jueves, 4 de febrero de 2010

VEN Y SIGUEME;original de Rafael Santamaría

Cuando todo pensamiento carezca de la energía de su observador, del ojo que observa a la mente emanará una luz, la luz de la conciencia, y ese ojo, es y será tu intuición.
A vosotros:
  
"- Maestro, y cuando vea a Dios,¿cómo sabré qué es El?
- Porque entonces hijo mio, por fin te habras visto tal y como eres.
- Maestro y entonces, ¿cuándo le podré ver?
- Cuando abrás tus ojos hijo mio.
- Maestro y, ¿cómo se abren los ojos para ver a Dios?
- Cerrándolos hijo mio, cerrándolos.
- ¿Sólamente cerrandolos Maestro?
- No, aprendiendo a cerrarlos hijo mio, aprendiendo a cerrarlos.
- Enséñame Maestro, enséñame a cerrarlos te lo ruego maestro; enséñame.
- Esta bien . Sígueme, pero no con tus pasos, sino con tus sentimientos; sígueme, pero no con tu mirada, sino con la fe en lo que Eres; sígueme, pero no con tus oidos, sino con la voz del silencio; sígueme, pero no con tus miedos, sino con la verdad de tu alma; sígueme, pero no con tu mente, no con tus pensamientos, sino con el Ser que se postula, que se erige, como el Creador de lo que transpasa la frontera de tus pensamientos; sígueme, pero no con la obsesión en el aprendizaje, sino con la humildad de lo aprendido; sígueme, pero no con la ira, no con la envidia, sino con el amor del que es amor en su corazón; sígueme, pero no con lo que quieres, sino con lo que por derecho te pertenece; sígueme, pero no en esta vida, sino en esta y en todas las vidas; sígueme, pero no sólo hoy, ni el día de mañana, sino por toda la eternidad; sígueme, pero no con la lógica del discernimiento, sino con la verdad del sentimiento; sígueme, pero no con el vacio que deja el dolor del hombre enfermo, sino con la sabiduría que recoge la infinitud de lo eterno; sígueme, pero no porque yo te lo diga, sino porque tú te lo has dicho; sígueme, pero no por tu pasado ni por tu futuro, sino por tu presente; sígueme, pero no con el voto del que guarda devoción por su Maestro, sino con el amor del que al amar se funde con las enseñanzas de su Maestro;sígueme, pero no con el duelo del que abandona su hogar y a sus amigos, sino con la gloria del que entiende por amigos la hermandad del mundo a la que esta unido, y del que entiende por casa, cada lugar donde es bien recibido; sígueme, pero no con la eterna pregunta de la desconfianza que se ampara en sus dudas, sino con la fe del que sabe que lo que ve es lo que siente, y que lo que siente es lo que ve; sígueme, pero no con la esperanza de servir a Dios, sino con el ánimo de servir a Dios; sígueme, pero no como siguió la cosecha a la siembra, sino como fruto que germina para no dar más frutos que su semilla; sígueme, pero no como la fatiga del que sigue la huella de lo que busca y no encuentra, sino con la ilusión de saber que lo que indaga es a él, y que en él encontrara toda su riqueza; sígueme..., pero cuando veas que me sigues, entonces, alejate y siguete a ti mismo, pues eres tú a quien debes seguir, eres tú a quien debes conocer; cuando lo descubras, cuando creas con la voz de tus sentimientos la verdad de mis palabras, sigue, pero sigue para encontrarte, y cuando lo hagas, cuando te encuentres, no sólo me volveras a ver, sino que nos veremos todos, porque en el Todo el uno se reconforta; y hasta ahí, hijo mio, es hasta donde debes seguir, hasta ahí; hasta encontrarte con Dios, hasta encontarte con lo que Eres en esencia. Ven pues, y sígueme si aún quires seguirme.
Y el discipulo, con los ojos cerrados, le siguió"

Rafael Santamaría
senseirsan@gmail.com
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