domingo, 30 de mayo de 2010

AQUEL QUE OS HABLO, HABLA DE NUEVO; original de Rafael Santamaría

Cuando el alma se expresa, no habla, siente; cuando la mente habla, comprended, que el alma no siente.
A vosotros:


"Y vosotros me preguntastéis qué era rezar, sabiendo de ante mano que rezar es hablar con Dios; y yo os pregunto ahora a vosotros: si vosotros sois Dios en esencia, ¿hablais con vosotros mismos?, ¿os escucháis?;  pues eso es rezar; u os ignoráis como hace el hombre que dice orar ante el santo sepulcro. No deis más crédito a la palabra de otros que a vuestra propia palabra; no hagais ignorantes a vuestros sentimientos; no finjáis ser lo que no sois por agradar y adorar a unos y otros; no caigáis en las redes de los demás; sed vosotros mismos; que bastante mérito tiene ser verdadero; pues quien Es lo que siente que Es, nada temerá pues, siempre estará bien consigo mismo.
Tened en cuenta que nada existe salvo aquello en lo que vosotros creáis; creed en vosotros mismos, y existiréis; negáos vuestro poder, y entonces, nada seréis, salvo aquello que en verdad no sois.
Las puertas del cielo no se abren llamando, se abren amando; y el cielo, ese cielo del que hablan y habláis, no esta donde véis que ésta, sino donde sentis que está: en vuestro corazón. 
Hay un mundo mejor del que da testimonio la verdad de vuestro corazón. Cuando discutáis, saber que hay otra manera de llevar una discusión; cuando regañéis, saber que hay otra manera de regañar; cuando os violentéis, saber que hay otra manera de violentarse; cuando os sintáis mal, saber que hay otra manera de sentirse mal. Y cuando toméis conciencia de que hay otra manera de hacer las cosas, entonces, ya jamás discutiréis, ni os enfadaréis, ni os violentáréis.
Hay un mundo mejor esperándoos..., y no hay fuera, como se dice vulgarmente, sino dentro; dentro de vosotros. Encontrad ese mundo y os habréis encontrado a vosotros mismos. Regañad con amor, y no regañaréis jamás; discutid con amor, y no discutiréis jamás; violentáos con amor, y jamás os violentaréis.
Ese mundo del que os hablo, esta dentro de vosotros; es el mundo del amor.
Haced lo que sentis con amor, y el mundo quedará a vuestros pies; imponed vuestra voluntad en el mundo que os rodea, y seréis víctima y verdugo de un triste y solitario destino: la soledad de la vida del hombre que no sabe, o no quiere, ser amor.
Dejad hacer para que aprenda el que tenga inquietud por aprender; el que hace lo que otros dicen, muere en manos de otros; y yo os digo, que si vais a morir, al menos, daos muerte vosotros mismos.
Ayudad cuando requieran vuestra ayuda, que de ser así, os la pediran; ayudad cuando creéis que tenéis que ayudar, y lo único que estaréis haciendo es justificar la soberbia de vuestro ego.
Y no es más listo aquel que dice saber más, sino aquel que sabiendo lo que sabe, su ignorancia, le hace callar. Así pues, cuando habléis, hablar con prudencia, no sea que os delate vuestra ignorancia al hablar. El silencio, es el mejor testigo de vuestra imparcialidad al hablar, pero tampoco os calléis lo que tengáis que decir, pues no decir lo que se siente, genera resentimiento y frialdad. 
En la medida de lo justo esta la justicia, pero para aplicar bien la justicia, primero hay que ser justos con uno mismo, ¿cómo?, verdaderos somos hasta que fingimos vivir la realidad que vivimos como verdadera; luego, nada es más cierto, que lo que hemos dejado de ser: sinceros con nosotros mismos. No os mintáis cuando queráis algo, o el dolor de la mentira acarreará una nueva enfermedad a vuestro cuerpo; sed leales a vuestros sentimientos, y el amor de vuestra alma, os recompensará con más fe en vosotros mismos.
Dad al que os pide, cuando la voluntad de dar os venga de vuestro corazón; y no deis por dar, o por el que diran; porque eso no es dar; eso es la hipocresía del que dice dar.Y no veáis en el Padre, la imagen de un Dios que sólo existe allí, en la lejanía de un mundo infinito; ved en El, lo que sois cuando os encontráis bien: Amor"




