domingo, 6 de diciembre de 2009

EL CUARTO MATRIMONIO; original de Rafael Santamaría


Cuando el alma habla, es Dios quien habla, y el mundo escucha; quiera entonces el mundo escuchar a Dios, escuchando la voz de su alma; 
A vosotros, desde la voz de mi alma:

   
"Hubo una vez un maestro, que agudizada su vejez, quiso retirarse para preparar su muerte, y aunque buscaba como compañera la soledad, mientras se cobijaba a la sombra de un árbol, un joven se dirigió a él buscando respuestas.

- Maestro - dijo el muchacho-   vos que sois sabuduria pura, ayudadme, os lo suplico - Y el anciano, que meditaba, abrio los ojos - Vereis maestro, hay una muchacha a la que yo le gusto y ella a mi también y...

-¿Y eso es tanto problema? - Preguntó el maestro interrumpiéndole.

- ¡No!, el problema no es ese maestro, el problema es que mis padres quieren ordenarme monje, y si me ordenan monje, no podré estar con ella. ¿Lo entendeis?, y como vos, sé, que antes de alcanzar la iluminación, tuvisteis tres esposas, me preguntaba que consejo podríais darme: ¿me escapo con ella, o cumplo la voluntad de mis padres?

- Hijo mio, hay tantos caminos para llegar al único Destino, como seres habitan este planeta, y cada uno tenemos nuestro propio camino, tú el tuyo, y yo el mio; si lo que buscas es una justificación a tu verdad mientras yo te cuento mi historia, yo te la contaré pero, ¡te advierto!, no juzgues esta historia desde ese corazón que ahora palpita loco de pasión, sino desde la paz del alma que sustenta a todo corazón - y el anciano se dispuso a contarle su historia - Cuando de este cuerpo emergia la vitalidad de la juventud, mis ojos sólo veían la forma de las cosas, y mi corazón con la forma se casó. Asi fue mi primera esposa. Cuando de este cuerpo emergía la inteligencia del pensamiento, mis ojos sólo tenían ojos para aquello que rebosaba de contenido, y mi corazón con el contenido se casó. Así fue mi segunda esposa. Cuando de este cuerpo emergía la fuente de la verdad, mis ojos sólo tenían ojos para ver la esencia de las cosas, así pues, cerrándolos, encontré a mi tercera mujer, y mi corazón, con la esencia se casó. Así fue mi tercera esposa.

- Un momento maestro, esperad - replicó el joven-  vos no sois viudo y ahora mismo no teneis mujer, ¿cómo...

- Cierto hijo mio, - irrumpió el maestro - pero tu reflexión responde a un cuarto matrimonio. Déjame contarte que aún habiéndome casado tres veces, el vacio de mi alma seguia existiendo, y no habiendo nada fuera que no llevara yo dentro, quiso el Destino que mi última unión fuera conmigo mismo, pues observé que en mi se daban la forma, el contenido y la esencia que años atrás busqué fuera; mas yo te digo hijo mio, que nadie puede llegar a la esencia de si mismo sin primero buscar fuera lo que lleva dentro, esto hijo mio, obedece a la ley del hombre, no a la ley de Dios; y que una vez desechado al intruso de fuera que vive adentro, es el momento de que uno ocupe su sitio viviendo dentro, viviendo interiormente.   

- ¿Y eso que quiere decir maestro?, no lo he entendido. ¿Qué hago entonces?, ¿me voy con ella, o me ordeno monje?, como quieren mis padres.

- En verdad te digo hijo mio, que hagas lo que hagas, todo es correcto, pues la misma meta de cuando empezaste, te aguarda; llegar antes o llegar después, es el significado de toda vida. Tu decides.

Dicho esto, el anciano cerró los ojos y se ausentó de si mismo, y el joven muchacho se retiró más confundido que aliviado; más cuando su conciencia digirió la sabiduria de aquel maestro, el joven, se sintió realizado"

Rafael Santamaría
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