viernes, 28 de agosto de 2015

LA OTRA ORILLA; original de Rafael Santamaría


Un hombre y una mujer se hicieron con una barca para cruzar el gran río de la vida.
Dicen que quien lo intenta cruzar solo a veces no llega hasta la otra orilla, así que ambos quisieron intentar cruzarlo juntos.
Cada uno traía su propio remo, pero se comprometerieron a que remarian juntos hasta alcanzar el otro extremo de la orilla de la vida.
Mientras remaban a la vez y en la misma dirección la barca avanzaba, y el otro extremo de la orilla de la vida cada día estaba más cerca; pero cuando uno de los dos dejó de remar, la barca empezó a "avanzar" en círculos, y la orilla empezó entonces a divisarse sólo de vez en cuando.
Luego, el único de los dos que estaba remando también dejó de remar, y la barca se paró al igual que la vista que tenían de la orilla; y tras un periodo en el que no llegaron a un entendimiento, ambos volvieron a remar pero en sentidos opuestos, con lo que la barca no avanzó, y la orilla quedó igual que cuando no remaban.
El cansancio hizo mella por no avanzar, y ambos depusieron sus remos, fue entonces cuando se dejaron llevar por la inercia de las aguas del río de la vida y la barca acabo de nuevo en la misma orilla de la que un día partieron.
Sólo cuando los que reman lo hacen a la vez y en la  misma dirección sin dejarse vencer por los procesos mentales que surgen mientras están remando, ambos dos y su barca consiguen alcanzar el otro extremo de la orilla de sus sueños.
Rafael Santamaría

sábado, 15 de agosto de 2015

EL YOGA; original de Rafael Santamaría


En cierta ocasión me insinuaron:
- Me voy a apuntar a yoga.
- Qué bien! - contesté; pero mentí. El Yoga no es algo a lo que uno se pueda "apuntar" o desapuntar.
En otra ocasión:
- Estoy haciendo un curso de Yoga...
- Fantástico! - contesté, pero mentí. Uno no se puede realizar a sí mismo a través de un curso. El Yoga es un camino; aunque bien es cierto que uno si se puede iniciar en el sendero del Yoga buscando la auto realización a través de un curso.
También escuché:
- Voy a yoga tres días por semana.
- Se te nota - contesté, pero mentí. El Yoga se practica todos los días del año desde que uno se levanta hasta que uno se acuesta; y cuando se acuesta, el verdadero yogui también hace Yoga.
Y muchas más frases "celebres", que mi hipocresía, ésa mentira que tengo conmigo mismo, que hasta que no la erradique del todo seguirá conmigo, nunca me dejó decir lo que de verdad pensaba.
Pero en cierta ocasión vino una persona a verme y me preguntó:
- Tú haces yoga; verdad?
Estuve a punto de contestarle sin la condescendencia de mi corazón, pero algo me llevó a ser honesto conmigo mismo y con aquella persona.
- Yo sigo las enseñanzas del Yoga, sí; pero no sé si eso contesta a tu pregunta de si hago Yoga.
- Y tú me podrías enseñar Yoga?
- El Yoga te enseña a ti mismo mientras sigues sus enseñanzas. Es un camino sin más Maestros que el propio camino, aunque para no caer en la tentación de tomar atajos, en tu camino del Yoga se recomienda seguir las pautas de la sabiduría de quien ya recorrió su camino; un Guru. Yo no puedo enseñarte nada, pues aún no he terminado de recorrer mi camino.
- Entonces, dónde puedo aprenderlo?
- La vida es una escuela donde ponerlo en práctica, y aprenderlo se aprende mientras lo pones en práctica.
- Pero tendrá que haber una iniciación, alguna manera de empezar.
- Sí de verdad tú corazón quiere seguir el camino del Yoga, entonces desde hoy mismo ya has empezado a hacer Yoga.
- Y qué es el Yoga para ti?
- Hay muchos caminos para liberarte, el Yoga es uno. Cada uno escoje su camino. Yo escogí el mío.
- Eres un yogui?
- Yogui es aquel que sigue fielmente las enseñanzas del yoga. Para ser un verdadero yogui no hay más que jamás abandonar el camino del Yoga.
- Pero lo eres?
- Serlo o no lo serlo es lo de menos. No hay títulos ni honores en éste camino. Aquí sólo estás tú y el Yoga; tú y lo que hayas venido a aprender. El Yoga sólo te facilita tu aprendizaje.
- Y por qué hay tantos tipos de Yoga?
- Aún habiendo tantos, unos se complementan a otros; y su variedad se debe a la diversidad de mentes; pero camino, Yoga, solo hay uno. Cuando después de tomar tu propio camino sabes a dónde quieres ir, los caminos del Yoga se unifican en uno solo aunque luego cada camino reciba un nombre distinto.
- Sí tú no enseñas Yoga, quién me puede enseñar Yoga?
- El corazón del verdadero buscador acaba encontrando aquello que anhela; de tal forma que el Maestro, siendo puro Amor, sólo aparece cuando el discípulo, el corazón, está preparado.
- Tengo que preparar a mi corazón para hacer Yoga?, creía que el yoga era sólo para el cuerpo y la mente.
- La casa del corazón es el Espíritu; pero muchos son los que aún tienen a su corazón entre las rejas de su mente. El Yoga es todo corazón; pero sólo es todo corazón cuando has conseguido parar la mente y dominar el cuerpo.
- Y tú qué Yoga me recomiendas?
- El tuyo. Si sigues el mío, puede que ése ya no es el tuyo.
- Pero, y cómo encuentro el mío?
- De igual manera que me encontraste a mi; buscando.
Rafael Santamaría