Rafael Santamaría
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sábado, 29 de mayo de 2010

EL CICLO DE LA VIDA; original de Rafael Santamaría

Entended, que el amor hay que cuidarlo, que el amor hay que mimarlo, que el amor hay que vivirlo; pues si así lo hacéis, os estaréis amando. Porque yo os digo que sois amor, y que sólo viviréis en vosotros, si os entregáis a lo que sois.
A vosotros:  

"Hubo una vez un hombre que arruinado en su moral, busco asilo en la tristeza de la vida; pues desolado por el fruto emocional que le había dado la siembra de su razocinio, no encontró motivo para seguir labrando el porvenir de su vida. Y en aquellos infatigables momentos de duelo, la sombra de su destino quiso mostrarle que la fórmula de la verdadera vida, no tiene mas ingredientes que la actitud con que cada experiencia es vivida para extraer de ella el jugo del aprendizaje; pues dicho jugo, es la parte del brebaje con que todo sabio fabrica la pócima de su iluminación.
Así pues, en un día cualquiera, al alcanzar la noche, en un sueño sin aparente sentido, y desde un lugar, hasta entonces desconocido, se vio como era, y en esa visión, no se vio sólo; y con aquella compañía, sintió sentirse acompañado y querido; y no queriendo despertar, deambuló en su sueño buscando una realidad a aquel sueño; y aunque al principio no encontró mas que espejos y mas espejos que reflejaban la realidad de la vida que había llevado, encontró también una ventana, y al asomarse por ella, vio otro mundo, un mundo nuevo, el cual conocía sin saber su procedencia.
Y en ese nuevo mundo, vio como cada cual peregrinaba solo en la búsqueda que todo peregrino de la vida, ha de hacer, si quiere saldar las deudas con su verdadero destino.
Y uniéndose al camino de aquellos peregrinos, busco su propio camino; y como compañero de viaje, echó mano de su aprendizaje; y como báculo para aquel camino, tomo la vara de amor que sostiene y da firmeza al corazón; y como garantía a su propósito, tomo prestada de su alma, la fe en Dios.
Y de regreso a la vida, una vez finalizado su sueño, tomo conciencia de que aquel sueño, no había sido un sueño, sino que el sueño era la vida en la que se había dormido, y que despertar a la vida, era poner toda su fe en aquel sueño.
Y por de pronto, cambio su actitud; y al cambiar su actitud, cambio su vida; y al cambiar su vida, se sintió vivo; y al despertar a la vida, volvió a creer en él; y una vez recuperada la fe en si mismo, vio la luz; y al ver la luz, sintió como esa luz era parte de él; y al sentirse luz, se volvió luz; y al volverse luz, su luz iluminó el camino que otros no veían como camino.
Y así, y no de otra forma, el ciclo de la vida se repite una y otra vez para que unos ayuden a otros, y estos otros, llegado el momento, ayuden a los que vengan detrás.
Y cuando el úlitmo de los últimos llegué al mismo destino que llegaron los primeros en llegar, el ciclo de ésta vida se habrá acabado, y entonces, de nuevo otro ciclo, otra vida, empezará "

Rafael Santamaría
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domingo, 23 de mayo de 2010

LA SINTESIS DEL MISTERIO DE LA VIDA; original de Rafael Santamaría

Así es que, el verdadero monje, sabe qué es rezar; así es que, quien lleva la oración en su búsqueda interior, sabrá rezar pero, aún más, es quien eleva su oración a la capacidad de amar; pues en oración se convirtió al orar; y en él, el rezo, se llamó amar.
A vosotros:


"En aquel que se busca, una batalla se erige como principio y fin a sus eternas preguntas; el conflicto empieza cuando la mente ya no gobierna los sentimientos, y el autor de su búsqueda, reconoce en el dos voces: la de su mente, y la de su alma. Y es entonces, cuando el misterio de los interrogantes no obtiene respuesta a través del razonamiento de su mente. Y es entonces, cuando algo sucede que le remueve por dentro, y algo por dentro, se erige como verdadero.
La mente, con todo su ejercito (pensamientos), y a través de sus condicionamientos, plantea dudas al razonamiento del buscador, pero el buen buscador, sabe que las dudas son de su mente, y no de lo que empieza a reconocer que es EL.
Del entramado que aparece como un despertar, el sueño simboliza una verdad efímera que tiene como prioridad acallar ese despertar interior, y a su vez, como antagonismo a ese soñar despierto que acomoda al hombre al sometimiento de su mente, la inquietud de lo que empieza a deslumbrarse como verdadero, le invita a guardar silencio en esa vigilia interior.
Y desde ese nuevo estado contemplativo desde el cual el buscador obserba y la mente se siente observada, la batalla entre la mente y la no-mente (o el SER), da sus primeros triunfos; pues la mente pierde su poder al sentirse observada, y el SER, entra en comunión con lo que ES al recuperar su protagonismo.
Y es entonces cuando el hombre intuye su origen y procedencia, y es entonces cuando el hombre se reconoce no, en su origen embriológico, sino en su origen espiritual; y es entonces hermanos, cuando el hombre se desliga de la mente y comprende lo que ES; y es entonces cuando la verdad de su alma se reconoce en el espejo Divino del Padre; y es entonces que al mirarse y verse, no se equivoca al decir: YO SOY; pues entonces dará testimonio de la verdad que ha descubierto al sentir lo que ES.
Tras la culminación de ese encumbrado momento, llegará otro; y en éste, no habrá batallas ni conflictos, sino reconciliación; pues al ser ese testigo imparcial, se dará cuenta de que el AMOR gobierna su SER, y al dejarse llevar por ese amor, se convertira en lo que en verdad es: AMOR.
Esta síntesis del misterio de la vida, no obedece más que al despertar interior del buscador; para aquel que no despierta, o no busca, lo dicho, es pura ilusión. Pero si me permiten opinar, la única ilusión que me mantuvo confundido, fue aquella que no me permitió conocer la verdad; ahora, soy libre como el amor en libertad; ahora, SOY.
Y es en la gratitud de SER ( ser amor), donde el Padre da cobijo al hijo, y es allí, donde el hijo encuentra cobijo en el Padre. Y es así, y no puede ser de otra manera, que el vínculo Padre-Hijo, el vínculo amor- amar, devuelve al hombre a su realeza espiritual.
Dios, el Padre, no esta más lejos de nosotros que lo que nosotros nos alejemos de EL; acercáos, y le sentiréis en vosotros; alejáos, y creeréis que el que os habla, no sabe de lo que habla."



Rafael Santamaría
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viernes, 21 de mayo de 2010

LA FLOR DE LA VIDA; original de Rafael Santamaría

El amor del que habla el hombre, sólo tiene palabras; el amor del que habla el alma, no habla, ama.
A vosotros:



"Hace tiempo halle una flor en el jardín; cuando me quise fijar, me di cuenta que siempre había estado hay, sólo que yo nunca la había visto. Como mis conocimientos de botánica no saciaban mi curiosidad, llame a un experto entendido en la materia que, al verla, reconoció en ella que provenía de una especie particular, tan particular, que sus leyes no obedecían a ninguna ley conocida por el hombre; entonces, busque fuera de las leyes del hombre el origen de la especie de aquella flor, y en las Leyes Divinas de la Creación, aquella flor dio sentido a mi vida.
Aquella flor era yo, yo en un jardín llamado planeta tierra; pero nunca había participado de la gracia con que la Creación y El Creador me habían ofrecido el gozo de sentirme Yo en esa parte del Todo llamada vida. Por eso no la reconocí, por eso nunca antes me había reconocido como lo que Soy; y cuando la vi por primera vez, aunque sabia que era parte de mi, no sabia su procedencia; pero su origen, al cual pertenece el origen de todas las cosas, me recondujo a mi origen; al YO que me precede en esta y todas las vidas.
Siempre estuvo ahí, sólo que yo no la vi; y ahora al verla, veo que soy como ella, veo que soy ella; una flor que sin mas ansias que la de ser lo que es, una flor, deja en manos del Destino, el imprevisto futuro que nada importa cuando se sabe lo que se ES; y yo, soy esa flor."

