martes, 23 de junio de 2020

LA LEY DEL DESEO; original de Rafael Santamaría

La energía se mueve en todas direcciones, y eso es lo que nos hace dudar.

Su movimiento incesante seduce a nuestra mente, y es que nuestra mente se identifica con todo aquello que la seduce.

Es la ley del deseo, y una mente corrupta, ama el deseo, porque el deseo mantiene vivo al ego.

Mente y ego son una misma cosa cuando se unen por y a través de la ley del deseo.

Cuando el hombre observa la energía, el hombre consigue relajar la mente, y con una mente relajada, todo se ve tal cual es, pues es entonces cuando los ojos no obedecen a la ley del deseo: no ven lo que la voluntad de su ego les hace querer ver.

Cuando el hombre observa lo que ha creado el mundo, sabe del Creador por su creación; cuando el hombre se dedica a juzgar lo creado, sólo puede saber de su ego por los juicios que éste emite.

La energía da origen a la materia.

La materia sin energía, acaba convirtiéndose en un fósil inerte.

El pensamiento es energía. 

Si el pensamiento no se nutre de un continuo propósito, muere; pero si se le alimenta de intenciones, vive, y se acabará materializando en aquello que para lo que fue pensado.

Quién vive en el recipiente, no es lo que lo contiene, y quién vive en lo que lo contiene, puede o no formar parte del recipiente.

La vida es un recipiente, donde cada uno vive las cosas según lo que tenga en su mente.

De qué llenes tu vida, dependerá de lo que tengas en tu mente.

Mente y vida pueden ser una misma cosa; si recipiente y contenido fueran lo mismo.

Rafael Santamaría