miércoles, 12 de agosto de 2015

YO SOY MI MEJOR AMIGO; original de Rafael Santamaría


Hace mucho, mucho tiempo, reflexione intuitivamente y me di cuenta de que para conocer a alguien tenías, o tienes, que hacerte amigo suyo, o de otra manera es muy difícil ganarte su confianza: su amistad; y así poder llegar a conocerle.
Me viene a la memoria mi infancia, como me juntaba con aquella gente que quería conocer. También recuerdo mi adolescencia y aquellas chicas que me gustaban y a las que quería conocer en profundidad para saber si teníamos en común algo más que la pura atracción física.
De estos pequeños recuerdos y a través de una introspección y su consiguiente auto análisis deduje que para poder conocer a alguien primero tenía que hacerme su amigo (como hacia de pequeño), de otra forma, no podría conocerle porque no me diría nada, no tiene ni tengo su confianza; y si no es mi amigo cómo pretendo entonces que me cuente algo, como pretendo entonces que se sincere conmigo.
Llevándolo al plano puramente personal, es decir, conmigo mismo, intuí que para conocerme de verdad tenia que hacerme mi amigo.
Suena raro o ridículo, pero es la verdad; pues observandome me di cuenta también que la primera enemistad que tenia era conmigo mismo, así difícilmente me podía conocer si estaba enfadado conmigo mismo. Por éso un buen día decidí de pronto hacerme mi amigo, o visto de otra manera, ser amigo mío, poco a poco eso sí, como hacíamos en nuestra adolescencia con la gente que queríamos conocer y entablar una amistad, para así poder conocerme mejor.
Y lo hice diciéndome que no era para encontrar el amor de mi vida ni el amigo fiel, pero al cabo de unos segundos de tener ese pensamiento pensé...,o si, o si era para encontrar ése amor de mi vida en mi y así a la vez poder encontrarlo fuera de mi, y también para llegar a encontrar en mi al amigo perfecto.
Mi amistad conmigo mismo, como cualquier otra amistad verdadera, se basa en la sinceridad y el respeto. Llevados a la práctica ambos valores me conducirían más tarde al conocimiento de mi mismo. Este conocimiento de mismo me llevaría por la senda de la aceptación. Y una vez que te aceptas a ti mismo todo fluye. Entonces no hay problemas ni circunstancias adversas. La mente cambia el "chip" y ves las cosas sin el formato con el que antes te habías programado para poder verlas; es decir, la ilusión que habías creado o se había creado desde tu mente para vivir las cosas (lamentablemente las vives como las ves desde tu mente)
Y si os dais cuenta una verdadera relación de pareja se basa al fin y al cabo en una amistad entre dos polos opuestos; pero los polos opuestos no se refiere a gustos distintos como algunos creen, sino a personas (entes físicos) de distinto sexo; es decir, a una amistad con tu contrario en cuanto a las características principales con las que tu alma se ha encarnado: hombre o mujer. Si tu alma se ha encarnado en un cuerpo de hombre pues con una mujer; y viceversa (y si alguno o alguna quisiera extrapolarlo al plano homosexual, ni que decir tiene que siempre hay uno que hace de mujer y otro de hombre)
Si no existe ésta estrecha amistad entre hombre y mujer la relación antes o después se debilitará hasta llegar a un punto muerto en que muere y desaparece, puesto que sin los pilares de la sinceridad y el respeto ninguna relación se sostiene en el tiempo.
Sí tu pareja no es tu mejor amigo, malo.
Y sí tu no eres tu mejor amigo, entonces todavía peor; que por qué peor, porque de ésta manera te será muy difícil encontrar un verdadero compañero de vida: tu pareja.
Entiende que sólo cuando lleguéis a entablar una verdadera amistad con vosotros mismos sabréis como queréis que sea esa misma amistad con alguien del sexo opuesto, y será entonces cuando estaréis preparados para tener una amistad con un hombre o una mujer que muy probablemente os llenará tanto como os habéis llenado previamente vosotros con vosotros mismos.
Sin una verdadera y sincera amistad con uno mismo el conocimiento sobre uno mismo se diluye a través de las continuas justificaciones con las que nos convertimos en unos hipócritas, y es como consecuencia de nuestra hipocresía que nos acabamos enemistando con nosotros mismos por ser unos mentirosos.
Rafael Santamaría