Rafael Santamaría
senseirsan@gmail.com
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sábado, 15 de mayo de 2010

HAY QUIEN...;original de Rafael Santamaría

Y hay quien en presencia de Dios vio en El el reflejo de su alma, y hay quien no entendió que en su alma se refleja Dios.
A vosotros:

"Hay quien sigue un camino, y hay quien es su propio camino;
hay quien ve de noche y a oscuras, y hay quien ni con la luz ve su sombra;
hay quien dice saber porque leyó lo que otros escribieron, y hay quien sabe porque escribió su propia lectura;
hay quien dice que reconoce el amor porque ama, y hay quien sabe amar porque el amor lo reconoce;
hay quien cede su vida a lo que él llama una noble causa, y hay quien decide que su causa es la noble vida;
hay quien dice que la paz estimula el amor del alma, y hay quien vive en el amor la paz de su alma;
hay quien se acerca a lo que su alma sabe al orar, y hay quien orando sabe que se acerca al saber de su alma;
hay quien decide vivir esta realidad desde la perspectiva de lo que sus ojos ven, y hay quien decide que sus ojos no tiene otra perspectiva que la realidad que no consiguen ver;
hay quien estudió la vida desde la ética de su formación, y hay quien desde su formación estudió la ética de su vida;
hay quien por un beso rompe el silencio de su alma, y hay quien por su alma rompe con el silencio de los besos;
hay quien se consagra al conocimiento en busca de respuestas, y hay quien con las respuestas a su conocimiento se consagra en su busqueda;
hay quien de la moral hace su patrón de conducta, y hay quien sin patrones ni conductas construye su propia moral; 
hay quien dice saber la Verdad porque oyo de Ella hablar, y hay quien La conoce porque de
Ella escuchó la verdad;
hay quien vive en una eterna mentira al no querer saber quién es, y hay quien sabe quien es gracias a descubrir su mentira;
hay quien nace a la vida cuando estrena cuerpo nuevo, y hay quien nace de nuevo cuando despierta su cuerpo a la verdadera vida;
hay quien habla porque no sabe no hablar, y hay quien no habla porque entendió el significado de callar;
hay quien obedece a la conducta impuesta desde pequeño, y hay a quien tan pequeña se le hace la conducta impuesta, que sólo obedece a la voz que se oye en su interior;
hay quien ve la grandeza de las cosas en el tamaño y la importancia de las mismas, y hay quien en la importancia de las cosas no encontró el tamaño de la verdadera Grandeza; 
hay quien juzga y participa de los rumores, y hay quien en los rumores no participa ni enjuicia;
hay quien llora de desconsuelo, y hay quien en el desconsuelo llora;
hay quien no entiende la vida que le ha tocado vivir,y hay quien vive la vida entendiendo lo que le ha tocado vivir;
hay quien busca su razón de ser en aquello que le rodea, y hay quien sin más rodeos busca lo que es en la razón de su Ser;
hay quien ve como verdad la sombra de la muerte, y hay quien a la muerte la ve como la sombra de la Verdad;
hay quien ama a Dios por miedo a no amarlo, y hay quien sin miedos amo a Dios al amarlo;
hay quien buscó en las respuestas las preguntas de su amor, y hay quien en el amor encontró las respuestas a sus preguntas;
hay quien buscó la fe en la doctrina de su pensamiento, y hay quien tras alejarse de todo pensamiento encontro la fe;
hay quien dijo sentir la pasión del amor, y hay quien de amor sintió la pasión de sentir;
hay quien olvidó la escuela de la vida, y hay quien de la vida formó su propia escuela;
hay quien de pronto dice ver a Dios, y hay quien a Dios decide ir a ver pronto;
hay quien tiene excusas para todo, y hay quien en la excusa vio la ausencia del Todo;
y hay quien tacha de falso todo lo que desconoce, y hay quien en lo desconocido investiga si es falso"

Rafael Santamaría
senseirsan@gmail.com
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viernes, 14 de mayo de 2010

LA PRINCESA Y EL LEÑADOR; original de Rafael Santamaría

Si hay una Sagrada Escritura, no la busquéis ni en los cielos ni en los libros sagrados, pues en la biblioteca de la vida, se encuentra un libro llamado amor; siéntelo, y habras culminado la mejor lectura que el hombre pudo hacer de si mismo.
A vosotros:

"En la historia de la vida, hubo una vez un amor que hizo historia; al escuchar su leyenda, ésta, cauterizó todas las heridas que hasta la fecha, de amor sangraba mi corazón.
En el reino del gran monarca Elder el Grande, expiraba la fecha en la que su único vástago, la princesa Laila, debía desposarse con alguno de los pretendientes que la habían pedido la mano. Pero fue paseando por los bosques prohibidos del reino, donde estraviada y sin encontrar la salida en tan frondoso bosque, halló en su camino a un joven leñador talando un enorme y gigantesco árbol.
- Perdonad joven leñador, no se cómo salir de este bosque;¿podríais vos decirme que camino tomar?
- Permitidme preguntaros una cosa: ¿por qué entrasteis en este bosque si no conocíais la salida?
- Por curiosidad joven leñador, por curiosidad y atrevimiento supongo.
-¿Y por qué no utilizáis esa misma curiosidad y atrevimiento para salir de él?, ¿o son vuestros miedos los que os paralizan esa curiosidad y atrevimiento?
- Y tú, joven leñador, ¿no estabas talando un árbol?, ¿por qué no terminas de talarlo en vez de arremeter contra mi?
- Daos cuenta mi joven dama, que el árbol y su tala, son sólo una excusa en este mundo que llamáis real, para yo poder conoceros; y que vuestro extravío en este bosque, no figura como tal en los designeos del Destino, pues perdida en este bosque, encontrásteis la salida que a vuestra vida buscabais: yo.
-¿Vos?, vos sois un osado joven que intenta aprovecharse de una extraviada muchacha que le pidió ayuda.
-Vos os lo habeís dicho todo, no yo; abrid vuestros oidos : "una extraviada muchacha que le pidió ayuda". Mi joven dama, ¿qué es lo que no veis que yo si veo?; si queréis salir de este bosque, entonces seguid la senda de ese camino, pero si lo que queréis es salir de vuestro camino y encontrar la senda que os lleve a vuestro verdadero camino, entonces, mi joven dama, quedaos a mi lado.
Y así fue que, de aquel bosque la princesa no salió hasta que su padre, el Rey Elder, fue en su busca y captura para retonarla al castillo; y utilizando todo su ejercito, el Gran Elder se adentró con su milicia en aquellos parajes, y no paró hasta encontrarla.
Y queriéndola robar de los brazos del hombre al que amaba, ella sollozo ante el rey su padre:
-¿Pero no veis padre que le amo?
- Lo que veo hija mía, es que debes cumplir con tus obligaciones.
- ¿Y cuáles son mis obligaciones padre?.
- Desposarte con quien te merezca como reina y gobernar como reina el reino que heredaras de tu padre el rey.
- Eso padre, son tus obligaciones para conmigo; ni tan siquiera son mis obligaciones para contigo, esas serían,en todo caso padre, amarte. Mis obligaciones padre, son todas aquellas que me inviten a ser feliz, y entre ellas esta la de amar y ser amada; así pues padre, cumplo con creces mis obligaciones, pues amo y soy amada.
El rey, enojado por la palabras de su hija, y viéndola unida a aquel leñador, mandó ejecutar al joven usurpador de su hija. Y cumpliendo la orden del rey, un puñado de soldados dieron muerte al joven leñador.
- ¿Pero no ves padre que le amo y el amor no muere si es amor?.
- Lo que veo es que ha muerto aquel que me robo a mi hija.
- Lo que no ves padre, es que la que tu llamas tu hija ha muerto con él; porque la vida nace con amor, y cuando desaparece el amor padre, desaparece la vida; desaparace todo.
Y dicho esto, la princesa se desplomó y allí muerta se quedó.
Cuando uno murió, el otro ya estaba muerto; cuando la muerte se los llevó, como a uno los trato; y cuando el reino de los cielos los recibió, el amor los bendijo y los hizo eternos. Mas cuenta la leyenda que al poco de morir la princesa, un soldado de la guardia personal del rey se dirigió al monarca:
- Señor, ¡oh gran señor!; creedme en lo que os dígo, pues yo se bien que es cierto. Vuestra hija no se equivocaba al decir sus últimas palabras, pues el sustento de toda vida es el amor, y vos, mi señor, no amábais a vuestra hija, pues aún con vida estáis mientras yo mi señor, aquí y ahora muero de amor por quien más quiero.
Y aquel soldado pereció a los pies del Gran Elder que, viendo la verdad antes sus ojos, suspiró al cielo y pidió clemencia; mas el cielo ya se había pronunciado, y el Gran Elder moriría avergonzado.
Pues todo un reino tuvo y su nombre fue venerado, mas a la hora de demostrar la valia del corazón que atesoraba como grande, le vino grande tal nombre, pues de amor carecía la valentía de la que acorazaba sus sentimientos; no supo amar ni ser amado, y por tal desgracia, fue olvidado.
De su hija y aquel joven leñador, la leyenda no cuenta más que, no hay noche que del reino de los cielos, no baje hasta la tierra un joven leñador en forma de hombre, para convencer a una joven princesa sin realeza que defender, de que su destino no es otro que ver y oír la realidad de su Ser: el amor.
Y dicho esto, me voy a ver si por algún lugar de los que conozco, otro "leñador" deshace el hechizo con que la cultura del hombre tiene maniatado el sentimiento de la vida : EL AMOR.
Hasta ahora"

