jueves, 11 de agosto de 2016

RECUPERA TU PODER; original de Rafael Santamaría

Nadie tiene más poder sobre ti que el que tú le concedes que tenga.
Mi historia es bastante singular pues la toma de conciencia que tuve es bastante particular.
En cierta ocasión me enteré que me habían usurpado unas fotos que estaban empleando con una identidad falsa. Al principio me molestó, pero luego al enterarme que lo hacían para ligar me llamó la atención: " Alguien me había escogido a mí porque se pensaba que con mi físico tendría más posibilidades de llamar la atención sobre una mujer "
Está reflexión me dio que pensar. Deduje que entonces yo no era tan vulgar, físicamente hablando, cómo me había hecho creer la persona que había estado a mi lado durante muchos años.
A mi ego le hubiera encantado saber el éxito que estaba teniendo la persona que estaba utilizando mis fotos, pero me contenté con darme cuenta de que valía más de lo que yo a mí mismo me había llegado a degradar.
¿Pero cómo había llegado a degradarme tanto?
La primera respuesta que me vino fue la de ego, es decir, la culpa la tenía la persona que me había hecho sentir así.
Gracias a Dios, inmerso en una de mis meditaciones, me di cuenta que el único responsable de haber llegado a tal extremo era yo. Era yo porque yo era el que había permitido que otra persona tuviera poder sobre mí. Y ese poder se manifestaba en que yo llegaba a creerme las opiniones que aquella persona. verbalizaba sobre mí.
Fue un trabajo duro el hecho de recuperar el poder que sobre mi le había otorgado a esa persona.
Tenía mucho miedo, pues tenía muchas inseguridades.
Pero me sirvió de mucho apoyo el saber que aquella persona que me había usurpado unas fotos a través de Internet confiaba más en mí que yo mismo.
Normalmente, y sin saber por qué, a lo largo de nuestra vida vamos entregando pequeñas parcelas emocionales de nuestro gran latifundio emocional, a la vez que hacemos concesiones de nuestra seguridad en nosotros mismos a personas externas qué tan solo quieren expropiarnos nuestra confianza en nosotros mismos para hacer negocio con ella, ese negocio suele ser el chantaje emocional.
En estos casos, sin otro abogado que la confianza que tenga una persona en sí misma, los pleitos se ganan interiorizando la frase de que nadie tiene más poder sobre ti que el que tú le concedas.
Estos lazos emocionales son tan difíciles de cortar, que todavía conozco gente que ha llegado a divorciarse de su pareja sin haber conseguido cortar del todo el control emocional que aún siguen ejerciendo él (o ella) sobre él (o ella)
Y dicha manipulación no sólo se limita al mundo de la pareja, sino que también sucede entre padres (o madres) que no sueltan a sus hijos porque éstos les han concedido a sus padres un poder sobre ellos que no saben, o no se atreven, a recuperar.
También existe entré amigos, jefes y empleados, profesores y alumnos, etcétera.
Rafael Santamaría

sábado, 6 de agosto de 2016

QUIERETE. AMATE; original de Rafael Santamaría

En cierta ocasión acompañe a mi hija a hacerse unas fotos pues las necesitaba para hacerse el carné de identidad.
- No me gusta nada como he salido. Me veo fea - me dijo mi hija cuando hubo visto las fotos que le habían hecho
- A mi me gusta como sales. Estás muy guapa - contesté.
- Papá...
- No lo digo para quedar bien, lo digo en serio.
- Claro, como tú me quieres, me ves guapa - replicó mi hija.
- Exacto hija mía, tú lo has dicho. De lo que se deduce que como tú no te quieres, es imposible que te veas guapa.
Entiende entonces hija mía que la culpa de que no te gustes no la tienen ni las fotos, ni el fotógrafo, sino la falta de un amor incondicional hacia ti.

Te invito a reflexionar sobre lo que te acabo de contar, pues aún hay un montón de personas en el mundo que no se gustan a sí mismas, y si no se gustan así mismas nada más es por su falta de amor incondicional hacia ellas mismas. Y es la falta de amor incondicional hacia uno mismo lo que hace que nuestra vida sea una vida llena de altibajos con nuestras dudas, miedos, envidias, egoísmo, rencor, resentimiento e ira.

Rafael Santamaria