martes, 11 de agosto de 2015

DIOS SIMPLEMENTE ES; original de Rafael Santamaría

- Maestro, dónde está Dios?, que no le encuentro.
- Dios no está hijo mío, Dios Es, por eso no le encuentras; pues con esa actitud de encontrar algo que "esté", tú, hijo mío, buscas algo o a alguien en alguna parte, y Dios ES todo en todas partes; Dios simplemente Es.
Entiende hijo mío que para poder estar primero tienes que ser; y Dios siempre es lo primero antes que lo último, aunque luego se manifieste como lo primero y lo último para poder ser y estar en todas partes.
Por eso no hace falta buscarle aquí o allá, todo está impregnado de Él; aunque luego cada uno lo encuentre en él, en sí mismo, justo allí donde tiene o ha puesto su corazón.
- Se podría decir entonces que Dios está en nuestro corazón?, Maestro
- Si hijo mío, de alguna manera se podría decir así; la cuestión es: dónde tenemos muchas veces nosotros puesto el corazón, o qué es lo que tenemos dentro de él, para no saber encontrar allí a Dios.
- Y dónde tenemos nosotros puesto el corazón entonces?, Maestro.
- Junto con nuestros pensamientos y obsesiones, al lado justo de nuestras inquietudes e inseguridades, formando parte de nuestras indecisiones y preocupaciones; es decir, allí donde no es su sitio: en la mente.
- Y dónde deberíamos tenerlo?, Maestro
- Junto a Nosotros siempre y en todo momento, al lado justo de la esencia de nuestro Ser: el alma, permitiendole así a nuestra alma amarlo todo a través de él, de nuestro corazón.
- Y así encontraríamos a Dios?, Maestro
- Correcto. Pues al amarlo todo a través de nuestro amor es como seguro encontraríamos a Dios en nuestro corazón.
- Entonces Dios si está, Maestro.
- Dónde está?, hijo mío.
- En nuestro corazón Maestro.
- Dios está en nuestro corazón?; hijo mío, reflexiona a través de tu intuición.
- Bueno, si y no...Bueno, Dios es el amor que hay en nuestro corazón.
- Entonces..., Dios no está, Dios Es; Dios es amor, el amor que hay en nuestro corazón cuando sabemos ser lo que Dios Es: todo amor.
Si lo encuentras en tu corazón es porque tienes el corazón lleno de amor, no porque Dios esté en un sitio o en otro, pues de estar en algún lugar esta en todo aquello que llegas a saber amar como Dios lo ama; por eso cuando llegas a amarlo todo puedes llegar a ver a Dios en todas partes y en todas las cosas, y puedes verte reflejado en Él al amarlo todo como Él lo ama, mientras no sea así, sólo verás fragmentos de Él: sitios, lugares, personas y/o momentos que llegaste a saber amar.
- Y si me enamoro de alguien también estoy viendo a Dios en esa persona?, Maestro
