martes, 10 de marzo de 2020

LA GLOBALIZACIÓN DE LAS IDEAS; original de Rafael Santamaría

La joven masa insurrecta y sin edad definida, nacida del abismo de la desolación, concurre diariamente a los designios del organigrama de la dictadura mediática en una causa que han hecho como legítima, al robarles la sociedad la ilusión de un futuro mejor.

No tienen nada mejor que hacer que protestar; y se les ha dejado protestar como forma democrática de expresar sus opiniones; llegando al punto de permitirles creer, que la vida es una continúa protesta de carácter indefinido con ánimo de lucro, defiendo el lucro, no como un bien económico, sino, como un estímulo social que engorda nuestro ego.

Pero cuando la protesta es en base a todo, y los argumentos son las razones que expone cada uno, la sociedad se divide en un conglomerado de hipotéticas verdades, que dan lugar a distintos puntos de vista sin una visión objetiva del asunto.

El virus de la opinión ha superado al virus del miedo, pero juntos han creado una enfermedad de fronteras que ha dividido a la humanidad en no se sabe muy bien cuántas etnias ideológicas sin aparente reconciliación posible.

La gente ya no sabe; la gente solo opina. 

Se ha hecho más importante el opinar que el saber.

El juicio, la crítica y la opinión han relegado y dejado atrás la búsqueda de conocimiento.

Se ha caído en el pozo de la ignorancia del ya nada vale: refiriéndonos a nuestro pasado y su aprendizaje; y en consecuencia a: ya todo vale, que por analogía, es el anarquismo de la imprudencia y sin sentido.

La ética ha pasado a ser una ciencia muerta.
Una reliquia del pasado.

La moral, enfermó al morir la ética; y la conciencia, nunca despertó al dejar que nuestros pensamientos, producto de la rebeldía de nuestro ego, la infectaran de algoritmos mediáticos.

Somos el producto de una vida en masa, promovida por la globalización de las ideas.

Somos lo que ellos quieren que pensemos que somos.

Y así somos.

Nos hemos vuelto potencialmente destructivos para con nosotros mismos, hecho éste, que debe hacernos reflexionar en la búsqueda de una verdad que nos aglutine a todos, para evitar así, la pandemia del enfrentamiento entre hermanos, pues mi alma, es una parte inseparable de la tuya, y todo lo que te hago a tí, me lo estoy haciendo a mí.

Rafael Santamaría