle, en una espiral sin salida, donde los pensamientos son, o eran, los muros de la fortaleza donde me creía atrapado.
Así descubriría una libertad en forma de gozo (de dicha eterna) más allá de mi mente, de mis pensamientos, de mis creencias, más allá de todo con lo que me había identificado. Así me descubriría a Mi mismo.
El yogui en comunión con la infinita Conciencia es como ese bote que surca la inmensidad de los océanos sin hundirse en sus aguas (pues el drama del hombre mundano es que su bote hace aguas debido a sus pensamientos y de ésta manera se hunde ante las circunstancias)
El yogui contempla el mar (el mundo) y lo disfruta en su vasta extensión, pero jamás permite que ni una sola gota del agua del mundo de la dualidad en su expresión a través de la vida y sus circunstancias penetre en la balsa de la inmensidad de su gozo interior.
Se tú alma hermana como ese yogui que disfruta de la plena satisfacción del siempre bienamado gozo interno que todos llevamos dentro.
Medita.
Rafael Santamaría