- Cuando el amor es mental surge el enamoramiento, y al ser mental también surge su contrario: el desenamoramiento. Pero cuando el amor no pasa por los filtros de la mente, es decir, es libre y no tiene condicionamientos, el amor simplemente Es, y entonces más que enamorarte (que tu mente se ilusione con alguien) simplemente amas.
Recuerda que al ser el enamoramiento una programación mental (se rige por unos esquemas mentales de lo que cada uno ha establecido e idealizado que es el amor y cómo lo encontrará) ésta tiene una caducidad en el tiempo porque depende de un factor temporal: la ilusión (el proceso fisiológico y mental que acompaña al cuerpo cuando encontramos una persona que reúne las características con las que nos hemos programado para que nos guste alguien. Normalmente una persona nos gusta por algo que está en nuestra programación subconsciente) ilusión que en términos mundanos del amor seria lo que se conoce como pasión.
Mientras que por el contrario, todo amor que consigue traspasar nuestras barreras mentales (nuestros condicionamientos mentales) es atemporal, inmortal, pues no conoce límites: los límites con los que la mente ama creyendo (auto engañandose) saber amar, o que "eso" es amor.
Difícilmente entonces puedes conocer a Dios enamorándote de alguien, pues a través de la mente no puedes conocer a Dios, ya que es a través de la no-mente como sólo le puedes llegar a conocer.
Verás, en cierta ocasión conocí a un hombre que buscaba físicamente a la mujer perfecta a través de buscar él la perfección en su físico (condicionamiento mental); y no le fue tan mal, pues encontró de quien se enamoró, encontró mujeres que cumplían con los requisitos mentales que él mismo se imponía para encontrar el amor que su mente le hacía pensar que éso era amor, o que a través de ésa persona podría saborear lo que es el amor.
Pero que a mi me conste nunca fue feliz. Siempre le faltaba algo. Había un vacío que no sabia cómo llenar. Esas eran sus palabras. Ese vacío lo produce tu mente al limitar (condicionar) tu amor a unas características, bien sean éstas físicas, mentales, económicas, sociales...; o al pensar que el amor está en tal o cual sitio y debe ser así o asá.
El amor está más allá de lo que tu mente piensa que es el amor o te hace pensar que ésto o aquéllo es amor, y recuerda que al ser Dios amor, entonces se podría deducir que Dios está más allá de cualquier identificación, interpretación, o definición con la que tu mente defina, identifique o intérprete que eso, esto o aquéllo es Dios utilizando el único argumento válido para tu mente: razonamientos empíricos que tienen su origen en las justificaciones que cada uno nos auto imponemos para engañarnos.
Debes abrir tu mente hijo mío si de verdad ansias conocer a Dios; tu corazón te lo agradecerá, y tu conciencia, sólo así, lo encontrará.
Rafael Santamaría