Rafael Santamaría
senseirsan@gmail.com
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sábado, 8 de mayo de 2010

ME ENSEÑARON...,Y YO APRENDI; original de Rafael Santamaría

He aquí la luz del que descubre su Luz, he aquí la iluminación, y he aquí el sendero único que no tiene perdida; pues toda perdida reside en buscar fuera lo que llevas dentro.
A vosotros:

"-Mi, es posesivo, y el amor no es posesivo, es poseedor; porque el que sabe amar, posee la gracia de la verdadera sabiduría:el amor. Mas os con vendría decir hijo, en vez de mi hijo; o padre, en vez de mi padre. Poseer ata, y el amor no ata, une.
Querer, es desear, y el que sabe amar no desea, desea aquel que permite que su ego sea el que ame; pero eso no es amar; amar es la gratitud de dar sin buscar recompensa, es ofrecer sin esperar nada a cambio, es la libertad de ser justo sin la opresión de la justicia que aplica el ego del hombre al amar.
-Me enseñaron que Dios juzga, pero no, Dios no juzga, juzga el ego del hombre en nombre de Dios para así satisfacer su sed de culpa; pero la culpa tampoco existe; me enseñaron que el sentimiento de culpa justifica el perdón, pero el sensei aprendió que el perdón es la gratitud de amarse y de amar, y que la culpa engaña al amor haciéndolo mortal y doloroso.
-Me enseñaron que en el amor de pareja hay que ceder, y el sensei aprendió que en el amor de pareja hay que acompañar.
-Me enseñaron que el amor incluye sacrificio, y el sensei aprendió que amar con sacrificio no es amar, es exclavizarse al ego de lo que me enseñaron que es el amor.
-Me enseñaron que la muerte es el final de la vida, y el sensei aprendió que no hay principio ni fin, pues en lo Eterno vive él, y tras el sueño de la muerte, despertara a la vida eterna que descubrió en él.
-Me enseñaron que el dinero completa la palabra felicidad, y el sensei aprendió que nada completa a dicha a palabra salvo la propia felicidad que reside en uno mismo.
-Me enseñaron a buscar fuera cada vez que tuviera un vacío que llenar, y sobre mis espaldas cargue el lastre de una vida social para completar la falta de amor que tenia; y el sensei aprendió que de allí de donde viene, vino sin nada y todo lo tenia, y que allí a donde regresa, debe ir con lo justo, y lo justo es aquello que él es: amor.
-Me enseñaron a juzgar y que solo a través de los juicios nos acercamos a la lógica del pensamiento que nos han inculcado como verdad, y el sensei aprendió que el juicio limita la verdad, y que al juzgar, el amor se rompe en cenizas, porque el que ama, sabe que todo juicio, es un atentado contra el amor universal.
-Me enseñaron a defender mis principios con uñas y dientes, y el sensei observo que los principios que le habían inculcado no eran sus principios, sino los principios de una sociedad corrompida por las normas, y así, el sensei no defendió aquellos principios, sino que busco en él los principios de Todo Principio, y en ellos, encontró cobijo al amar.
-Me enseñaron a hacer amigos, y el sensei aprendió que el que busca y hace amigos, encuentra en otros, enemigos; mas os valdría ver a todos como hermanos para así ser todos iguales; pues es así que todos somos iguales, y todos somos uno.
-Me enseñaron a ver la dificultad en todo lo que ellos decidieron que era difícil, y el sensei aprendió que lo difícil es ver la sencillez de las cosas que el hombre plantea como imposibles.
-Me enseñaron a pedir perdón y a perdonar, pero no me enseñaron a perdonarme; y hasta una vez un sabio pensador me enseño como se debía amar, pero en aquellas sabias lecciones, se olvido de la primera lección: no me enseño a amarme.
-Me enseñaron que hay una vida mejor, y me enseñaron que esa vida estaba a mi alrededor, y el sensei aprendió que lo original y perfecto estaba en su interior.
