lunes, 18 de julio de 2016

SIRVETE DE SABER QUE HACES LO CORRECTO; original de Rafael Santamaría

Se generoso. Deja al ruin que se alimente de su propia mezquindad. No tomes de su mano su mal ejemplo. No sigas su estela.
Sirverte de saber que haces lo correcto.
No te dejes confundir por conductas que te incitan a ser igual que los demás.
Se lo que te dice tu corazón que eres.
No te dejes sobornar por tus pensamientos.
No busques justificaciones a tu conducta.
No mires en otros la oportunidad de ser igual que ellos para poder justificar así tus errores.
Echa andar cada vez que te pares.
No busques la ocasión para dejar de hacer lo correcto.
Haz lo que sabes hacer con la elegancia de la ilusión y el convencimiento.
Piensa por ti pensando primero en los demás.
No vivas en pareja hasta que no des muestras de haber sabido convivir contigo mismo.
Ama lo que haces para sentir ese mismo amor en cada cosa que haces.
Deja el pasado en tu memoria para poder vivir el presente en tu corazón.
Olvidate de tener todo bajo control.
Deja que el curso de la vida te lleve por los rápidos de sus circunstancias.
No te ahogues allí donde los problemas no cubren por el simple hecho de tener miedo al agua.
Deja de correr en este mundo para que así la vida te alcance.
Llenate de paciencia y no permitas que nada ni nadie te vacie de ella.
Toma aire en tu vida cada vez que sientas que te falta algo.
Y haz siempre lo que debas para no sentir que debes algo a alguien.
Rafael Santamaria

martes, 5 de julio de 2016

TODO ES UNA PROYECCIÓN, TODO ES UNA ILUSIÓN; original de Rafael Santamaría

Cuando morimos toda nuestra vida se nos proyecta a modo de película en nuestra mente.
Una conciencia, la nuestra, libre de ego, observa ésta película.
Dicha película es la vida que hemos llevado. En ese momento no existen las versiones, es decir, vemos la película, los hechos, tal y como ocurrieron, y no como muchas veces fueron versionados por nuestro ego.
De todo esto se deduce que la mente es como una pantalla de cine donde se proyectan nuestros pensamientos. Y que si miramos hacia la pantalla, hacia el exterior, sólo veremos ésos pensamientos. Pero si el espectador cambia la perspectiva de su mirada, y mira hacia el interior, veremos la cabina desde la que se está proyectandolo la película y entenderemos entonces que todo es una proyección.
Las imágenes de nuestra vida quedan impresas en nuestro cerebro a modo de rollo de película.
Cuando en la sala donde se estaba proyectando la película se encienden las luces, (cuando llega la muerte física) el espectador se da cuenta de que todo era un proyección. Y es invitado a abandonar la sala de la vida hasta una nueva proyección.
Todo son imágenes etereas que cobran realismo en nuestra pantalla mental cuando el foco de nuestra atención esta orientado hacia el exterior: hacia ésas imágenes que nosotros mismos proyectamos; pues esa es para nosotros nuestra realidad mientras no cambiemos el foco de nuestra atención.
Rafael Santamaria