viernes, 7 de agosto de 2015

UNA VEZ YO TAMBIÉN FUI UN PEZ DE PECERA; original de Rafael Santamaría

Una vez yo también fui un pez de pecera.
Los muros de la mente son como las paredes de una pecera para el pez que se ha criado en ella (que se ha dejado maniatar por ella), que piensa (nunca mejor dicho que piensa) que no hay más mundo que aquel en el que vive: su pecera, su mente.
Los que le "cuidan" y se encargan por decirlo de alguna manera de sus cuidados, (los mandatarios y gobernantes de nuestro planeta) le cambian el agua, se la ponen a la temperatura adecuada, le ponen luz artificial con la que intentan simular y sustituir la del sol (le ponen dogmas que sustituyen la verdadera Luz de la vida: el amor del alma) y le procuran comida.
Le anulan su instinto biológico de supervivencia (le atrofian sus sentidos parta poder manipularlo a su antojo), y lo domestican hasta hacerlo un pez de granja (consiguen hacer de él un borrego de masas). Pasado un tiempo (evolutivo que sucede en todas las especies) las circunstancias le invitan a ése pez a abandonar dicho hábitat, pues dichas circunstancias le invitan a reflexionar continuamente acerca del lugar donde vive llegando a la conclusión de que aunque se haya criado en él, ése: la pecera, no es su verdadero "Hogar".
Pero la todopoderosa mente le convence para que siga en ese mundo que no es el suyo: la pecera, para ello le invita a negar una y otra vez la realidad que intuye dentro si mismo a través de justificaciones y constantes huidas de "si mismo" con actos contrarios a la voluntad de su corazón y su alma (abandono de si mismo. Ya no es él).
Hasta tal punto es así que su corazón se doblega ante el poder de la mentira, y es entonces cuando empieza a pensar (un corazón que piensa no es un corazón). Atraído por la voz del pensamiento (atraído por el ego) el corazón piensa y se vuelve egoísta.
Es entonces cuando el alma que todo lo observa se retira a lo más profundo de si misma (al Ser) a la espera de que algún buzo (algún pensamiento venido de la propia intuición) la rescate del aislamiento al que la ha llevado la mente (la pecera)
El tiempo pasa, pasa tan deprisa que ya nadie se acuerda de las profundidades y todo el mundo nada (vaga por este mundo) en la superficie de lo tangible y material, porque es allí donde primeramente cae la comida (los placeres."Darles pan y circo") que suministran los pensadores (gobernantes y mandatarios) que piensan por ti
Sólo algunos que oyeron hablar de que el reino de los cielos se asemeja a un gran océano se resisten a vivir en aquella pecera aunque no sepan bien lo qué es un Océano. Éstos, se sumergen en las profundidades (meditan) y es en esos niveles profundos de conciencia donde empiezan a despertar la intuición (empiezan a bucear y como consecuencia a ser buzos) y logran así encontrar un tesoro que va más allá de lo que les han inculcado como riqueza los que hasta entonces regían sus vidas: los mandatarios, las sociedad y el ego.
Pues llegado el momento, a través de sumergirse una y otra vez en las profundidades de si mismo, éste pez es capaz de aislar las constantes vitales de su cuerpo a través del dominio de la energía (pranayama) y "haciéndose" el muerto en pleno estado de éxtasis abandona a voluntad su cuerpo físico a través del alma.
Al ver que no se mueve (en completa quietud) los dirigentes de éste planeta lo creen muerto y tirándole por el desagüe del retrete nuestro pez, en aparente estado de "muerte" (física), llega a través de las aguas residuales a un río cuyo curso acaba en el océano al que en verdad pertenece.
Una vez que nuestro pez se reencuentra con su Casa: el vasto Oceano, se encuentra como pez en el agua; y debido a ésto, despierta a la vida porque en verdad nunca estuvo muerto sino dormido en un sueño el que creyó que su verdadero mundo era aquella pecera: los pensamientos que regían su mente.
Rafael Santamaría

