Así es la paz del hombre que está en paz; del hombre que ha encontrado la paz. Así es la paz: todo quietud, infinita quietud.
A vosotros:
"Hablaba solo un hombre que sabía hablar solo...
Y aquel hombre no miraba ni con quién hablaba ni si hablaba con alguien.
Sus ojos entre abiertos, ni se abrían ni se cerraban. Y en aquella mirada perdida, encontraba refugio
a su vista cansada.
Hablaba en presencia de nadie, y al parecer, con nadie más que con su Presencia, hablaba. Pero
bastaba verle hablar para darse cuenta de que aún estando solo, alguien le acompañaba. Y bastaba
verle callar, para darse cuenta de que en su silencio, a alguien escuchaba.
No sabia hablar más que una sola lengua, pero nadie conocía aquel lenguaje que él hablaba; es por
eso que aquel hombre hablaba solo, porque nadie más que él entendía el lenguaje que él hablaba.
Se acercaban a hablar con él, y él les hablaba, pero al hablarles con las mismas palabras que cuando
hablaba solo, los que no sabían escuchar sus palabras, pronto de él se alejaban.
Y al no entender sus palabras, tampoco le entendían a él; y al no comprender por qué hablaba solo,
tampoco entendían su forma de Ser.
Hablaba solo aquel hombre que no sabía hablar como él hablaba con nadie mas que con él, pues en
él había encontrado la Palabra que hablando solo le hacia bien.
Unos le llamaban loco, otros decían que no cavilaba bien, y algunos no decían nada, pues
presentían que en el lenguaje de sus palabras, estaba el sentido del Ser.
Y los que le amaban sin saber por qué le amaban, a su forma de hablar lo llamaron orar; y los
mismos que al él se entregaron sin mediar palabra, al silencio en su forma de orar, lo llamaron
meditar.
Y en sus palabras lo dijo todo, porque aún hablando solo, todo lo que dijo lo dijo para todos.
Y aún no entendiéndole ni los más entendidos, bajo del cielo para hablar del cielo; y aún hoy nadie
sabe de qué cielo habló el que bajo de los cielos.
Puede ser que hablará solo porque fuera solo como encontrara el espacio que necesitaba para
hablar con Dios; o pueda ser que estando solo sabía encontrar la compañía que necesitaba para
no estar solo. Solo se sabe que hablaba solo, y que entre sus palabras, ninguna blasfemaba ni
hablaba mal de alguien.
Y al decir sus últimas palabras lo dijo todo; pues pidiendo el perdón para aquellos que no entendían
sus palabras, venció a la muerte del que muere al herir con la palabra.
Ojala el hombre supiera utilizar la palabra para hablar a solas con Dios; y ojala el hombre supiera
escuchar la Palabra de Dios al escuchar su voz interior"
Sensei Rsan
senseirsan@gmail.com
"Técncias de Relajación ZEN"
C/ Huesca 29
Madrid
domingo, 30 de enero de 2011
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