miércoles, 16 de junio de 2010

LA VERDADERA VIDA; original de Rafael Santamaría

Cuando el que aprende es un niño, y el que instruye es un hombre; el hombre debe convertirse en niño para transmitir su sabiduría, y el niño debe comportarse como niño para no corromper la inocencia de su aprendizaje. 
A vosotros:

"La vida a la que os referís como vida, no es la verdadera vida. La verdadera vida sólo existe en vuestro interior, y vosotros, vivís de cara al exterior. Provenís de un mismo origen, y a ese origen regresaréis sólo cuando comprendáis vuestro origen; pues yo os digo que de donde venís, es hacia donde tenéis que volver; y el camino que yo veo que muchos toman, ese, no es el camino.
El camino es la toma de conciencia del Todo en la individualidad de cada uno, y ese Todo, que es todo aquello que sois, es lo que es el Padre en vosotros: amor.
Habéis de saber que la conciencia del hombre piensa que el mar, su verdadera vida, se adentra en la tierra, en esta vida, en forma de ríos, y que esos ríos llegan hasta donde termina su caudal, y que una vez seco el río, una vez muerto, se acabo la vida; pero vosotros sabéis tan bien como yo, que los ríos no tienen otra finalidad que llegar hasta el mar, hasta la verdadera vida, y que las aguas que bajan de la montaña cuando el amor deshiela el témpano del corazón, son las que conforman su caudal; y a mas deshielo, a mas amor, mas caudal; y que por el cauce por el que discurre ese río, que es el camino interior que lleva al Padre, discurre el agua salvando todo tipo de obstáculos que aparecen en su camino, pues la fuerza de su torrente, que es el amor, lo puede todo; y que una vez llega a su destino, se funde con su esencia: Dios Padre, para dejar de ser un río, y así, formar parte de ese mar. Y sabed que cada río, al igual que vosotros, tiene un nombre particular, pero que al llegar al mar, al llegar al Padre, pierde toda su individualidad para comprender y tomar su verdadera identidad. Así es la conciencia del que despertó su amor y lo llevo hacia el único destino que le aguarda: Dios.
Pero si cuando yo hablo, aún hay quien no quiere ver lo que os hago ver, ese, que siga utilizando sus ojos para lo que él dice que ve; pero aquel que cuando yo hablo, quiera ver, ese, que deje sus ojos a un lado, como hizo al verme, y que vea lo que yo le enseño a ver.
Pues yo os digo que la vista sólo engaña al que se deja engañar, y que aquel que se deja engañar por lo que ven sus ojos, ese, sólo vive para sus ojos; mas yo os digo que los únicos ojos que pueden ver más allá de lo que la vista os muestra, no son aquellos con los que veis el mundo que os rodea; sino aquellos con los que se ven los sentimientos del alma al amar.
Pues en verdad os digo, que si algún día vierais en vosotros la fuente del amor con la que el Padre esta en vosotros, ese día, habríais visto el rostro de Dios en la única forma en la que se muestra para verle: el amor.
Y no busquéis otro entendimiento a ésta, la única Verdad, porque fue así como hizo el hombre al perderse en su mentira huyendo de ésta realidad; aceptarla pues tal y como se os muestra ante vosotros, porque yo os digo que no sólo esta en vosotros, sino que vosotros sois esa Verdad; sois, amor al amar.
A mis hermanos, senderos del mismo camino que toma el camino de Dios al amar"

Rafael Santamaría
senseirsan@gmail.com
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