sábado, 17 de septiembre de 2011

ELLA, LA PAZ INTERIOR; original de Rafael Santamaría

Accede a Ti a través de la meditación.
A vosotros:

-Maestro, por favor, enseñadme a meditar.
-Si no tienes paz en ti, ¿cómo quieres que te enseñe a meditar?. Al igual que en aguas revueltas resulta difícil nadar, así y de la misma manera, quien no goce de paz interna le resultara difícil meditar. Pues si bien es cierto que la paz que Uno Es se encuentra meditando, no menos cierto es que para poder meditar primero hay que saber estar en paz con uno mismo.
-Entonces Maestro, enseñadme a saber estar en paz conmigo mismo; os lo suplico.
-Está bien.
Hubo una vez una mujer que trabajaba día y noche para ganarse la vida. Pero un día, viéndose cansada y agotada, descubrió que su trabajo la martirizaba y que no era feliz haciendo lo que hacía. Así pues, pensó y pensó, y después de pasar toda una noche pensando, averiguó cómo le gustaría ganarse la vida; y así encontró su trabajo ideal.  Y poniéndose manos a la obra, luchó y se esforzó hasta que consiguió trabajar en lo que más le gustaba. Y así montó su propio negocio. Pero pasó el tiempo, y aunque económicamente las cosas le iban bien, venida abajo la ilusión con la que empezó a desarrollar su trabajo, otra vez se vio cansada y agotada. Entonces se preguntó: ¿será que trabajo demasiado?. Pensando que podría ser eso, redujo su jornada a la mitad; y así, reducida su jornada a la mitad, todo volvió a irle bien.
Pero inevitablemente llegó el día en que de nuevo aparecería el fantasma de la falta de ilusión, el desánimo, y el cansancio. Entonces, se paró a pensar y descubrió que su ilusión, desde siempre, había sido formar una familia, ¿pero qué familia iba formar si la persona junto a la que estaba no quería comprometerse seriamente con ella?. Así pues, a la mañana siguiente dejó al chico con el que convivía y empezó a construirse una nueva vida buscando su alma gemela; y aunque parecía que el hombre de sus sueños no llegaba, al final la fe en su corazón le mostró el rostro del que sería su complemento ideal en la vida. Y con él se casó, y con él tuvo dos hijos; pero cuando los niños fueron creciendo, aún teniendo el trabajo con el que siempre había soñado, un hombre al que amaba y que la amaba, y dos hijos a los que adoraba y que la adoraban, se empezó a sentir de nuevo vacía. Vacía y sola. ¿Qué me falta en la vida si lo tengo todo?, se preguntaba una y otra vez. Y según pasaban los días, su humor se iba agrietando, su corazón enfriando, y cuando dormía no descansaba bien. Su mente empezó a pensar más de la cuenta, y cuando se quiso dar cuenta, se había enemistado por completo con ella misma hasta tal punto, que hizo fracasar su negocio, y poco después, destruyó su matrimonio; y al romper en cólera con su marido y con el mundo entero, empezó a llevarse mal con sus hijos y con todo aquel que se cruzaba en su vida.
Un día me encontré a esa mujer llorando en las inmediaciones del lago. Lloraba porque nunca había encontrado la paz, ni  la paz ni la felicidad; eso al menos fue lo que me dijo; aunque bien es cierto, que siempre buscó la paz y la felicidad en los sitios equivocados.
Hijo mio, nada de éste mundo te proporcionará más paz y más felicidad que la que llevas en tu interior. Si a ELLA accedes, si en ELLA vives, siempre serás feliz; aún en las situaciones más adversas, siempre serás feliz y tendrás paz. Pero también te digo que sin ELLA, por mucho que tengas, hagas o dejes de hacer, más tarde o más temprano, te darás cuenta de que eres un desgraciado. Un infeliz. Cosecha pues hijo mio, lo que Dios ha sembrado en ti con una actitud y una forma de pensar inquebrantables, y yo te digo hijo mio, que a través de la meditación recogeras los frutos de dicha cosecha.
- Maestro, ¿y qué fue de aquella mujer?
- Una vez que puso en práctica mis palabras, no sólo encontró la paz y la felicidad que siempre buscó, sino que la compartió junto a su esposo y sus hijos, y levantó el negocio que antaño arruinó. 

Sensei Rsan

CURSO de MEDITACION & RELAJACION Sensei Rsan
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Técnicas de Relajación ZEN
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