miércoles, 1 de abril de 2015

MEDITA; original de Rafael Santamaría


Imagina la pantalla de un cine (esa pantalla es tu mente) Esa pantalla por defecto está en blanco, lo que sucede es que cuando se proyectan sobre ella imágenes (pensamientos) y se apagan las luces (la luz de nuestra alma al poner la atención en nuestra mente) la pantalla se podría decir que cobra vida: es la magia del cine (es nuestra propia magia)
E inmersos en nuestra propia película nos olvidamos de que estamos en un cine (de que ésta no es la verdadera vida) Y sólo cuando se encienden de nuevo las luces porque ha terminado la película (sólo cuando nuestro cuerpo físico muere) es cuando nos damos cuenta de que estábamos en un cine (de que estábamos viviendo la experiencia de esta vida para aprender de ella según es la demanda evolutiva de nuestra conciencia)
He estado en muchos cines (mi alma se ha encarnado muchas veces) He visto muchas películas (he vivido infinidad de experiencias), y he interpretado sin duda una gran variedad de personajes desde mi andadura en ésta mi evolución espiritual que seguro van desde el más despiadado asesino hasta el mártir que dio su vida por una noble causa; pero creo que tomando conciencia de quiénes somos ha llegado la hora de abandonar la faceta de actor (ego), y dejar el mundo del espectáculo, de la fama, del cotilleo,..., y regresar con toda la experiencia acumulada, con todo el bagaje como actor, al momento antes de convertirnos en artistas de cine.
Regresemos a nuestro Hogar dejando la mente en blanco.
Medita.
Rafael Santamaría