Hace ya algún tiempo tuve la oportunidad de
entablar amistad con un actor que era un gran imitador, tanto era así, que se
ganaba la vida imitando a personajes públicos. En especial, había uno que le salía
de maravilla; y éste fue el que le llevó a la fama. Dedicó
por entero su vida al personaje que imitaba hasta tal punto que cuando dicho
personaje público murió, para cubrir ciertos eventos le llamaban a él; pues había
llegado a transformar a tal nivel su fisonomía, que hasta se parecía a él
físicamente.
Lo que al principio
pareció un sueño se acabó transformando en una pesadilla; pues un día se
derrumbó y me confesó que ya no sabía bien quién era. Antes
tenía claro que era un actor; pero llegó un momento en su vida en que su
personaje, el personaje al que interpretaba, le hizo olvidar por completo quién
era en verdad. Cuando
murió, sólo los más allegados le recordaron por su nombre; todos los demás le
llamaron por el nombre del personaje del que había tomado su identidad prestada.
Tomo este ejemplo prestado de mi vida porque
llegado el momento, me sirvió para entenderme mejor.
Estaba en terminando mi meditación diaria, cuando me puse a conversar conmigo
mismo. En esos momentos, después de una meditación profunda, normalmente con
quién habla uno es con su Yo Superior.
Narro a
continuación aquella conversación.
-Creo que por fin sé lo que es el ego –se me
ocurrió pensar.
Y una voz sin sonido me habló a través de mi
mente.
-Hablas demasiado para no saber nada.
-¿Quién eres? – Pregunté – Te he oído.
- Yo Soy todo Conciencia, ¿quién eres tú?
-Pues…
-¿No sabes quién eres?
-¿No soy Tú?
-Si fueras yo, tú y Yo seríamos uno.
-Si no soy Tú, ¿quién soy yo entonces? –
pregunté.
- El gran imitador. El farsante que se hace
pasar por quien no es.
-¡El gran imitador!- dije sorprendido - ¿Y a
quién imito?
- Lo imitas todo porque no eres nada sin
aquello a lo que imitas.
-Ponme un ejemplo – le insinué
-Toda tu vida es un ejemplo.
- ¿Puedes ser más concreto? -pregunté
-¿Por qué entraste en un equipo de natación si
no te gustaba nadar?
-¿Por qué entró mi hermano?
-Fuiste detrás de él imitándole, por eso nunca
llegaste a nada.
-Puede ser; no digo que no.
-¿Por qué fumaste?
-Vale, ahí sí; ahí me has pillado.
-No te he pillado en nada y te he pillado en
todo. Date cuenta que todo cuanto has hecho hasta ahora en tu vida ha sido
imitando a alguien o a algo.
-¿Por qué tuviste hijos?, y no me digas porque
querías; porque entonces yo te preguntaría: ¿quién era en verdad el que los
quería, el que imita lo que hacen otros?
-Bueno…
- ¿Por qué te casaste, por amor? El amor no
lleva implícito la condición de tener que casarse.
-Ahí no estoy muy de acuerdo contigo.
-No seas más hipócrita de lo que ya eres; no estás
de acuerdo conmigo porque no te interesa estar de acuerdo conmigo; ya que
entonces todos tus esquemas se vendrían abajo. Has de tirar tus viejos cimientos si de verdad
ansias construir algo solido, algo nuevo.
-Yo me casé por amor.
-¿Amas a tu hijo?
-Con todo mi corazón.
-Entonces, cásate con él.
-Eso es diferente.
-No es más diferente de lo que tú quieras que sea. Lo
peor es que muchas de éstas cosas aún te afectan porque todavía no has tomado
conciencia, no has reconocido en tu fuero interno, que las hiciste imitando a
alguien o algo. En definitiva, que las hiciste intentando ser algo o alguien que
habías idealizado; algo o alguien que ni eras, ni eres.
-Bueno, algo habrá que haya hecho por mí.
-Todo aquello que hayas hecho de corazón ¿A
quién intentabas imitar cuando intentaste sacarte una oposición?
-Si, tienes razón; a mi padre- contesté yo.
-¿Y por qué querías imitarle?- Me preguntó
- ¿Por qué era una referencia para mí?
-No te das cuenta de que imitando a los demás
nunca podrá ser tú mismo.
-Pero si no sé quién soy, que más me da.
-Deja de imitar a los demás, y entonces sabrás
quién eres. ¿Por qué no eres tú mismo,
cueste lo que te cueste? Sincérate contigo.
-¿Y ahora a quién estoy imitando?, digo ahora
que estoy meditando.
-Intentas ser Yo; pero mejor no intentes nada. ¿Recuerdas cuanto
querías cambiar de trabajo?, lo deseabas pero no llegaba. No sabías cómo hacerlo,
y tenías dudas al respecto. El día que soltaste ese deseo. El día que dejaste
de querer cambiar de trabajo a través de la limitada forma de tu raciocinio, tu
deseo se materializó.
-No lo había visto así, desde esa perspectiva.
-Toda tu conducta siempre imita a algo o a alguien; todos tus actos siempre
buscan imitar a algo o a alguien. Persigues lo que otros han alcanzado sin
reconocer en ti que quizás su meta no es tu meta. Hay cosas que has hecho imitando a los demás
pensando en que te gustarían, y creo que te has dado cuenta de que no fue así. Date
cuenta entonces de que en verdad sólo disfrutas, sólo te gusta, aquello que
haces sin imitar a nadie, aquello que haces siguiendo un presentimiento, una
intuición, un deseo venido de lo más profundo de tu Ser.
- ¿Eres mi alma?
-Yo Soy Conciencia. Soy lo que te queda después
de que abandones tu cuerpo. Como tú me llames es sólo un nombre que pones para
poder comprenderme, para poder conceptualizarme.
-¿Y qué es el ego?
- El ego es aquel que necesita de algo para
ser, aquel que necesita imitar a los
demás pues no tiene conciencia de sí mismo.
-Ósea, que yo soy ego.
- Si hay dos que hablan cuando sólo puede haber
uno es que uno de los dos sobra; y sobra aquel al que la muerte le puede arrebatar
todo cuanto es. A mí la muerte no me
afecta, pregúntate si a ti te afecta la muerte.
-A mi sí, claro; si me muero dejo de existir,
al menos en este plano.
-Los planos de los que tú hablas, son planos de
conciencia. Allí donde tienes tu conciencia, ése es tu plano. Imitas hasta la forma en que
habitas; por eso estás limitado por la forma que habitas. Deja
de ser quien no eres. Deja de imitar; se tú mismo. ¿Por qué imitas lo que otros
hacen?, ¿Por qué vas dónde otros van? ¿No ves que tus malos hábitos, tus vicios,
nacieron imitando a otros? ¿A quién
intentas complacer cuando imitas algo o a alguien?
-No lo sé.
-Complaces a tu ego. El sin ti no es nada, y se
vale de todo aquello que imitas para robarte constantemente tu verdadera
identidad; para hacerse pasar por Ti.
- ¿Entonces, todo aquello que he hecho en mi vida imitando a los demás es, por decirlo de alguna
manera, un fraude?
-Si.
-¡Uf!, no sé qué es mejor, si pensar que ésta
conversación no ha existido, o pensar que me la he imaginado.
-La verdad siempre persiste aunque tú no la
quieras escuchar.
Salí de aquella meditación pensando en lo que
había estado pensando a través de mi mismo.
Un duro duelo para alguien que aún no estaba
preparado para escuchar aquello que debía oír. ¿O sí?
Kriya yogui Rafael Santamaría
@kriya_yogui