viernes, 24 de abril de 2015

EL AMOR; original de Rafael Santamaría

Como no lo conocía, pues siempre había soñado con él, cuando se le apareció, no lo reconoció.
- Quién eres? - le preguntó.
- No soy más que tu sueño hecho realidad - afirmó el amor.
Pero dudó, y la duda lo hizo desaparecer.
Vino una segunda vez, y vino como siempre sin avisar.
- Quién eres? - le preguntó
- Aquel del que deconfiaste una vez.
Pero olvidó de quien se trataba, y junto con su olvido volvió a desaparecer.
Y vino una tercera vez. Siempre sin avisar.
- Quién eres? - le preguntó
- Lo que buscas.
Dudaste y me olvidaste, por eso nunca me encontraste.
Rafael Santamaría

LA PROMESA; original de Rafael Santamaría


Hace muchos años, tenía un amigo, digo tenía porque tristemente ya murió, con el que me unía una fuerte amistad. Cada vez que nuestras atareadas vidas nos dejaban un rato buscamos la oportunidad y nos veíamos.
Charlabamos de la vida: de nuestras vidas, nos desahogabamos el uno con el otro, luego poníamos en orden el país, y por último resolvamos los problemas mundo. Cuando habíamos dejado todo resuelto: el mundo, el planeta, y hasta el Universo, algún móvil sonaba (no había whatsapp, todavía no existía Internet en los teléfonos móviles) y eso quería decir que era hora de volver a casa. El tenía dos hijos, yo aún no me había estrenado como padre, pero estaba a punto.
Un día, allá por el mes de febrero, de nuevo me llamó. Últimamente viajaba mucho por trabajo. En aquel momento hacia tiempo que no le veía, y cuando digo tiempo, me refiero a que por lo menos hacia que no le veía un par de años. Por aquél entonces, recuerdo que mi vida empezaba a "sufrir" su gran transformación (al menos así lo viví yo)
Quedamos, pues me dijo que estaría por Madrid un par de días. Nos vimos donde siempre: en "nuestro" sitio. Un bar que utilizábamos como púlpito para lanzarnos el uno al otro mensajes sobre la verdad de nuestras vidas.
Especialmente recuerdo nuestra última conversación.
- Y de qué va éso qué haces? - me preguntó.
- Se trata de parar la mente. De vivir el presente que hay en cada uno de nosotros bajo la realidad de nuestra alma.
- Creo que se te está yendo la olla, coleguita. Pero bueno, tú mismo. Y eres feliz?
Me dio apuro contestar lo de siempre, lo estándar, lo establecido por la inercia de la vida, es decir, lo que muchos contestan en vez de decir la verdad. No sé porqué motivo me atrevería a contarle la verdad.
- No.
- Y por qué no?
Aquella pregunta tan directa requería de una respuesta aún más directa, es decir, de una respuesta totalmente sincera. Entonces fue cuando me arme de valor y le conté los motivos de mi infelicidad.
- Qué suerte tienes, - me dijo - lo tuyo tiene solución, lo mío no; me han dado tres meses de vida, a lo sumo un año. En verdad he venido a despedirme de ti. Cuando empiece el tratamiento no creo que tengas ni fuerzas ni ganas.
- Pero...
- Tengo metástasis, Rafa. Me estoy muriendo. Según los médicos no se explican cómo puedo todavía estar así. Ya ves, soy un cadáver andante.
-..., pero si yo te veo bien!
- Mi cuerpo se muere.
- Joder! tío. Estás seguro?
- Tan seguro que he venido a despedirme de ti. Y más ahora que te has metido en ésos "temas", no sea que por tener algún motivo pendiente me toque reencarnarme para saldar mis deudas karmicas contigo. Se dice así, verdad?
- Si.
- Si como tú dices la muerte física es sólo un estado transitorio de nuestra alma, por qué lloras? Yo me voy antes que tú. Nada más.
- Sí, sí tienes razón. - dije entre lágrimas.
- Prometeme una cosa.
- El qué?
- Verás, yo no puedo hacer nada por intentar ser feliz, me muero, pero tú, tú te estás muriendo al no estar aprovechando ésta vida. Y te estás muriendo sin darte cuenta de que aún puedes hacer mucho por ser feliz en ésta vida, y volver así a la vida. Por éso te pido que me prometas que no concedaras ni un sólo minuto del tiempo que te quede en esta vida al desaliento y el desánimo, y que emplearás a cambio toda tu fuerza de voluntad para vencer tus miedos y ser feliz. Me lo prometes? Lo tuyo tiene solución, Rafa. Seria un delito que no fueras feliz. Tienes tanta suerte, que me das envidia, amigo mío.
Mi promesa tardó once años en hacerse realidad.

Seguir en la inercia de tu vida te hace creer que todo la rutina previamente programada en tu mente es real, pero sólo es real para ti.
Para vivir fuera de la inercia de tus pensamientos de siempre, entre otras cosas, hay que vivir fuera de todo aquello con lo que te has acostumbrado a vivir.
La realidad es muy distinta cuando dejamos de lado todo aquello que hacía creernos que era real y única nuestra forma de vivir (llegamos a creernos que no existe, o que es una utopía, otra forma de vivir)
Sólo venciendo uno sus propios miedos uno puede ser feliz, pues tus miedos son los que te paralizan a la hora de ser plenamente feliz.
Quién no tiene miedo vive, y quien vive y se siente vivo es feliz.
Rafael Santamaría