lunes, 22 de mayo de 2017

OCUPA TU SITIO ENCONTRANDO TU ESPACIO; original de Rafael Santamaría





Muy probablemente nos pasamos toda la vida buscando nuestro espacio: nuestro lugar dentro de nosotros mismos, un lugar que nos han enseñado a creer que está en los momentos que vivimos en lugares que no tienen nada que ver con nosotros (a nivel espiritual); y así oímos hablar de sitios de moda, de sitios donde ir a comer, de lugares de ocio donde recompensarnos después del estrés sufrido durante la semana. Lugares que no ocupan más que un espacio transitorio en nuestra vida de un tiempo que malgastamos por no tomar conciencia que el tiempo en este plano material es vida, y debe ser empleado para encontrar nuestro sitio dentro de nosotros mismos. 

En la vida todo son espacios, espacios delimitados por el tiempo que pasas en ellos. 

Por ejemplo: el espacio que ocupas al encontrar tu sitio en la vida. 
Este es uno de los espacios más difíciles de encontrar, pues por norma general ocupamos lugares ajenos, lugares de otras personas, o lugares que nos han dicho o enseñado, porque no sabemos cuál es nuestro sitio en la vida. Y sin un espacio donde interactuar que sea nuestro, porque ese es nuestro verdadero sitio, nos sentiremos perdidos.

El espacio que ocupan ciertas personas en tu vida. 
Este es un espacio de vital importancia, porque las personas que están en tu vida, de alguna manera, forman parte de tu sitio en la vida.

El espacio que necesitas para ti para sentirte vivo. 
Este es el espacio más importante.
Es un espacio interior que normalmente exteriorizamos y compartimos con los demás. Si está muy exteriorizado, o, muy repartido entre​ personas tóxicas o poco afines a nosotros, nos sentiremos agotados.

El tiempo que necesitamos para encontrar nuestros espacios se llama vida, y se fragmenta en las unidades mentales de: pasado, presente y futuro. 
El espacio y el tiempo se anexionan formando la tercera dimensión. 
Cuando el tiempo y el espacio se interiorizan llevando la atención al interior, aparece la cuarta dimensión. Y según es la dimensión espacial donde vivimos así es nuestra conciencia. 

La conciencia son los ojos del alma, ella ve según es tu trabajo conciencial. Cuando el hombre ha limpiado de sus ojos el velo de las cataratas de la ignorancia (espiritual), su conciencia está libre de ego; es entonces cuando el alma se ve así misma como un reflejo del Espíritu; es entonces cuando ocupa su espacio, como dijo Jesús, "a la derecha del Padre", o en plena sintonía con Él: "yo y mi Padre somos uno"
Rafael Santamaría