lunes, 26 de agosto de 2013

EL GRAN IMITADOR; original de Rafael Santamaría

Hace ya algún tiempo tuve la oportunidad de entablar amistad con un actor que era un gran imitador, tanto era así, que se ganaba la vida imitando a personajes públicos. En especial, había uno que le salía de maravilla; y éste fue el que le llevó a la fama.                                                   Dedicó por entero su vida al personaje que imitaba hasta tal punto que cuando dicho personaje público murió, para cubrir ciertos eventos le llamaban a él; pues había llegado a transformar a tal nivel su fisonomía, que hasta se parecía a él físicamente.
Lo que al principio pareció un sueño se acabó transformando en una pesadilla; pues un día se derrumbó y me confesó que ya no sabía bien quién era.                                                                                                                   Antes tenía claro que era un actor; pero llegó un momento en su vida en que su personaje, el personaje al que interpretaba, le hizo olvidar por completo quién era en verdad.                                                                      Cuando murió, sólo los más allegados le recordaron por su nombre; todos los demás le llamaron por el nombre del personaje del que había tomado su identidad prestada.                                                   

Tomo este ejemplo prestado de mi vida porque llegado el momento, me sirvió para entenderme mejor.
Estaba en terminando mi meditación  diaria, cuando me puse a conversar conmigo mismo. En esos momentos, después de una meditación profunda, normalmente con quién  habla uno es con su Yo Superior.
 Narro a continuación aquella conversación.
-Creo que por fin sé lo que es el ego –se me ocurrió pensar.
Y una voz sin sonido me habló a través de mi mente.
-Hablas demasiado para no saber nada.
-¿Quién eres? – Pregunté – Te he oído.
- Yo Soy todo Conciencia, ¿quién eres tú?
-Pues…
-¿No sabes quién eres? 
-¿No soy Tú?
-Si fueras yo, tú y Yo seríamos uno.
-Si no soy Tú, ¿quién soy yo entonces? – pregunté.
- El gran imitador. El farsante que se hace pasar por quien no es.
-¡El gran imitador!- dije sorprendido - ¿Y a quién imito?
- Lo imitas todo porque no eres nada sin aquello a lo que imitas.
-Ponme un ejemplo – le insinué
-Toda tu vida es un ejemplo.
- ¿Puedes ser más concreto? -pregunté
-¿Por qué entraste en un equipo de natación si no te gustaba nadar?
-¿Por qué entró mi hermano?
-Fuiste detrás de él imitándole, por eso nunca llegaste a nada.   
-Puede ser; no digo que no.
-¿Por qué fumaste?
-Vale, ahí sí; ahí me has pillado.
-No te he pillado en nada y te he pillado en todo. Date cuenta que todo cuanto has hecho hasta ahora en tu vida ha sido imitando a alguien o a algo.
-¿Por qué tuviste hijos?, y no me digas porque querías; porque entonces yo te preguntaría: ¿quién era en verdad el que los quería, el que imita lo que hacen otros?
-Bueno…
- ¿Por qué te casaste, por amor? El amor no lleva implícito la condición de tener que casarse.
-Ahí no estoy muy de acuerdo contigo.
-No seas más hipócrita de lo que ya eres; no estás de acuerdo conmigo porque no te interesa estar de acuerdo conmigo; ya que entonces todos tus esquemas se vendrían abajo.  Has de tirar tus viejos cimientos si de verdad ansias construir algo solido, algo nuevo.
-Yo me casé por amor.
-¿Amas a tu hijo?
-Con todo mi corazón.
-Entonces, cásate con él.
-Eso es diferente.
-No es más diferente de lo que tú quieras que sea.                                           Lo peor es que muchas de éstas cosas aún te afectan porque todavía no has tomado conciencia, no has reconocido en tu fuero interno, que las hiciste imitando a alguien o algo. En definitiva, que las hiciste intentando ser algo o alguien que habías idealizado; algo o alguien que ni eras, ni eres.
-Bueno, algo habrá que haya hecho por mí.
-Todo aquello que hayas hecho de corazón ¿A quién intentabas imitar cuando intentaste sacarte una oposición?
-Si, tienes razón; a mi padre- contesté yo.
-¿Y por qué querías imitarle?- Me preguntó
- ¿Por qué era una referencia para mí?
-No te das cuenta de que imitando a los demás nunca podrá ser tú mismo.  
-Pero si no sé quién soy, que más me da.
-Deja de imitar a los demás, y entonces sabrás quién eres.  ¿Por qué no eres tú mismo, cueste lo que te cueste? Sincérate contigo.
-¿Y ahora a quién estoy imitando?, digo ahora que estoy meditando.
-Intentas ser Yo; pero mejor  no intentes nada.                                 ¿Recuerdas cuanto querías cambiar de trabajo?, lo deseabas pero no llegaba. No sabías cómo hacerlo, y tenías dudas al respecto. El día que soltaste ese deseo. El día que dejaste de querer cambiar de trabajo a través de la limitada forma de tu raciocinio, tu deseo se materializó.
-No lo había visto así, desde esa perspectiva.
-Toda tu conducta siempre  imita a algo o a alguien; todos tus actos siempre buscan imitar a algo o a alguien. Persigues lo que otros han alcanzado sin reconocer en ti que quizás su meta no es tu meta.  Hay cosas que has hecho imitando a los demás pensando en que te gustarían, y creo que te has dado cuenta de que no fue así.                                                              Date cuenta entonces de que en verdad sólo disfrutas, sólo te gusta, aquello que haces sin imitar a nadie, aquello que haces siguiendo un presentimiento, una intuición, un deseo venido de lo más profundo de tu Ser.
- ¿Eres mi alma?
-Yo Soy Conciencia. Soy lo que te queda después de que abandones tu cuerpo. Como tú me llames es sólo un nombre que pones para poder comprenderme, para poder conceptualizarme.
-¿Y qué es el ego?
- El ego es aquel que necesita de algo para ser,  aquel que necesita imitar a los demás pues no tiene conciencia de sí mismo.  
-Ósea, que yo soy ego.
- Si hay dos que hablan cuando sólo puede haber uno es que uno de los dos sobra; y sobra aquel al que la muerte le puede arrebatar todo cuanto es.  A mí la muerte no me afecta, pregúntate si a ti te afecta la muerte.
-A mi sí, claro; si me muero dejo de existir, al menos en este plano.
-Los planos de los que tú hablas, son planos de conciencia. Allí donde tienes tu conciencia, ése es tu plano.                                                                      Imitas hasta la forma en que habitas; por eso estás limitado por la forma que habitas. Deja de ser quien no eres. Deja de imitar; se tú mismo. ¿Por qué imitas lo que otros hacen?, ¿Por qué vas dónde otros van? ¿No ves que tus malos hábitos, tus vicios, nacieron imitando a otros?  ¿A quién intentas complacer cuando imitas algo o a alguien?
-No lo sé.
-Complaces a tu ego. El sin ti no es nada, y se vale de todo aquello que imitas para robarte constantemente tu verdadera identidad; para hacerse pasar por Ti.
- ¿Entonces, todo aquello que he hecho en mi  vida  imitando a los demás es, por decirlo de alguna manera, un fraude?
-Si.  
-¡Uf!, no sé qué es mejor, si pensar que ésta conversación no ha existido, o pensar que me la he imaginado.
-La verdad siempre persiste aunque tú no la quieras escuchar.
Salí de aquella meditación pensando en lo que había estado pensando a través de mi mismo.
Un duro duelo para alguien que aún no estaba preparado para escuchar aquello que debía oír. ¿O sí?
Kriya yogui Rafael Santamaría

@kriya_yogui