-Me enseñaron que el Destino del hombre es vivir para morir, y el sensei aprendió que el Destino del hombre no es otro que la vida eterna.
-Me enseñaron que el camino es de ida, y el sensei aprendió que el camino es solo de vuelta, de vuelta a lo que somos y nunca hemos dejado de ser.
-Me enseñaron que la edad importa, y el sensei aprendió que cumplir años no envejece, contarlos si.
-Me enseñaron a creer en Dios bajo el epígrafe de un deidad externa, y el sensei aprendió a creer en si mismo, y en el reino de Dios que se encuentra en cada uno de nosotros.
-Me enseñaron a rezar bajo el rito de la oración, y el sensei aprendió a ser oración al orar sin mas rito que el amor.
-Me enseñaron que en el vicio esta el placer, y el sensei aprendió que el placer es desvincularse de todo vicio.
-Me enseñaron a señalar y apartarme del indigente, y el sensei aprendió del indigente, la facultad de separarse de todo aquello en lo que el ego del hombre deja su señal.
-Me enseñaron a tener miedo a mis miedos, y el sensei aprendió de sus miedos la verdadera libertad, pues cuando los desecho de si, se vio libre de toda atadura mental.
-Me enseñaron que el éxito del hombre depende de la cuantía de sus responsabilidades, y el sensei aprendió que el éxito que mide al hombre, no es medible, al menos, nada de este mundo puede medirlo; y aprendió también que la única responsabilidad que tiene el hombre es ser responsable con lo que siente que es.
-Me enseñaron a no mentir y a decir siempre la verdad, y el sensei, aún siguiendo esta doctrina, aprendió que la mentira y la verdad participan de una misma Verdad que esta fuera de toda posible conjetura a través de esa dualidad con la que el ego hombre mide lo que cree cierto o falso.
-Me enseñaron a criticar para ser crítico y catalogar bajo una moral social, y el sensei aprendió que la única moral es la de la expansión de la conciencia cuando ésta se abre sin ánimo de crítica.
-Me enseñaron que es lo bueno y que es lo malo, y el sensei aprendió que nada es bueno ni nada es malo; pues fuera del contexto de esa efímera dualidad, lo importante, lo real, es que es, no lo que es o dicen que es.
-Me enseñaron a ser bondadoso, piadoso, y sincero con el mundo que me rodea, y el sensei aprendió que en ese mundo que le rodeaba también estaba él, y que sólo empezando a ser bondadoso, piadoso, y sincero con él mismo, el mundo que le rodeaba, podría sentir la bondad, la piedad, y la sinceridad que todos llevamos dentro; es decir: el amor.
- Me enseñaron a reprimir mis emociones en la catarsis del adulto, y el sensei aprendió que la pureza e inocencia del amor de un niño, basta para pedir asilo en el cielo; y niño se volvió para no crecer jamás como crece el que se hace llamar hombre adulto.
- Me enseñaron que el entretenimiento disipa el vacio existencial cuando éste resuena con fuerza en nuestro interior, y el sensei aprendió que si él existia era porque tenía un proposito, y que ese proposito iba más allá del puro entretenimiento existencial; y así, indago en las leyes causales, y viendo una causalidad tras otra en su vida, confirmo que su vida no era casual, sino causal; y averiguando dicha causa, se encontró a si mismo; y al verse, no vio más que la matriz de su existencia: el origen de todo; sólo vio amor; y al vivir por el amor que vio, comprendió que de lo que le habían enseñado, sólo merecía la pena aquello que él había aprendido, y que de lo que él había aprendido, sólo merecía la pena aquello que aún le quedaba por aprender. Y tomando conciencia de esto, se desvinculó de toda forma de aprendizaje para Ser él su propio maestro.
No vine para enseñar, vine para aprender; pero si mi aprendizaje sirvió a alguien de inspiración, bendito sea éste mi aprendizaje y aquellos que lo supieron ver y les sirvió"  

Rafael Santamaría
senseirsan@gmail.com
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