jueves, 16 de abril de 2020

LA NADA; original de Rafael Santamaría


Me he vuelto más amo de mi casa que antes, sin embargo necesito más tiempo para todo. 

No he dejado de hacer cosas, pero cada cosa que hago me cuesta el doble, o el triple. 

El cansancio de "no hacer nada" es letal. 

No me cuesta respirar, gracias a Dios, pero me falta el aire. 
No sé si me entienden. 

No estamos enfermos, pero nos estamos muriendo.

Somos como ése oso que inverna, pero en la estación equivocada.

La política ha entrado en mí vida, no es mi amiga, pero vivimos juntas desde hace poco.
No tenía dónde ir (la política) y la acogí (como muchos de ustedes) en mi casa.

No para de hablar.
Es una charlatana.

Compartimos piso, que no gastos. 
Típico de ella.

No sé si me entienden.

Y tras estos días de convivencia, me he dado cuenta que nunca fui de tantas ideas como ahora. 

Vivir se ha convertido en toda una experiencia mediática.

Lo virtual ha colonizado mi vida, y ha puesto en evidencia lo que elegimos en su día como compañía de viaje.

- ¿La vida es un viaje?
- Pues sí.
- ¿Hacía dónde? 
- Cada uno se erige en su propio destino; no me pregunten a mí.

Hacía dónde vamos: todos juntos y sin ir de la mano, sólo Dios lo sabe.

Internet sociabiliza mi tiempo, lo malgasta a la vez que lo llena.
Es la diéresis de la ambigüedad sin ambición.

No habrá vuelta a la normalidad, ya no; no lo creo.
Pero no porque lo de antes no fuera la "normalidad", sino porque nunca existió ésa desconocida normalidad; y ahora, para avanzar en nuestro tiempo, según nos corresponde como especie, se nos exige encontrarla.

Ya es hora (o ya ha llegado la hora)

Todo se muere, y lo que no se muere está enfermando. 
No es un cáncer, y tampoco es un virus, ¿entonces qué es?, se preguntarán.
Nadie lo sabe, o nadie se atreve a verbalizar lo qué es.
Hay miedo de hablar porque hemos censurado al miedo con mentiras.

- ¿El miedo es un bulo?
- Pues sí. Siento decírselo pero sí.
Los demás bulos son mentiras ironizadas que justifican nuestros errores, o nuestro auto engaño.

El mundo no ha cambiado, hemos cambiado nosotros. 
Yo he cambiado. ¿Tú no? Mírate bien.

¿Que hacia dónde vamos?; ni idea. No se ve nada a lo lejos, o por lo menos yo no veo nada.

-Y esa nada que es lo único que se ve y hacia la que nos dirigimos, ¿qué es?

- Quizá nos dirijamos hacia el Abismo de Helm (J.R.R. Tolkien, El señor de los anillos) sólo quizá. 
Batalla épica, sin duda, entre el bien y el mal, donde in extremis, gana el bien.

A veces me cuesta ver el lado positivo, lo reconozco; pero no me importa, al revés, eso me hace tomar conciencia de mis limitaciones como ser humano al estar identificado con el cuerpo en el que habito.

Sólo veo esa "nada", "nada" que por otra parte también se describe en "La historia Interminable" (Michael Ende) 

Una "nada" que se va comiendo a todo un mundo enfermizo, y que sólo "Bastian": el niño que sufría bullying, transformándose en su verdadero yo: "Atreyu", consigue salvar a todo un mundo de fantasía, fantasía, que tomando conciencia y por otra parte, muy probablemente esa fuera la realidad que hemos vivido hasta ahora.

- ¿Y qué hacemos? - me pregunto yo a mí mismo en mi debate interno.
- Lo que haría cualquier persona que no sabe qué hacer - me respondo.
- ¿Y qué es? - me vuelvo a preguntar.
- Eso depende de lo que cada uno tenga en su conciencia.

La paz sea contigo
Om Shanti

Rafael Santamaría




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