miércoles, 26 de octubre de 2016

ACLARA TU MENTE, ; original de Rafael Santamaría

En cierta ocasión mí hijo me preguntó que qué pensaba yo que  era lo que él tenía, o debía de hacer, ante una situación en particular a la que tenía que enfrentarse.
En aquel momento intuitivamente deduje que la coyuntura de su problema exigía que fuera él mismo el encargado de sacar sus propias conclusiones y pasar por aquella experiencia.
No le dije lo que tenía qué hacer, sólo que reflexionará la decisión que debía tomar y que nunca le acobardaran las consecuencias fueran cuales fuesen.
Cuando hubo regresado de haber llevado a cabo sus propias decisiones bajo la consiguiente responsabilidad que ello le generaba, al oírle entrar por la puerta le dije habiéndome enterado de antemano que había hecho lo ético.
- Has hecho lo correcto, hijo mio
- ¿Y por qué no me dijiste lo que tenía que hacer? - me preguntó
- Porque entonces no hubieras hecho lo correcto, sino que habrías hecho lo que yo te había dicho que tenías que hacer.
Un hombre, hijo mío, triunfa en la vida sólo si tiene una mente fuerte; da igual los estudios o la formación que tengas, de igual manera que da igual el patrimonio o el dinero que tengas...
- Entonces - dijo interrumpiendome -, ¿por qué tengo que estudiar?
- Yo no lo llamo estudiar, lo llamo escolarizarte, que es la manera que tiene la sociedad de hacerte un obrero; como las abejas, que tienen la abeja reina, y las abejas obreras; sólo que luego, dentro de ese proletariado al que todos estamos destinados y del que todos formamos parte queramos o no:
- sólo aquellos que tienen una mente capaz de tomar decisiones complicadas en momentos difíciles
- sólo aquellos que tienen una mente que corre riesgos y asume consecuencias
- y sólo aquellos que tienen una mente que es capaz de vencer sus propias limitaciones o miedos
aquellos hijo mío, son los obreros más fuertes, tan fuertes, que el sistema no puede con ellos y se convierten en descendientes de unos reyes cuyo linaje tiene su propio destino.
La decisión correcta siempre se alcanza hijo mío cuando has silenciado tu mente, pues es sólo entonces cuando tu corazón a través de tu conciencia te dice lo que debes hacer.
Medita
Rafael Santamaria

jueves, 20 de octubre de 2016

EL AMOR UNE, NO ATA; original de Rafael Santamaría

 - ¿El amor ata o une?, papá - me preguntó en cierta ocasión mí hijo mientras observaba como me ataba una zapatilla fuertemente.
- Un nudo como éste hijo mío - le dije en referencia a la zapatilla que me estaba atando - ata; sin embargo un lazo como el que lleva tu hermana en el pelo une.
Si te atas a una persona, tu relación con esa persona se acabará llenando de nudos, y en el mundo de la pareja todo nudo no deja de simbolizar algún tipo de apego emocional; pero si por el contrario sólo buscas amarla, el lazo que os unirá os permitirá ser libres a la hora de amaros, es decir, os amareis sin apegos y/o condicionamientos
- ¿Pero y el anillo de compromiso no es de alguna manera una forma de atarse a alguien?, papá.
- Recuerda hijo mío que cuando alguien se casa en las invitaciones de boda pone enlace.Toma conciencia pues de que un enlace no es lo mismo que una atadura. El hombre que no sabe amar ata aquello que quiere poseer. Mientras que al hombre que sabe amar no le hace falta atar nada porque lo tiene todo sin la necesidad de tener que poseerlo.
Rafael Santamaría

miércoles, 12 de octubre de 2016

LA BATALLA DE LA VIDA; original de Rafael Santamaría

Tu mente te ha sido robada por un impostor que se ha hecho pasar por ti: el ego, y con ella retiene a tu alma; pero tu alma no ha perdido la memoria espiritual de quien es gracias a la intuición. Sólo padece de un amnesia temporal debido al sometimiento que le hace el ego a través de tu mente.

Así es que la damisela de tu alma espera a ser rescatada de las mazmorras de la mente en el castillo del ego. Y ésta vida es el campo de batalla de dicha reconquista.

La mente tiene como aliado a tus cinco sentidos, a tus emociones, a tus creencias, y a los temibles "siete pecados capitales" que custodian constantemente el castillo del ego.

Tú, por el contrario, sólo tienes tu fuerza de voluntad y tu corazón.

Pero tu fuerza de voluntad se ha visto doblegada por la pereza y el desánimo, además de por los siete pecados capitales; y tu corazón está anulado por las creencias y las emociones.

Si tu alma no es rescatada en ésta vida, tendrás otras vidas, otras batallas donde poder vencer a la mente para recuperar tu alma; pero aunque no ganes esta batalla deberías empezar ya en esta vida a mermar las fuerzas de tu oponente oponiéndole resistencia a través de una continua toma de conciencia.

Para ello: debes desterrar tus viejas creencias de tu campo de batalla (de tu vida). A continuación, no debes reaccionar para así no aumentar el número de soldados emocionales que tiene el ejército de tu ego. Y una vez hayas recuperarado tu corazón, debes creer en ti recuperando la amistad con un viejo conocido tuyo: la ilusión. Y con un corazón lleno de convencimiento y fe en ti mismo debes vencer por separado a cada uno los siete pecados capitales para recuperar así el cien por cien de tu fuerza de voluntad.

Nadie dijo que fuera fácil, pero todo el que dice que es imposible es porque no lo ha intentado.

Medita.

