sábado, 21 de marzo de 2020

EL CHARLATÁN; original de Rafael Santamaría


Cuídense muy mucho del charlatán, del que entona la dulce melodía de la mentira a través de sus propias verdades.

Tengan en cuenta que su propia mente también es un charlatán, un vende humo, pues todo lo que "les vende" es mentira, todo está en su imaginación, en lo que su mente les hace imaginar, y a lo que ustedes prestan su atención, y con ello, le dan, o están dando, la credibilidad de que es cierto.

El charlatán hace lo mismo, les embauca hacia una realidad desconocida, donde todo es producto de la imaginación del que les habla, el cual, ni él mismo se lo cree, pero que sin embargo, si que necesita de otros para la supervivencia tanto de él, como de las ideas que promueve; ya que sin ellas no es nadie.

Las ideas del charlatán son pensamientos muertos que carecen de realidad, de no ser que ustedes las rescaten prestándole su atención, y de ese modo, den la vida a algo que ya nació muerto. 

Es como un virus, por si mismo no puede vivir, necesita implantarse en otro organismo vivo para desarrollarse, pero sólo se desarrolla al cien por cien de su efectividad, si éste organismo está o se halla débil en algún punto de su fisionomía.

Y la sociedad está débil, lleva debil y enferma mucho tiempo.

Este tipo de sociedad es el idóneo para el virus del charlatán, para aquel que habla para sí mismo pero con un público, que al estar enfermo, ha decido oírlo como si sus palabras estuvieran impregnadas de un remedio para su sanación.

La coherencia entre lo que se dice y se hace tiene como testigo al ejemplo, algo de lo que muy pocos charlatanes pueden presumir; y es que ninguna palabra tiene un efecto sanador si no va acompañada de hechos que avalen lo que se dice. 

La sociedad estaba débil y enferma, cierto, pero ahora está muerta, desde el punto de vista del discernimiento, porque ya no sabe pensar.

Antes pensaban por ella (por la sociedad) los ideólogos; ahora que la sociedad ha visto que los ideólogos son puros charlatanes al servicio de su propia mentira, ya ni sabe qué pensar, ni cómo pensar.

Y el fanatismo ideológico, que utilizan los políticos, ha fagocitado la ética y la moral, valores que, cuando no se sabe qué pensar, resolvían nuestro entramado mental.

Ya sólo nos queda la conciencia, algo que no nos pueden ni robar ni manipular; pero que está dormida en el interior de sus corazones.

Pero no se puede acceder a la conciencia a través de los pensamientos, al revés, los pensamientos no alejan de ella; se accede dejando la mente libre de charlatanes, charlatanes tanto externos (ideologías y creencias) como internos (pensamientos y formas de pensar)

Cuando una conciencia despierta, todo charlatán se aleja de ella, pues sabe que una conciencia despierta no vibra en la frecuencia del que habla para manipular las creencias de los demás.

El manipulador de mentes utiliza el chantaje emocional para hacer creer a sus víctimas que sus palabras son verdad.

Tengan pues cuidado de los manipuladores de mentes, y de su mente, que en sí misma es una manipuladora también de la verdad al servicio de su ego, pues su verdad, la verdad que "les vende", no es la Verdad.

Si quieren conocer la Verdad, mediten; accedan al interior de su corazón, allí donde reside la conciencia; y entonces, la Verdad les será revelada; mientras no sea así, su verdad estará infectada del pensamiento venenoso de sus creencias y su ego.

Es tiempo de conocernos, y no, de conocer otras supuestas verdades.
Mediten.

Rafael Santamaría