martes, 20 de diciembre de 2016

FELIZ NAVIDAD; original de Rafael Santamaría

- Padre, ¿y cómo es Dios?
- Hijo mío, Dios, al no tener forma, es indescriptible para la mente humana.
- ¿Pero cómo es? padre, aunque no lo pueda entender.
- Verás, hubo una vez un hombre hijo mío, en el que la inmaculada pureza de su corazón reflejaba el semblante de Dios en cada uno de sus actos, en cada una de sus palabras. Él era un espejo de Dios para el que buscaba el reflejo de Dios en una forma humana. Y tal era su conexión, su vínculo, con el Ser que nos ha creado, que acertadamente cuando hablaba de Él lo llamaba Padre. Su mente no estaba infectada de pensamientos, su mente era conciencia, una conciencia que se había desligado por completo de la identificación con el cuerpo, la impureza de sus deseos, y el egoísmo de su mente, y que a través de su corazón puro e intacto había conseguido conectarse a la conciencia creadora de Dios padre. Él nos veía como Dios nos ve, y de esa forma actuaba en consecuencia.
- ¿Y cómo nos ve Dios?, Padre
- A través de una misericordia infinita, de un amor que no conoce límites. Los ojos de Dios no juzgan, hijo mío, como si hacen los del hombre; los ojos de Dios sólo ven, y al ser su vista el reflejo de su corazón, no de nuestra envidia, como nos pasa a nosotros, constantemente Él nos perdona.
- ¿Murió aquel hombre?, Padre
- Un hombre así nunca muere, hijo mío. Un hombre así permanece oculto en el corazón de los hombres hasta que la conciencia del hombre lo rescata del olvido.
- ¿Y yo puedo rescatarlo?
- Si
- ¿Y cómo?, padre.
- Celebra su nacimiento en el corazón de tu conciencia.
¡Feliz Navidad!
Rafael Santamaria