lunes, 12 de abril de 2010

EL MUNDO DE LOS SUEÑOS; original de Rafael Santamaría


Quien enseña con la humildad del alma, sabe que la verdadera sabiduría es el amor;
A vosotros:

"Hubo una vez en la historia que marca la historia, un hombre que doblego a todo un imperio con tanto sólo una historia de amor; su historia comienza donde comienzan todas las historias: en lo profundo del corazón; y desde allí, germina sin crecer para volver a geminar, en el alma de todos aquellos que sienten la verdad que anida en su corazón.
Aquel hombre al que la historia no recuerda su nombre, por el pecado del verbo amar, sería juzgado y sentenciado a muerte; pero antes de morir, al menos, pudo contar al mundo su historia; esta es su historia:
- De noche mirarndo las estrellas, vi en el palacio del rey una estrella que brillaba con la luz que brillan las estrellas, pero esta, no latia como laten las estrellas al sentir la paz que alberga la noche. Aquella singular manera de brillar me llevó hasta ella, y al ver que no era una estrella, soñé con llegar hasta ella para verla de cerca. Quien me iba a decir a mi que aquella mi estrella tenía nombre propio, y que por su propio nombre la conocería; y quien me iba a decir a mi que su amor me asestaria la punzada más grande con la que un corazón no puede sobrevivir sin amor, pues al decirme que me amaba, y sentir yo mi amor en su amor, la losa de su linaje puso fin a las esperanzas con que el amor sueña despierto en el mundo de la ilusión. Quise huir y dejar de amarla, pero mi huida me llevó hasta ella;  y aunque juré quitarme la vida en su presencia, nada más verla, me di cuenta de que mi vida se iria al irse ella.
No sabía qué hacer, salvo amarla; y en uno de aquellos encuentros sorteados de amor, la guardia real vio como la verdad que esconde las mentiras de la vida, se hacía tan real como la mentira de la hipocresía. Y de tanta ignorancia de amor que poseía su doctrina, quiso sus flechas herirme de muerte sin llegar a matarme. Pero el vínculo de nuestro amor era tan fuerte, que la flecha nos atravesó a ambos, mas la fortuna del que llora el último, me hizo a mi padecer el lamento de sostenerla en brazos hasta perderla.
Una vez muerta, prometi amarla en sueños hasta reunirme con ella; y aunque los sueños sólo hablan a los que sueñan, y mi sueño se había ido en la vida de la persona que amaba, soñé con ella mientras mi muerte era anunciada.
Y así, día tras día en el sin fin de los días, a cada momento en que cierro los ojos para verla, la veo; y al verla, sueño con ella. El lujo de cada uno de mis sueños es ella, el premio a mi fidelidad, la muerte que hasta ella me lleva.
Cuando me aunciaron mi muerte, vi tan lejana la espera, que casi muero de golpe; y ahora que manaña espira el plazo de mi espera, no me quieren dar muerte para que no me reuna con ella.
Pero el Destino sabe que un corazón que ama al amor, en amor se convierte al amar; y el amor del alma nada deja detrás salvo, el luto de un cuerpo que le sirvió para aprender a amar.
Asi pues, mis queridos oyentes, hoy cerraré los ojos por última vez, y al volverlos abrir, nunca más se cerraran, porque mi sueño se habrá hecho realidad. Pues en los brazos de la mujer amada, abandonaré la lucha del destino de mi alma.
Y así fue como a la mañana siguiente, aquel hombre al que la historia no recuerda su nombre, sin vida apareció muerto; pero hay quien dice, que en sueños, ese hombre vive en el pais de los sueños.
Y es así, que cuando me preguntan qué es un sueño, yo les contesto: el amor de un hombre hecho realidad; y cuando me preguntan por el mundo de los sueños, yo les contesto: es el lugar donde se encuentra el amor de una mujer por el hombre que ama."

Rafael Santamaría
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