jueves, 19 de noviembre de 2009

AQUELLA, MI PAZ INTERIOR; original de Rafael Santamaría


Sirvase de entender el hombre que es algo más que la evolución de un primate; llegue a entender su evolución como ser, y no como hombre; y llegue a ser la evolución del hombre en consonancia con su ser;
A vosotros:

"Hubo una vez un hombre que tuvo un deseo, deseaba ante todo ser feliz, y tal era su entusiasmo por ser feliz, que puso todo su empeño en aquel deseo. Y como aquel deseo tardaba en materializarse, a aquel hombre se le empezó a agotar la paciencia, y tras perder la paciencia, la ira le sobrevino, y con la ira y la rabia, en perfecta e inseparable unión, frustó su deseo; y de aquella manera maldijo su deseo, pero aunque lo maldijo nunca se liberó de él, sino que aún lo deseo más y más, tanto, que llegó a hacer de aquel deseo, el sustento de la lógica que razonaba el entendimiento a su vida. Así, abordo de aquel barco llamado deseo, sin patrón que lo gobernase ni tripulación que lo defendiera, acabó desembarcando en una solitaria y desértica isla llamada placer; y tras deleitarse con la frustración que conlleva la esencia de todo placer, viró su rumbo para acabar amarrando su embarcación en el dique seco del sufrimiento; y así, por siempre jamás, se ató al arado que labra el inerte campo del deseo y lo pasional; y dejó así que su ego gobernará la ética de una personalidad afligida por el desconsuelo.
Pero a punto de perecer de una vejez prematura, anuló, por anhelo esplicito de la voluntad de su ser, toda ilusión del hombre y para el hombre: anuló todo deseo; y al desvincularse de todos los lazos que lo ataban al mundo fictcio de esa quimera ilusión del placer y del sufrimiento, abriósele la puerta de su SER, abriósele la morada de su alma, abriósele el único lugar del hombre donde Dios encuentra cobijo; y allí halló el camino interior que da hospedaje al hambriento de conocimiento y al sediento de amor; e ignoró todo camino externo por bello y atractivo que éste pudiera parecer. Y en aquel caminar interior encontró la tan ansiada felicidad que antaño deseó ..., encontró la paz; y al ser esta la paz de Dios que habita en el interior del corazón de todo hombre, la llamó LA PAZ INTERIOR.
Y aquel hombre desapareció para todo aquel que quiso buscarle, más dejó como legado el rastro a seguir para quienes ansian encontar la felicidad que el deseó, a la que llamó, Paz Interior"

Rafael Santamaría
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