domingo, 31 de enero de 2010

ASI INTERPRETA EL SENSEI LA VOZ DE SU ALMA; original de Rafael Santamaría

¿Qué crees que eres?, o mejor aún, ¿qué crees que no eres?. La respuesta a cualquiera de estas dos preguntas está en ti; pero para responderse con tal rotundidad, hay primero que conocerse. Conocete, y sabrás todas las respuestas,
A vosotros:

-La inspiración es el alma creativa; inspirate y verás la expansión de tu conciencia a través de tu alma.
- La eternidad es la última parada hacía lo infinito, antes, todo es materia, todo es perecedero. Se pues eterno.
- Cuando comprendas que vives más allá de la muerte, ya no estarás muerto, pues la vida en ti se habrá hecho eterna; entonces, ya no viviras para el cuerpo, pues habrás encontrado en la morada de tu alma, el lugar que te corresponde.
- Cuando comprendas que la enfermedad es la manera que tiene el cuerpo de resolver tus conflictos, entenderás a la enfermedad como un recurso de sanación, y atendiendo a sus razones, tendrás ante ti el verdadero poder de la sanación: El Conocimiento de Ti mismo; y esto, no me cansaré de repetirlo.
- Cuando la metamorfosis de tu ser englobe la totalidad de lo que eres, la longevidad de tu alma te dirá que es eterna.
- En el vacio de tus reacciones esta la esencia de lo que Eres, evita molestarte con conflictos emocionales, pues para saber que estas presente has de obviar toda identificación con tu mente. No pienses, se. 
- De donde dices que vienes, traes contigo dolor; de donde eres, traes contigo amor. No confundas pues tu origen, no te identifiques pues con tus pensamientos, no dejes pues que tu mente te aprisione bajo el dominio de sus eternas y erroneas reflexiones; liberate, y cuando estes libre, se lo que eres : amor. 
- No vino el hombre a ser hombre para indagar como hombre, sino que vino el hombre a ser hombre para indagar más allá de lo que se contempla como hombre.
- Dios no es la deidad con la que el hombre bendice sus alimentos, Dios es el alimento que bendice al hombre cuando el hombre ha encontrado al fin su verdadero sustento.
- No malgasteis más tiempo en ver en los demás lo que os da miedo reconocer en vosotros, porque sólo el que se mira en su propio espejo se verá a si mismo sin el condicionamiento de lo que no es.
- Haced uso de la fe para ver, pero sólo hasta que vuestra ceguera recupere la vista, pues la fe sin los ojos de alma poco puede ver.
- Dejad un lado la mesa que servisteis para comer, bien esta que tengais hambre, pero no morireis de hambre por no comer, sino por la falta de fe en que la comida no sacia el hambre de vuestro Ser.
- Echad lo que no necesiteis al margen de vuestra vida, y cargad sólo con lo imprescindible, pues mucha carga pesa, y aunque el viaje es corto, el camino es pedregoso, y si la marcha es lenta, la vida se os hara larga, tan larga como el lastre que lleveis.
- Sed lo que llevais dentro, y para ello, dejad que lo de dentro sea por vosotros.
- Comprended la oración de Dios, comprended toda oración; pero aún mejor, sed oración.
Pues el que ora por orar, reza; el que ora al orar, es oración.
- Escribir vuestro nombre el último de la lista que bendecis, para que cuando el primero de la lista oiga su nombre, tu humildad hable por ti.
- Acordaos de perdonaros por lo que decis que hicisteis mal sin caer en el libertinaje del perdón pagano, como acordaos de exigiros por lo que debeis dar cuentas en vez de contar todas y cada una de vuestras exigencias.
- Engañaos de nuevo, y de nuevo estareis interpretando un nuevo papel en la comedia de vuestra vida. Fingid que es real, y vuestro drama se extenderá a toda película con la que comercializais vuestra existencia ante el público que os rodea.   
- Leed más allá de la lectura, leed la lectura de vuestra vida, y para ello, agudizad el ingenio, pues allí donde no veaís letras, allí está escrito lo que sois; pues la letra que escribe el contenido de lo que sois no salió ni de una pluma ni de un tintero. Sed pues hábiles en renonocer que la tinta de esa escritura es el amor de vuestra fe, es el amor de vuestra alma al reconocer su divinidad.
- Y llevad siempre con vosotros la costumbre de fijaros en lo que Sois, para que cuando os perdais en la confunsión del mundo, la brújula de vuestro ser os guie.
- Y una cosa más, no comerciéis jamás con el tributo de vuestra salvación: el amor; hacerlo, anularía la voluntad con la que el alma debe reanudar el gran viaje de vuelta a la Gran Casa, su Casa. 

Rafael Santamaría
senseirsan@gmail.com
629 309 929