jueves, 6 de agosto de 2015

EL AUTO ANÁLISIS; original de Rafael Santamaría

Cada vez que piensas, de alguna manera estás emitiendo un juicio, una opinión, una valoración sobre algo (y: por qué lo hacemos?); y desde ese ángulo de "visión" ya sólo puedes ver las cosas como las has pensado (como las has juzgado), es decir, como piensas que son, y no como son en verdad.
Ver cada momento tal y como es en verdad requiere evitar siempre la infalible y aparentemente imposible costumbre que se nos presenta constantemente y de forma inconsciente de pensar: de entrar en la dinámica del juicio y la valoración sobre aquello que nos ha tocado vivir sea cual fuera la manera en que se haya manifestado dicha circunstancia o hecho.
Envejecemos prematuramente debido a la cantidad de problemas con los que convivimos; pero convivir con un problema no es más que catalogar de preocupante una situación o hecho simplemente porque en ese momento el pobre ángulo de visión que tenemos sobre esa circunstancia no nos permite ver nada más que problemas.
Un ángulo mayor, o mejor aún, una visión global de las circunstancias, algo que sólo se obtiene cuando uno se sale del problema para poder ver en verdad cuál y cómo es el problema, sólo se consigue a través de no rendir culto a la actitud de tomarse la vida enfrentándonos constantemente con cada circunstancia que nos ha tocado vivir sobre todo cuando éstas circunstancias se salen de los parámetros o esquemas mentales con los que nos gusta o nos hemos acostumbrado a vivir.
Un niño es más feliz que un adulto simplemente porque no se toma ni vive las cosas como un adulto; quizá porque no las piensa tanto y por ende no les da tanta importancia (no se toma cada hecho en la vida a título personal)
Un niño por ejemplo no juzga hasta que no se le enseña a juzgar.
Es el juicio entonces, nuestro propio juicio (nuestra forma de opinar y entender las cosas) la que nos tiene sometidos al amparo de nuestro propio modo de razonar las cosas, y es de dicho modelo de razonar las cosas del que salen o brotan todos nuestros juicios: todos nuestros pensamientos; aquello que nos arrastra a vivir la vida como la pensamos.
Resetear nuestra mente y restaurar en ella los valores que traía de fabrica: al nacer (ser como un niño) conlleva la ardua tarea de saber quien es el que piensa: conocer de cerca al que piensa cuando pensamos, conocer nuestros juicios, nuestra forma de razonar y entender las cosas y el por qué lo hacemos así.
Un auto análisis profundo que sólo se consigue profundizando en uno mismo.
Rafael Santamaría

miércoles, 5 de agosto de 2015

EL AMOR DE TU VIDA; original de Rafael Santamaría

- Papá, cómo puedo saber amar a una persona? - me preguntó en cierta ocasión mi hijo 
- Aceptando a esa persona tal y como es.
- Y si no me gusta?; si no me gusta físicamente.
- Entonces estarás condicionando el amor que hay en tu corazón a tus gustos mentales. Es decir, estarás haciendo que tu corazón "piense"
- Pero tendrá que haber algo de atracción. Vamos, digo yo.
- La verdadera atracción hijo mío surge expontaneamente y de forma natural cuando dos almas se entienden a la perfección sin la necesidad intentar entenderse a través del escaparate físico que pudieran ser sus patrones mentales afines.
- Entonces papá, el verdadero amor surge casi como consecuencia directa de saber aceptar a alguien tal y como es?
- Sí, hijo mío.
- Y si no te gusta esa persona?
- No lo has entendido. Si la aceptas, ya no hay nada que no te guste de esa persona.
- Ah! Ósea que el truco está en aceptar. 
- Tú me estás hablando de la atracción que surge cuando te gusta una persona que responde a los criterios de selección que hay en tu mente, y has de saber que dicha selección mental es la que te invita a "pensar", en vez de sentir, que el amor es tal o cual cosa. 
Y como tú alma se halla identificada con tus pensamientos, tú te crees, o te has llegado a creer, que aquello que "piensas" que es el amor, es amor; pero no lo es. 
- Y entonces cómo encontraré el amor de mi vida?
- De tu vida? 
- Sí, de mi vida.
- Aceptándote tal y como eres. 
- Pensaba que lo encontraría en otra persona.
- No "pienses" tanto hijo mío, lo encontrarás en ti. Otra cosa muy distinta es que una vez encontrado: toda vez que te aceptes de verdad y en su totalidad tal y como eres, es decir, te conozcas a ti mismo; dicha aceptación, que no es otra cosa que el conocimiento que tienes de ti mismo, lo quieras o sientas la necesidad de compartirlo junto a otra persona.
- Y quién será o podrá ser esa otra persona con la que compartiré ése conocimiento?
- El Yin y el Yang son una misma cosa aún siendo diferentes, verdad?, pues el uno sin el otro no tienen sentido y juntos dan sentido a todo. 
- Es eso del Tao, verdad?
- Sí, es eso del Tao. Pues entiende que aquella persona que aún en apariencia física sea distinta a ti, pero que contigo y junto a ti sea una misma cosa: seáis y formeis parte de lo mismo, aquella persona será con la que compartirás tu vida, tu aprendizaje, y todo lo que tú eres.
- El amor de mi vida?
- Sí, por qué no?; el amor de tu vida.
Rafael Santamaría