domingo, 12 de febrero de 2012

APEGO O AMOR; original de Rafael Santamaría

Podrás hacer tuyo el corazón de otro, pero lo que nunca podras hacer tuyo será su amor.
A vosotros:

-Maestro, estoy confuso con mis sentimientos. No sé muy bien lo que siento. No sé si lo que siento es amor o apego; no lo sé.
-Escucha hijo mío, escucha bien….
Había una vez una joven que todos los viernes al salir de su trabajo se reunía con un grupo de amigos; y en una de esas tertulias, un joven que pertenecía al mismo círculo de amistades, empezó a fijarse en ella; a fijarse, y a mostrar su interés por aquella joven. Tanto fue así, que cada viernes, al término de la velada, la preguntaba:
-         ¿Vendrás el próximo viernes?
A lo que ella siempre le contestaba.
-         Es probable. Si mi trabajo me lo permite, aquí estaré.
En verdad, en aquella chica no se había despertado ni el más mínimo interés por aquel joven, pero a ella, como a todos, le gustaba que le adularan; y le siguió el juego a aquel muchacho todos y cada uno de los viernes que coincidían.
Y así paso el tiempo; y cada viernes que pasaban juntos era más evidente que aquel joven estaba coladito por los huesos de aquella chica; tanto era así, que los sentimientos de aquel muchacho ya eran de dominio público en aquel círculo de amistades. Pero por motivos de trabajo la joven dejó temporalmente de reunirse con su grupo de amigos; ya que por su profesión muchos fines de semana se veía obligaba a viajar.
Y fue el mismo tiempo el que deshizo aquel hechizo, pues con el transcurrir de los días, el incipiente amor que aquel joven mostraba se fue apagando y apagando, hasta que llegó un momento en que se apagó del todo.
Cuando de nuevo la muchacha pudo volver a reunirse con su grupo de amigos, echó en falta algo: los alagos de aquel chico que ya, ni tan si quiera se sentaba a su lado. Observó que la mirada de aquel joven ocupaba un lugar en el rostro de otra mujer, y aquello, la molestó...
-Ya entiendo Maestro; y fue ahí cuando ella se dio cuenta de que estaba enamorada de él...
-…no, hijo mío; pues como ya te explique anteriormente, en ella no se había despertado hasta la fecha, ni amor ni interés alguno por aquel joven; y no creas que se despertó en aquel instante.
En el amor hijo mío, no se despierta el interés, pues el verdadero amor no busca nunca interés alguno. Ni el amor se despierta así como así de ningún sueño, pues el amor no es el que está dormido; es el hombre el que dormido bajo los efectos de su ego, no se da cuenta de lo que es el verdadero amor.
Lo que en vedad la sucedió, es que a nadie le gusta perder lo que cree que es suyo; y habiendo perdido algo que creía de su propiedad: el interés de aquel joven, intentó recuperarlo.
El ego hijo mío, bajo el efecto del apego, cree que el amor hacía los demás tiene carácter posesivo; cuando en verdad, todo cuanto posees es amor, SÍ, pero amor sin ánimo de poseer a nada ni a nadie.
Aquella joven, no estaba enamorada de aquel chico, tan sólo se había apegado al interés y los alagos que aquel joven le prodigaba y que a su ego tanto le gustaba oír; y cuando los perdió, pensó que se le había escapado el amor que algún día le gustaría que le mostrase el hombre del que en su momento su corazón se enamorase. 
No te apegues pues hijo mío, a lo que tu ego te hace creer que es amor, o tu ego echará raíces allí donde siembres tus apegos, y una vez que crezca el árbol de tu ego alrededor de ese falso amor, será sólo talando tu vieja forma de pensar como podrás ser libre para amar; o de lo contrario, de sus ramas brotaran los frutos de la infelicidad que prodiga tu ego al amar.

Rafael Santamaría
CURSO de MEDITACION & RELAJACION
Quinto Seminario: Domingo 19 de Febrero