jueves, 1 de octubre de 2009

LA ENFERMEDAD DEL ENFERMO, original de Rafael Santamaría

Simpre he intuido que hay Algo, Algo que nos mueve y es inexplicable, pero que merece la pena explicar.
A ti:

"Sea ésta, una historia al revés, contada desde el final para entender el principio. Así, en esta historia al revés, la enfermedad, para el hombre, es el origen de esta narración, mientras que para el espíritu, es el final de una ilusión. Sea como fuere, en esta historia al revés, un hombre con los síntomas de la enfermedad fue de médico en médico para intentar poner remedio a su mal, pero su realidad empeoraba, y no hallaba persona cualificada que le explicara su deterioro. Viendo como la muerte le invitaba al peregrinaje del adios, intentó ir más allá de lo que la vista engaña y buscó ayuda en una persona de confianza: él. Y en pleno declive físico y agravio de su salud, escuchó a su cuerpo y a base de no oír nada más que su propia voz, entendió el lenguaje del dolor. Entonces, venciendo el miedo de la superstición se adentró en el conocimiento de su cuerpo dejando que el dolor le mostrara la causa de su enfermedad. Y sin más síntomas que los que tenía, desfalleció, y fuera de toda consciencia, entró en el reino de la mente, y en el legado del subconsciente encontró un mundo de emociones, que ligados al pensamiento, imponían con rigor su autoridad en el cuerpo. Y unido a su dolor, encontró la emoción que lo había enfermado, y ya de aquella simple observación, la emoción se retrajo, y dándonse aquel cuenta de este detalle, fijo toda su atención en ella con tanta voluntad, que los lazos con que se había amarrado al cuerpo se deshicieron. Y aún dormido en la conciencia, su salud se rehizo, y lejos de despertar, una lejana y pequeña luz le deslumbró, y en la curiosidad de lo novedoso se adentró hacía la luz, ..., y en luz se convirtió. Y cuando se quiso dar cuenta, la conciencia de su alma le hablaba, y cuando la escuchó, un nuevo hombre de él nació.

Despertó a la falsa realidad de la conciencia, libre de dolor, y lejos de toda enfermedad, y sumiso a la voluntad de su espíritu, vivió el resto de su vida lejos del personaje que fue.

Vivio el sentido de la vida sin el deseo de vivir, y encontró en tal alivio, su elixir. Y sin poder evitarlo, fracasó en lo que el hombre conoce como fracaso, y triunfó en lo que el hombre no entiende como victoria.

Muerto ya, vió la vida de otra manera. Y de aquel periplo por el mundo sensorial de lo corporeo una experiencia sacó: la enfermedad de la que habla el hombre, es el desconocimiento de la verdad de la que proviene el hombre. Cuando el hombre se conozca asi mismo, conozca la verdad, no enfermará.

Quien conoce la verdad sabe que no miento, quien no la conoce, no sabe de que hablo"

Rafael Santamaría
senseirsan@gmail.com
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