Rafael Santamaría

PRÓXIMO TALLER DE MEDITACIÓN
MES DE NOVIEMBRE

viernes, 7 de octubre de 2016

MEDITA; original de Rafael Santamaría

La mente se podría decir que es atención, y la atención es la matriz de la energía; y como ya se sabe, nosotros somos energía.
Somos un pensamiento en la mente de Dios.

Los pensamientos llegan a tu mente originados por la identificación de tu ego con las cosas, y tu mente les presta su atención a través de ti ; les presta su energía (tu energía). Debido a ésto tú te acabas identificando con lo que te pasa, ya que tu mente lo hace creíble para ti.

Cuantos más pensamientos concurren una y otra vez a tu mente, tu mente más dispersa está debido a que tiene varios "frentes" abiertos; es decir: tu mente, o foco de atención, se dispersa.

Una atención dispersa conlleva una energía dispersa; y al ser nosotros energía, cuando nuestra mente se dispersa, nosotros mismos estamos dispersos.

Cuando la mente se concentra en una sola cosa, focalizamos la atención; cuando se focaliza la atención, la energía se retroalimenta vigorizandose así misma.

Cuando ese foco de atención se dirige hacia afuera, se consiguen materializar nuestros pensamientos, dando igual la polaridad que tengan éstos (negativos o positivos); pero cuando ese mismo foco de atención se lleva hacia el interior, en lo que se denomina: la interiorizacion de la mente, el alma toma conciencia de sí misma al prestarse nosotros toda nuestra atención.

Mientras sigamos prestando nuestra atención al mundo de afuera, nuestro ego seguirá identificandose con todo aquello que nos pasa: nuestras circunstancias; y entonces sufriremos debido a que nuestras circunstancias son siempre cambiantes.

La serenidad se encuentra en la mente que mira hacia dentro, no en la mente que vive las circunstancias de afuera.

Medita.

Rafael Santamaria

jueves, 6 de octubre de 2016

LA VIDA; original de Rafael Santamaría

La vida en este plano físico de conciencia no es el paso de los años por el cuerpo. Ni tan siquiera son los recuerdos que se guardan bajo llave en el desván de la memoria y/o en el baúl de la nostalgia. Como tampoco son los sueños frustrados, ni las promesas incumplidas; o los amores inacabados en el seno de un corazón afligido.
La vida en este plano físico de conciencia es la vida que hemos llevado; pero no lo que fuimos mientras estuvimos vivos, sino lo que hicimos mientras gozabamos de vida. Pues el éxito en la vida no lo da el destino que se marca cada uno, ni las metas u objetivos, éso son sucedáneos para un paladar atrofiado de una cultura espiritual; sino la forma de caminar por el camino que la vida nos lleva y que de alguna manera antes de venir a este mundo hemos escogido como escuela para la evolución de nuestra conciencia.
Muchas veces me hago la injusta reflexión de qué es lo que he conseguido en ésta vida, pues miro a mi alrededor y no veo nada, nada de lo que me gustaría ver. Pero, ¿y qué es eso que tanto me gustaría ver?
La impaciencia de un corazón domesticado por mi mente me hace soñar con verdades a medias, con sueños de otros comercializados bajo el sello de la cultura del materialismo. ¿De verdad quiero eso? - me pregunto.
¿Qué anhelo de verdad?
Una pregunta cuyo sello no se puede franquear en el destino de la logia del modo de vida materialista.
La interiorizacion de la mente es el camino al auto descubrimiento, y ése auto descubrimiento individual y personal es la razón de ser de cada uno en ésta vida.
No se trata de buscar la felicidad, ésa búsqueda es un camino sin retorno que no lleva a ninguna parte (no os perdáis yendo por ahí) sino de ser felices en el enjambre de los problemas cotidianos de la vida sin permitir que el veneno emocional de la picadura de cualquier dificultad nos cause alergia estacional en nuestra vida.
El ego, nuestro ego, siempre va a estar ahí; va circunscrito a nuestra existencia en este plano físico, pero alimentarlo con la continua identificación con lo que nos pasa, rasga las vestiduras espirituales de nuestra alma dejándola desnuda ante el frío invierno que supone esta vida para la conciencia que está identificada con el cuerpo.
El abrigo del ego no guarda el calor espiritual del alma, pues es sólo el propio abrigo de una conciencia libre de toda identificación el que nos protege del frío invierno de los problemas que conlleva la vida.
Puedes pasarte la vida luchando contra ella o contra ti mismo; contra ella: acabarás perdiendo la vida; contra ti mismo, si ganas, obtendrás la inmortalidad a éste plano físico de conciencia al que erróneamente llamamos vida.
Tú decides, pero el tiempo pasa, y ésta vida es tiempo: el tiempo que pasas por ésta vida.
La seguridad y estabilidad que buscas fuera de ti es imposible de obtener; piensa que es como si quisieras encontrar una embarcación en la que a bordo de ella no se notase jamás el oleaje de las aguas del mar de ésta vida por minúsculas que fueran a veces sus olas.
Pero razona por ti mismo si no has de aprender a no marearte en este mar de circunstancias sea cual sea la embarcación con la que te haya tocado navegar; si no has de aprender a nadar en la infinitud de tus pensamientos sin ahogarte con ellos; y si no has de cruzar el ancho mar de esta vida sin buscar más bote salvavidas que tu propia conciencia libre de ego.
Y no encalles en la isla del costumbrismo y la desidia y sobrevivas allí dejando que el tiempo pase, pues quien naufraga en la isla de su amargura sin hacer por escapar a su propia condena, muere víctima de la más profunda de las soledades.
Rafael Santamaria